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Un país en dos ruedas

El periodista británico Matt Rendell acaba de ser premiado en su país por el libro 'Los reyes de la montaña', una historia del ciclismo colombiano y también del país.

5 de mayo de 2003

Matt Rendell nació muy lejos de las serpenteantes carreteras de los Andes colombianos que llevan al páramo de Letras, al alto de Minas, a La Línea y a La Tribuna. Tampoco se enteró de las hazañas de Ramón Hoyos, Cochise Rodríguez, Rafael Antonio Niño y Lucho Herrera en su Inglaterra natal. Sin embargo es tal su pasión por el ciclismo colombiano que parece haberse criado entre bielas y tubulares y que sus ídolos desde su infancia no hubieran sido los atletas Sebastian Coe y Steve Ovett sino los escarabajos que año tras año paralizaban al país en la Vuelta a Colombia y después en las carreteras de Europa. Su libro The kings of the mountains (Los reyes de las montañas) recibió el premio que le otorga el National Sporting Club al mejor escritor novato. Más que un recuento muy completo del ciclismo, este libro es una interpretación personal de la historia de Colombia en la que muestra la compleja realidad del país. Rendell, quien es corresponsal de El Colombiano, de Medellín, y colaboró con la revista británica Pro Cycling, utiliza las grandezas y miserias de un deporte como el ciclismo para explicar las contradicciones y características de la sociedad colombiana, que en épocas muy duras de su historia, como la violencia y las repúblicas independientes, se sirvió de los escarabajos como emblemas de unidad nacional. "Escribí el libro para romper esa imagen maniquea que tienen en Gran Bretaña sobre Colombia, la de un país plagado de asesinos y de narcos. El sólo hecho de que existan eventos como la Vuelta a Colombia y el Clásico RCN da a entender que existe una gran infraestructura y que por este país se puede circular". Como buen inglés Rendell, de 38 años, era aficionado al atletismo. Su pasión por el ciclismo nació en 1989 cuando estudió en Trieste, Italia, y su contacto con el ciclismo colombiano llegó más tarde, ya en Londres. "Alguna vez tuve que hacer una traducción para la televisión inglesa y supe de la existencia de Chepe González, un campesino que con sus esfuerzos y sacrificios sostenía a su familia, un deportista muy alejado del estereotipo del ciclista italiano, belga o francés. En 1998 vine a Colombia por rebeldía contra esa imagen de país paria, pero también por curiosidad e intuición: quería saber de dónde venía Chepe". Y le gustó. Rendell descubrió "un país muy parecido a Italia", de familias unidas, donde la gente habla de comida, donde existe una gran pasión por lo propio pero donde también se siente amor por lo extranjero. El vínculo se fortaleció en 2000, cuando hizo un documental para la televisión británica que se llama igual que el libro. A Rendell, sin embargo, no le interesa el deporte. Le parece banal cronometrar a una persona porque corre. Lo que lo atrae es compartir vivencias con los atletas y encontrar la simbología que hay detrás. "Por ejemplo, la similitud que se puede establecer entre ciclismo y religión. En una etapa de montaña el ciclista vive un calvario. Lleva a cuestas la cruz de la nación y hace penitencia por los pecados de Colombia". Por eso considera que el deporte es como una ventana a la espiritualidad. "Es uno de los pocos escenarios donde todavía queda espacio para los milagros".