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¿Y las niñas qué?

Un mes despues de la muerte de sus hermanos, Uday y Qusay, una nueva vida comienza para las hijas de Saddam Hussein, Raghad y Rana, de 36 y 34 años.

11 de diciembre de 1980

Cuando las dos mujeres huyeron de Irak, Abdullah II, rey de Jordania, pidió permiso al gobierno de George W. Bush para asilarlas. Estados Unidos acaba de dejar saber que no tiene ningún cargo contra ellas. En realidad ambas fueron víctimas del régimen de su padre. Resulta que sus esposos, los hermanos Hussein y Saddam Kamel Hassan, encargados del programa de armas y de la policía secreta, respectivamente, fueron acribillados en su propia casa por orden del dictador durante una operación dirigida por Uday y Qusay. La razón, peleas de poder con sus cuñados, y por eso habían huido con sus esposas y siete hijos a Jordania. Allí llegaron a decir públicamente que ayudarían a derrocar a su suegro y dieron información a Estados Unidos. Difícil pensar que después de esto podían ser perdonados. Pero al no tener apoyo norteamericano Raghad y Rana pidieron clemencia a su padre para volver y éste, asegurándoles que nada les pasaría, permitió el retorno. Dos días después, en febrero de 1996, la promesa se rompió: obligó a sus hijas a divorciarse y ordenó matar a sus esposos. Ambas insisten, sin que nadie les crea, que no saben nada de su padre y que la última vez que tuvieron razón de él fue cinco días antes de que empezara la guerra. A pesar de todo describen a Saddam como "un buen padre, amoroso, de buen corazón". Estas fotos son un recuerdo de aquellos buenos tiempos.