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TU ME ACOSTUMBRASTE

El ex marido de Joan Collins la demanda por US$ 80 mil mensuales porque no soporta regresar a la pobreza.

8 de junio de 1987

Si Alexis Carrington no ha encontrado rival que le compita en su maldad en "Dinastía", en la vida real Joan Collins se está tropezando con un malevo de proporciones gigantes, que quiere sacarle dinero y está contando en voz alta las intimidades de su relación.
El lío -porque es todo un lío de tribunales y de periodistas del chisme al acecho- comenzó en diciembre del año pasado cuando la actriz inglesa de 53 años se aburrió de Peter Holm, su marido de 39 años, y lo echó de la casa. Cuatro meses después del incidente de desamor, el hombre decidió que había llegado la hora de la venganza y puso una demanda a la actriz para obligarla a pasarle 80 mil dólares mensuales (es decir, 18 millones 880 mil pesos cada mes, lo que al año da unos 226 millones 550 mil pesos) como cuota de sóstenimiento.
La petición de Holm, considerada desmedida por allegados a los tribunales donde se desarrollan las audiencias, está basada exclusivamente en que esa es la plata que necesita para seguir viviendo al ritmo que llevaba en su relación con la célebre y escandalosa actriz. Es decir, como canta el bolero, para el inglés el problema es que "tú me acostumbraste" a llevar un tren de gastos vertiginoso.
Para respaldar sus peticiones Holm no ha tenido inconveniente en presentar ante los jueces recibos de gastos hechos durante los trece meses en que fue marido de Joan Collins y, con ellos, pretende que su ex mujer lo siga sosteniendo en estos rubros mensuales: 12 mil dólares para comprarse vestidos, 16 mil para arrendar una casa apropiada, siete mil dólares para pagarle el sueldo a los sirvientes que deben atenderlo en la casa, 1.300 dólares para la cuenta de teléfono, 1.900 para gastos menores como caja menor y otros muchos que llegan, incluso, a la compra de libros por 280 dólares mensuales y el mantenimiento de tres carros, entre ellos uno en París -marca BMW- que siempre debe estar listo cuando al desengañado marido le dé por irse a mirar otra vez el Sena.
Aunque la demanda es desproporcionada, Holm la piensa llevar hasta sus últimas consecuencias, convencido de que eso es lo que valen sus servicios dobles de marido y manager durante trece meses que duró la relación. "En ese lapso, Joan Collins ganó cinco millones de dólares y muchos de ellos fueron por su eficacia", dijo en una de las audiencias.
Ante los tribunales, el asunto ha sido movido. Holm no solo llevó las cuentas de lo que cuesta su vida, sino que no ha tenido ninguna inhibición para contar las cosas que entre ellos solo se decían en voz baja. Para empezar, el primer día de audiencia, el ex marido, que antes de la Collins era un vendedor de contestadores automáticos en Londres, empezó por relatar aquella tarde de julio del 83 en que un flechazo de Cupido lo empezó a unir a la actriz de "Dinastía". "Ambos nos enamoramos", concluyó después de contar cómo y hasta qué hora bailaron. También relató que en Los Angeles ("a donde fui llamado insistentemente por Joan"), el primer día terminaron abrazados, besados, bailados y amanecidos en una fiesta en casa del magnate de Play Boy Hugh Hefner. Pero aclaró: "Esa vez no dormí con ella por respeto a su hija Katy. Dormí en su cuarto de huéspedes".
Para muchos observadores de este enorme juicio-escándalo-chisme, las peticiones de Holm no van a prosperar, en parte por su desproporción y en parte porque a Joan Collins se le han salido las garras de Alexis Carrington y no está dispuesta a dejarse chantajear y ganar el pleito. Ella, con toda precisión y con una sonrisa de cinismo muy digna de Alexis, contó ante los jueces que en los trece meses de matrimonio con Holm se le desapareció un millón de dólares.
El lío, pues, está encendido. Joan Collins, quien se ha lucrado de Alexis Carrington durante varios años, ahora ha asumido un poco su sangre fría su cálculo, su malicia, su maldad, para no dejarse de su ex marido inglés que le salió todo un avión.