Home

Gente

Artículo

sicología

Todos para uno...

Las 11 personalidades de Robert Oxnam protagonizan su nuevo libro. Esta es la historia de cómo Wanda, Baby, Bobby, Tommy y otros habitaban el mismo personaje.

12 de febrero de 2006

Un joven explosivo y cruel, otro con tendencias suicidas, un niño temeroso y necesitado de afecto, una dulce dama, un librero y una bruja malvada, que habitan juntos en un castillo, podrían ser los personajes de un cuento de terror. Y en cierta manera lo son, porque en realidad no viven en esta fortaleza, sino en la mente del profesor Robert Oxnam. Este catedrático norteamericano ha vivido en sus 62 años varias existencias porque ha tenido 11 personalidades diferentes. Para explicar lo que ha sido sufrir del desorden de personalidad múltiple, acaba de publicar el libro A Fractured Mind (Una mente fragmentada), su autobiografía, y también las de sus 'otros yo'. Hasta comienzos de la década de los 90 su vida parecía normal: era uno de los más reconocidos especialistas en temas referentes a China, había sido presidente de la prestigiosa Sociedad Asiática y asesor de George Bush padre en las relaciones de Estados Unidos con ese país. Pero mientras su vida profesional era exitosa, en la personal empezó a imperar el caos cuando llegaron el alcoholismo, la bulimia y los repentinos ataques de histeria. Además, en algunas ocasiones escuchaba voces, perdía el conocimiento por algunos minutos y cuando volvía en sí, a veces encontraba raspones y quemaduras en sus brazos, que parecían ser producidas por cigarrillo, pero no podía recordar cómo habían sucedido. Cansado de que las terapias con su siquiatra, el doctor Jeffrey Smith, no dieran resultado, decidió asistir a su última cita en la que algo increíble sucedió. Cuando el médico le informó que ya el tiempo de la sesión se había cumplido, se sorprendió. Sentía que acababa de llegar. "Han pasado 50 minutos. ¿No recuerdas nada?", preguntó Smith, y luego continuó, "¿conoces a un muchacho llamado Tommy?" Oxnam respondió negativamente y quedó atónito cuando escuchó las palabras de su doctor: "Bueno, he pasado los últimos 50 minutos hablando con Tommy. Está lleno de rabia y vive dentro de ti". De inmediato recordó a Sybil, una película de 1976 basada en el caso real de una mujer con 16 personalidades, que le había parecido una locura. En las siguientes sesiones fueron apareciendo los otros personajes que se conocían entre sí. Uno de ellos era 'Baby', quien relató que había sido abusado, física, verbal y sexualmente por una persona cercana a la familia. Smith llegó a la conclusión de que su paciente podía haber sufrido este tipo de traumas en su infancia y que esto habría causado su enfermedad. En el libro, el especialista explica que este desorden es la versión compleja de las diferentes facetas que tiene todo ser humano porque de hecho las personas suelen tener una manera de actuar en el trabajo, otra en la casa y otra con los amigos. Pero, en este caso, las divisiones son extremas y para trabajar en ello Smith ha logrado que cada una de las personalidades salga a flote para tratar el problema. Así emergió Bobby, una de las tres personalidades que después de la terapia siguen activas además de la 'oficial' de Robert y de una tranquila mujer llamada Wanda, que antes estuvo dentro de una figura maligna llamada 'la bruja'. Bobby es un patinador de 19 años que suele meterse en problemas. Recuerda cómo en 1991, cuando asistió a una cena con Bush padre, el muchacho revoltoso no dejaba de hablar y de decir "esto es aburrido", durante la intervención del mandatario. Es común ver a este adolescente, con apariencia de hombre maduro, patinar en el Central Park con botellas en la cabeza. Los testigos se sorprenden de la habilidad con la que lo hace a pesar de sus 62 años. Por si fuera poco, Bobby ha intentado suicidarse. Su esposa, Vishakha Desai, también ha sufrido las consecuencias. Primero 'la bruja' la enfrentó: "Su cara cambió completamente y reflejaba rabia. Ella me decía: '¿Tú piensas que puedes resolver el problema de Robert, te voy a demostrar que él es un mal hombre'", recuerda. Luego casi termina el matrimonio por un affaire con una mujer joven por cuenta de Bobby, quizá la excusa con la que soñaría cualquier infiel. Sin embargo, Robert reconoció su responsabilidad: "No voy a decir que no fui yo. Claro que fui yo, una parte de mí". Y es que si no es fácil la convivencia con una sola persona y también hay quienes no se soportan a sí mismos ¿cómo será tener que vivir con 11 más?