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Según el acuerdo prenupcial de la pareja casada en 2005, Katie Holmes recibiría 3 millones de dólares por cada año que duró junto a Tom Cruise.

DIVORCIO

Tom Cruise: misión imposible

Con tres matrimonios fallidos a cuestas, pareciera que vivir con Tom Cruise es un karma. Aunque es atractivo y millonario, sus excentricidades y fe ciega en la cienciología lo convirtieron en el peor partido de Hollywood.

7 de julio de 2012

De no ser por la petición de divorcio que interpuso Katie Holmes la semana pasada, Tom Cruise habría tenido suficientes motivos para celebrar: no solo cumplió 50 años, sino también se ganó el primer lugar de la lista de los actores mejor pagados según la revista Forbes, gracias a los 75 millones de dólares que obtuvo con sus películas durante el último año. Consuelo de tontos, dicen algunos, pues al parecer el protagonista de Misión imposible está devastado con la noticia de su separación.

¿Qué les pasó?, es la pregunta que la prensa rosa intenta responder desde que Holmes formalizó la demanda en una corte de Nueva York. 'TomKat' era considerada una de las parejas más estables de Hollywood desde que contrajo matrimonio en Roma hace cinco años. La actriz, famosa por su papel en la serie adolescente Dawson's Creek, alega "diferencias irreconciliables", pero fuentes cercanas insisten en que el verdadero culpable del fracaso es su marido y su fanatismo por la cienciología.

Porque Cruise, además de ser una de las figuras más poderosas del mundo del Entretenimiento, es uno de los mayores adeptos de ese culto que en Francia y otros países de Europa es descrito como una 'secta siniestra'. Fundada en los años cincuenta por el escritor L. Ron Hubbard, la cienciología ha atraído a alrededor de 10 millones de seguidores en el mundo con cursos de autoayuda y teorías que parecen sacadas de un libro de ficción de H. G. Wells. Desde que el actor entró a esa iglesia a mediados de los ochenta, por sugerencia de su primera esposa, Mimi Rogers, no solo se convirtió en su rostro más visible, sino en el segundo al mando.

Es tal su fervor que, además de predicar y donar cientos de miles de dólares al año, Cruise está empeñado en que su hija menor, Suri, ingrese a la Organización del Mar (o Sea Org), una orden de la que hacen parte los miembros más devotos de la cienciología y que funciona como un centro de adoctrinamiento infantil. La sede principal es un lujoso barco llamado Freewinds, donde el actor suele festejar sus cumpleaños. Pero no cualquiera puede abordarlo. Sus pasajeros deben pasar por el polígrafo y firmar un contrato en el que se comprometan a servir a la iglesia durante los próximos 1.000 millones de años. Según cuenta el periódico The Times en un extenso reportaje, Katie nunca estuvo de acuerdo con que su pequeña de 6 años se uniera a dicha orden y quizás esa es la razón por la que hoy está solicitando la guarda y custodia de la niña.

Después de todo, ella conoce mejor que nadie las excentricidades de su marido. La más recordada de todas ocurrió precisamente cuando su relación apenas empezaba y Tom, para expresarle su amor, se puso a saltar sobre un sofá durante el popular show televisivo de Oprah Winfrey. Dos meses después del legendario video, el protagonista de Top Gun le pidió la mano en la Torre Eiffel. La boda se celebró por todo lo alto en un castillo italiano del siglo XVI, pero para ese entonces familiares y amigos ya habían notado un cambio en la personalidad de la actriz, que es 17 años menor que Cruise.

Aunque Katie creció en una familia católica de Ohio, solo le tomó dos semanas renunciar a sus creencias para unirse a la cienciología. Se rumora incluso que tuvo que someterse a un 'lavado de cerebro' y presentar varias audiciones con tal de ganarse la aprobación de ese culto y ser elegida como la pareja ideal de Cruise. Si bien la actriz jamás ha confirmado esas versiones, lo extraño es que justo por esos días se alejó de sus seres queridos, despidió a su manager y rechazó aparecer en la segunda parte de Batman dirigida por Christopher Nolan. Cuando su carrera en el cine apenas despegaba, semejante decisión levantó una gran polémica en Hollywood, donde no tardaron en aparecer campañas con el lema de 'Liberen a Katie'.

El comportamiento de Cruise también ocupó los titulares. Sus constantes y estrambóticas muestras de amor lo dejaron como un loco ante el público y lo más grave de todo es que influyeron para que los dueños del estudio Paramount Pictures lo despidieran. Pero eso no hizo sino reafirmar su fe en la cienciología. Además del video de Oprah, en internet también circula una grabación en la que Cruise dice que solo los cienciólogos conocen la verdad del mundo y por lo tanto son los únicos que pueden ayudar a los demás: "Somos las autoridades de la mente... podemos rehabilitar delincuentes, hacer la paz y unir culturas". Al menos a él le ayudó a superar su dislexia y a dejar atrás los traumas de infancia que le ocasionaron el maltrato y abandono de su papá.

El actor está tan convencido de los milagros de la cienciología que, antes de su relación con Katie, ya había intentado reclutar a sus otras novias. Nicole Kidman, su segunda esposa, aceptó abandonar la Biblia en 1990 y dedicarse al estudio de la dianética, entre otras doctrinas. Pero la pareja, considerada como la 'Brangelina' de la época, se separó una década después porque, según se dice, los líderes de la iglesia habrían convencido a Tom de que la australiana no era de fiar. La razón: su papá, Anthony Kidman, es un reconocido psicólogo clínico, profesión que la cienciología siempre ha mirado con recelo. Algo similar le sucedió con su siguiente conquista, Penélope Cruz. Aunque muchos pensaban que la relación terminaría en boda, el padre de la española se encargó de separarlos con la ayuda de organizaciones dedicadas a rehabilitar personas atrapadas en cultos religiosos.

Ya muchos dicen que Cruise tiene una maldición con el 33, pues esa es la edad exacta que tenían Rogers y Kidman cuando decidieron abandonarlo. Las supersticiones también persiguen a Katie, pues además de que acaba de cumplir 33, todo apunta a que un grupo de hombres al servicio de esa religión la ha estado vigilando a las afueras de su nuevo apartamento en Manhattan durante los últimos días. Aunque los directivos de la cienciología lo niegan, quienes conocen esa iglesia por dentro aseguran que a la joven le será muy difícil escapar de sus tentáculos de un día para otro.

En todo caso, Katie está dispuesta a hacer lo imposible para volver a ser la misma de antes. Y ya dio el primer paso al protagonizar la portada de agosto de la revista Elle, donde sale con una imagen que dista mucho de la mujer sumisa en la que se había convertido desde que conoció a Tom: "Me siento más sensual y me estoy empezando a encontrar a mí misma. Es como una nueva etapa", asegura. Entre tanto, Cruise, del que se ha dicho hasta la saciedad que es gay y usa sus matrimonios como fachada, ha resultado ser un personaje todavía más complejo que la larga lista de papeles que ha caracterizado. Mientras los guionistas se han empeñado en convertirlo en vampiro, apostador, piloto, detective y veterano de guerra para llenar las salas de cine, no se han percatado de que su vida, que tiene cada vez más tintes de ficción que de realidad, podría ser el próximo gran éxito de taquilla.