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Con la orquesta La Verdad El joe recorrió el mundo y entre 1985 y 1990 produjo un álbum por año y cada uno traía un hit más arrollador que el anterior. | Foto: Archivo SEMANA

MÚSICA

Un año sin el Joe Arroyo

Víctima de un paro cardiorrespiratorio y una enfermedad renal, la voz del Centurión de la Noche se acalló para siempre a las 7:45 de la mañana, hace un año. Semana.com le rinde un homenaje.

26 de julio de 2012

Álvaro José Arroyo solía cantar con un balde en la cabeza, de los que usaba para llevarle agua a su mamá, y alternaba entre el coro religioso y sus frecuentes apariciones en los burdeles de Tesca, antigua zona de tolerancia de Cartagena. Apenas tenía 13 años pero ya había decidido que lo suyo era la salsa, con Richie Ray y Bobby Cruz como referentes. Y no estaba equivocado.

Cuando lo escucharon, los ejecutivos de Discos Fuentes lo reclutaron en 1972 para ser una de los voces de la orquesta del momento: Fruko y sus Tesos, que acababa de perder a su vocalista Piper Pimienta.

Con apenas 17 años conformó con Wilson Manyoma Saoko un dúo que dejó huella en la música tropical colombiana. De esta época son canciones que todavía hoy suenan, como Nadando, Manyoma, Confundido y  El caminante. 
 

 
Cuando el Joe fue padre por primera vez en 1975, compuso Tania, una canción dedicada a su hija que buscaba darle gracias a la vida por el hermoso regalo de ser papá.
 
 
 
 
Después de casi una década de solo éxitos con Fruko, el Joe sintió que era hora de brillar con luz propia y, según ha dicho, movido por un sueño que tuvo, decidió montar su propia orquesta: La Verdad, proyecto que tardó varios años en despegar.
 
En ese lapso tuvo una fuerte crisis de salud a la que llegó tras tomar la ruta de los excesos y que llevó a una emisora de Barranquilla a anunciar su muerte. Problemas con la tiroides por poco obligan a los médicos a extirpar esta glándula, lo que habría comprometido sus cuerdas vocales. Por suerte, a punta de yodo radioactivo se recuperó. Y de qué manera.

Vino entonces la cúspide de su carrera. Con La Verdad recorrió el mundo y entre 1985 y 1990 produjo un álbum por año, y cada uno traía un hit más arrollador que el anterior.
 
De esta época es 'Rebelión', una declaración de principios, una canción sobre la opresión de los españoles a su pueblo que ha sido centro de jolgorios y estudios académicos por igual y que partió en dos su trayectoria. Con ella refrendó su ingreso a las grandes ligas de la música latinoamericana. Rebelión también le abrió las puertas de la BBC, que le dedicó un capítulo de una serie documental sobre músicos sobresalientes de todo el mundo.
 
 

 
 
Por esta época también les cantó a los reyes de España en Expo Sevilla 92, el diario The New York Times se refirió a él como uno de los artistas más importantes del planeta y firmó en Inglaterra con el sello Island Records, el mismo de Bob Marley y U2. Además, ganó cuantos Congos de Oro quiso en el Carnaval de Barranquilla, y una noche de 1992 en la que festejaba sus veinte años de vida artística se dio el lujo de convocar a 60.000 seguidores en El Campín. 

Tras alcanzar la cima, vino la retirada, a finales de los noventa. Pasó su última década en "cuarteles de invierno", con pocas apariciones y muchas malas noticias, entre ellas una que lo devastó: la muerte de su hija Tania, en 2001.
 
Todo esto entre múltiples complicaciones de salud: a sus problemas con la tiroides se sumaron una infección en los pies, fallas en los pulmones, hinchazones constantes en la piel, fatiga muscular y, por último, una insuficiencia renal.
 
Murió, a los 55 años de edad, el martes 26 de julio de 2011 en la clínica La Asunción, Barranquilla, tras estar hospitalizado un mes en la unidad de cuidados intensivos por cuneta de una neumonía, una crisis cardiaca y una insuficiencia renal. Hoy toda Colombia lo recuerda mientras sus herederos continúan en disputas legales. Aunque el Joe ya no esté, su voz, su música y sus letras vivirán para siempre. Este cartagenero ya se ganó un lugar en el Olimpo de la Salsa.