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UN HOMBRE DE TEMPESTADES

CON EL PROCESO DE PAZ ESTANCADO, EL NOMBRE DE HORACIO SERPA-DUCHO EN CAPOTEAR COYUNTURAS DE ALTA TENSION-SURGE COMO AS EN LA MANGA DE GAVIRIA.

24 de febrero de 1992

SU GRAN BIGOTE TIPO PERSIANA PARECE siempre llegar antes que él y hace antesala a un rostro que revela, además de los rasgos, el talante santandereano. Mirada directa, voz firme, actitud de alerta y temperamento fuerte, pero adobado por muchos años de moverse a salvo por el cambiante mundo de la actividad política. Es Horacio Serpa Uribe, el hombre que el Gobierno eligió para ponerse al frente de los diálogos de paz con la Coordinadora Guerrillera, en un momento en el que las expectativas de la opinión pública sobre los sucesos de Caracas alcanzaban un punto insostenible. La paz a más preciada estrella que este Gobierno quiere alcanzar tras un largo proceso de dar pasos adelante y atrás, llegó a un punto de estancamiento que indujo al Gobierno a hacer un cambio de "peones" para continuar su ajedrez político. Entonces el nombre de Horacio Serpa apareció en el primer renglón de la lista. Un abogado bumangués que bordea los 50 años, que ha tenido a Barrancabermeja como epicentro de su vida diaria, y quien rechazó el ofrecimiento para ocupar el nuevo cargo de Fiscal General de la Nación para aceptar la Consejería de la Paz.
No es la primera vez que el nombre de Serpa aparece como carta en la manga del Gobierno en un momento de alta tensión. Tras el asesinato del procurador Carlos Mauro Hoyos, y cuando el terrorismo generalizado se encontraba en la cresta de la ola, fue él la persona que eligió la administración Barco para ocupar el cargo vacío en el Ministerio Público. Más tarde, cuando el entonces ministro de Gobierno, Carlos Lemos Simmonds, salió precipitadamente de su cargo en medio de una acalorada polémica sobre el presidente Barco, fue de nuevo el nombre de Serpa Uribe el que trajo consigo la calma después de la tempestad.
Ahora, frente a la Consejería para la Paz, Serpa tendrá que poner a prueba su experiencia profesional. El número, variedad e importancia de los cargos que ha ocupado, lo convierten en la persona con el perfil idóneo para aprovechar un muy particular cuarto de hora en el proceso de paz. Haracio Serpa no sólo ha vivido desde su infancia en zonas calientes de violencia, sino que ha sido abogado, juez, secretario de educación, alcalde, representante a la Cámara, senador de la República, presidente del Directorio Liberal de Santander, procurador General de la Nación, ministro de Gobierno y presidente de la Constituyente.
Consciente de la gran responsabilidad que se ha puesto en sus manos, Serpa asegura que "estoy dispuesto a jugármela toda, inclusive a quemarme". Entre otras cosas porque tanto él como el Gobierno del presidente Gaviria saben que en la difícil mesa del proceso de paz, esta puede ser la última carta por jugar.