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Elizabeth Miller, experta en el Drácula literario y en el real, asegura que, a pesar de la creencia, Bram Stoker no realizó una investigación exhaustiva sobre Vlad Drácula. El escritor tomó el nombre y poco más. | Foto: AFP

PERSONAJE

Vlad Tepes, el verdadero Drácula

El príncipe medieval que inspiró al conde Drácula de Bram Stoker es un héroe para los rumanos y un monstruo para el resto del mundo.

1 de noviembre de 2014

Al llegar al palacio de Vlad Drácula en Valaquia, territorio al sur de la actual Rumania, unos embajadores que lo visitaban desde Italia comprobaron su crueldad. Se inclinaron ante él en señal de respeto pero no se quitaron sus boinas. Drácula les preguntó por qué, a lo que respondieron que era su costumbre y que no se descubrían ni ante el emperador. Entonces Vlad decidió reforzar su ‘costumbre’: ordenó fijarles con puntillas las boinas en la cabeza. Tenía un macabro sentido del humor.

El Drácula de carne y hueso no fue el vampiro que la obra de Bram Stoker gravó en el imaginario colectivo humano y que ha sido llevada al cine. No vivía en Transilvania. Tenía ojos penetrantes, estatura mediana, mostacho prominente, y era tan ilustrado en lenguas y filosofía como despiadado en la batalla. Reinó Valaquia en tres épocas distintas, pero entre 1456 y 1462 perpetró sus actos más sangrientos. En crónicas que datan de 1574 se le llamaba Vlad el empalador.

Durante su reinado insistió en que sus súbditos fueran honestos. A quien no le hiciera caso le introducía una estaca a través del cuerpo, y con ella una muerte lenta y dolorosa. La advertencia resultó efectiva, el príncipe puso una taza de oro en la plaza central de Târgoviste que nadie osó tocar. Pero iba más allá a la hora de corregir lo que no le gustaba. Invitó a los pobres y lisiados de sus terrenos a un gran festín. Les dio de comer y de beber y les preguntó si les gustaba que lo hiciera. Cuando exclamaron que sí, los quemó a todos en la hoguera para dejar en claro que no quería pobres en su territorio.

Drácula, mortal como todos, escogió la brutalidad para enviar sus mensajes, pero reservó sus mayores actos de salvajismo para sus enemigos extranjeros. Como su padre Vlad II, Vlad Drácula luchó contra los musulmanes otomanos,  los húngaros y los boyardos. En nombre de la defensa territorial y de la revancha contra sus antiguos captores, perpetró masacres y estableció su puño de hierro para gobernar y castigar a quienes lo amenazaran.

El príncipe nació en 1431, y fue criado como un guerrero y un ilustrado. En 1442 viajó con su padre, Vlad II Dracul,  y con su hermano menor Radu, al corazón del imperio otomano, hoy Turquía, a causa de un llamado del sultán Murad II a dialogar. Vlad II sabía que asistir a una cita convocada por un rival tendría sus consecuencias. El sultán dejó regresar a Vlad II a Valaquia, pero mantuvo en su poder a sus dos hijos menores para garantizar que se comportara como un aliado.

En septiembre de 2014, arqueólogos turcos descubrieron en el castillo Tokat la celda en la que el príncipe Drácula estuvo preso en el periodo entre 1442 y 1447. Lejos de su padre y en poder de los otomanos, Vlad Tepes y su hermano Radu fueron tratados bien al inicio. Recibieron tutoría en artes y ciencias y fueron entrenados en combate, pero ante una insubordinación de Vlad II, sus hijos recibieron trato de prisioneros. Los años de cautiverio marcaron a Vlad Tepes, y forjaron una manera sanguinaria de hacer las cosas que se acentuó con los años. En medio de la oscuridad, de las ratas y de los enemigos que lo mantuvieron cautivo, presenció por primera vez empalamientos masivos perpetrados por los turcos contra sus enemigos. Quedó fascinado.

En 1447, tras el asesinato de su padre y de su hermano mayor Mircea en Valaquia,  los otomanos decidieron liberar a los dos hermanos. Vlad volvió a su tierra para tomar el poder aprovechando la ausencia de quien había asumido el poder, el rey Vladislav II. Pero dos meses después Vladislav II regresó y recuperó su trono. Vlad solo pudo hacerse con el trono permanentemente desde  1456 cuando se consolidó como el amo y señor de Valaquia.

Vlad Tepes, Vlad Drácula, Vlad el empalador, es admirado o condenado según quién cuente el cuento. En su natal Rumania lo ven como un gobernante justo que hizo lo necesario para defender el orgullo y el territorio de su pueblo. Los recuentos turcos y sajones lo muestran como el más sangriento monarca de la edad media con anécdotas no comprobadas de que mojaba el pan con la sangre de sus víctimas. Entre 1460 y 1470, gracias a la invención de la imprenta, los relatos que circulaban oralmente fueron impresos en panfletos y dieron larga vida a la leyenda.

El significado del nombre Drácula tiene dos explicaciones. En latín, Drácula traduce ‘hijo del dragón’, un título que Tepes ostentaba con orgullo pues su padre –Vlad II, también conocido como Vlad Dracul- había sido nombrado por Segismundo de Luxemburgo miembro de la Orden del Dragón, un grupo conformado para luchar contra la herejía y el islamismo. La segunda explicación parte del rumano, un idioma en el que ‘Drac’ traduce diablo, y ‘ul’ es un artículo indefinido. ‘Dracul’ traduce el diablo y Drácula traduce hijo del diablo. Fue esta segunda interpretación la que sedujo a Bram Stoker a la hora de bautizar a su vampiro.

El hombre real no hundía sus colmillos en sus víctimas, pero era creativo para sembrar miedo con estacas, líquidos calientes y espadas. Vlad Tepes defendió sus territorios usando estrategias de guerrilla contra ejércitos turcos más numerosos, y asesinó a más de 80.000 personas en distintas masacres. Para repeler un ataque de Mehmet II, le organizó como bienvenida un bosque de prisioneros de guerra empalados. El macabro espectáculo, incluso en el marco de la Edad Media, impresionó tanto al sultán que se retiró momentáneamente.

Elizabeth Miller, profesora emérita de la Newfound University en Canadá, ha investigado a profundidad el fenómeno Drácula y ha escrito numerosos libros sobre la novela de Stoker y sobre el príncipe rumano. A pesar de los argumentos de muchos historiadores como Radu Florescu y Raymond McNally, Miller dijo a SEMANA que Drácula inspiró a Stoker pero muy superficialmente: “El nombre Vlad no aparece nunca en el libro, y tampoco hay referencias a las atrocidades de Tepes. Stoker tomó prestado el nombre Drácula de un libro de referencias y lo usó en la novela de vampiros que había empezado a escribir. Sin embargo, sabía poco de Vlad. Todas las otras referencias históricas de la novela se pueden encontrar en fuentes que Stoker cita en sus notas de investigación que tomó para su novela”.

El castillo Tokat será restaurado como atracción turística. Los visitantes podrán tomar té y mirar el paisaje donde uno de los personajes más crueles de la historia aprendió a infundir terror. El príncipe Drácula cayó en combate en 1476, poco después de reclamar por tercera vez el poder en Valaquia. A diferencia del conde Drácula, era tan mortal como todos los humanos, pero mucho más despiadado que la mayoría.