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TODO POR LA PLATA

Por cuenta de su divorcio Paloma Picasso corre el riesgo de perder la mitad de su fortuna, =calculada en 1.600 millones de dólares.

11 de enero de 1999

Paloma Picasso, la hija del genial pintor español Pablo Picasso, está a punto de librar la más dura batalla legal de su existencia para impedir que su ex marido, el dramaturgo argentino Rafael López, le quite la mitad de su fortuna y a la vez la obligue a pasarle una mensualidad de por vida.
El próximo mes de febrero comenzará en Londres el proceso de divorcio y López está dispuesto a salirse con la suya. De regular estatura, pelo engominado y pinta gardeliana, el hombre que hoy reclama parte del imperio económico que ha crecido a la sombra del apellido y el talento de su mujer, apareció en la vida de Paloma en 1973, justo cuando la hija menor de Picasso acababa de recibir la jugosa parte de la herencia que le correspondía de su padre.
Cinco años después contrajeron matrimonio y durante 18 años consecutivos se les vio aparecer una y otra vez en las revistas del jet set internacional prodigándose muestras de amor y armonía.
Sin embargo la fama de vividor de Rafael acabó por aburrir a Paloma, quien al tiempo que atendía el cortejo del médico francés Eric Thèrenet, decidió abandonar a su marido en 1995. A pesar de las circunstancias la pareja resolvió de común acuerdo una separación amistosa. Tan civilizada que aunque la unión marital se dio por terminada la sociedad continuó intacta, con Rafael oficiando como asesor de su ex esposa en todos los temas relacionados con su emporio.
Sin embargo tres años después esta luna de miel empresarial también se fue a pique y tras múltiples discusiones Paloma y Rafael decidieron disolver la sociedad y terminar con el último vínculo que todavía los unía.
Hoy las relaciones entre la hija del genial creador cubista y el escritor argentino se han puesto color de hormiga. Y como no se pueden ver ni en pintura han tenido que recurrir a los tribunales para que sea la justicia de Gran Bretaña la que decida finalmente qué parte le tocará a cada uno de una fortuna calculada en más de 1.600 millones de dólares.
El proceso de divorcio apunta a ser uno de los más sonados del próximo año. Por una parte, los abogados de Rafael pelearán para que a su cliente se le conceda no solo la mitad de todo lo que posee Paloma sino para que se le asigne una pensión mensual para su mantenimiento. Los derechos alegados por Rafael están amparados en el argumento de que, según él, tuvo que abandonar su carrera de dramaturgo para concentrar todo su ingenio y esfuerzo en lo que hoy es el imperio económico de su ex mujer.
Sin embargo, Paloma Picasso también tiene mucho que decir. Al fin y al cabo fue ella misma la que desde joven comenzó a conquistar el mercado del diseño de joyas hasta construir el emporio que hoy está en disputa. A los 18 años y cuando todavía recibía una pequeña asignación mensual de su padre, había sacado a relucir la herencia de la sensibilidad artística y así había de plasmarlo en los aretes, pulseras y collares cuyo gran tamaño y notoriedad se constituyeron en su sello personal.
Siguiendo la tendencia de los grandes diseñadores de moda, Paloma incursionó en el campo de los accesorios, la cosmética facial y los perfumes con productos que han inundado los mercados del mundo con el respaldo de la firma y el prestigio de Picasso.
Esta particularidad y el hecho de ser ella la heredera directa del patrimonio de su padre (ver recuadro), hacen ver las demandas de Rafael como un simple golpe de astucia. Sin embargo habrá que esperar lo que decidan los tribunales. De lo que no cabe duda es de que el proceso de divorcio entre Paloma Picasso y Rafael López está como para alquilar balcón.