El Presidente electo de Chile, Sebastián Pinera, celebra su victoria en las elecciones. | Foto: Jorge Saenz/AP

AMÉRICA LATINA

Chile: fin a dos décadas de gobierno de izquierda

Tras 20 años de gobiernos de centro-izquierda, Chile giró a la derecha. El empresario Sebastián Piñera fue elegido Presidente del país austral.

18 de enero de 2010

"Súmate al cambio", fue su consigna de campaña. Y Chile aceptó la invitación: el empresario Sebastián Piñera, de la conservadora Coalición por el Cambio, resultó elegido presidente y llevará a la derecha al gobierno por la vía democrática por primera vez en medio siglo.

El candidato derrotó en una reñida segunda vuelta al representante del oficialismo, Eduardo Frei, y puso fin a dos décadas continuadas de gobierno de centro-izquierda en el palacio de La Moneda.
 
"(La ciudadanía) ha optado por la alternancia y nos ha entregado la maravillosa responsabilidad y el desafío de conducir los destinos de la patria", dijo el hombre que sucederá, desde marzo, a Michelle Bachelet.
 
Las celebraciones no se hicieron esperar: apenas unas horas después del cierre de las mesas, el conteo oficial ya incluía el 99,2% de los votos emitidos y otorgaba al ganador un 51,61% de las preferencias, contra 48,38% de la Concertación.

Entre ritmos de cumbia, suelta de globos y lluvia de papelitos, el mandatario bailó sobre el escenario abrazado a su familia –esposa y cuatro hijos, caras conocidas de muchos mitínes de campaña-, después de llamar a un gobierno "de unidad nacional" y prometer atención a la clase media y los más pobres.

En la Alameda, en el centro de Santiago, unos 4.000 seguidores agitaron banderas con la estrella multicolor de la alianza piñerista y bustos de yeso en miniatura con la imagen del fallecido Augusto Pinochet.

"Se siente… Piñera presidente", lo vivaron sin pausa, sin ahorrarse abucheos para el derrotado Frei, la Concertación y "el comunismo".

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Cuarto intento
 
Aunque las encuestas siempre dieron como favorito a Piñera, días antes de la votación las proyecciones señalaban que había un "empate técnico". Finalmente, el recuento reveló 3,2 puntos de ventaja a favor del empresario, y su rival no tardó en asumir públicamente la derrota.

"Le deseo éxito en su gestión. Espero que prevalezca el diálogo, los acuerdos y las conquistas sociales que tanto nos ha costado lograr", expresó Frei, quien presidió Chile entre 1994 y 2000.

Para Piñera, la cuarta es la vencida: ya había intentado tres veces llegar a La Moneda y se había quedado en el camino. La última, contra la actual mandataria Bachelet, quien lo derrotó en segunda vuelta en 2005. Esta vez, la cruzada tuvo un final distinto.

Según analistas consultados por BBC Mundo, el mensaje de cambio del flamante presidente caló a tiempo en una ciudadanía disconforme y en una arena política movediza, con una fuerza de gobierno desgastada por años de ejercicio del poder y por insalvables diferencias internas.

"El triunfo de Piñera es más bien explicable por la derrota de la Concertación, es algo que debía venir en algún momento. Cuatro gobiernos consecutivos es una excepcionalidad y un quinto lo hubiera sido aún más", afirmó el politólogo Carlos Hunneus, director del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC).

Gerente

 
Una de las razones que esgrimen los partidarios de Piñera para darle su apoyo tiene que ver con su trayectoria en el mundo de los negocios. Multimillonario dueño de empresas emblemáticas de Chile -como la aerolínea LAN, el club de fútbol Colo-Colo y la televisora Chilevisión-, el nuevo presidente ha vendido una imagen de sí mismo: la de buen gerente.

"Tuvo una mejor campaña, mejor financiada… Pero, más allá de eso, el cambio que sin duda el país quiso es un cambio de gerencia, y creen que Piñera lo puede hacer mejor", opinó Robert Funk, académico de la Universidad de Chile.

Pero ésta es, también, la principal reserva de quienes miran la figura del presidente-gerente con recelo. Desconfían, sobre todo, de cómo resolverá el hombre los vínculos entre política y negocios y los evidentes conflictos de intereses.

En su entorno, sin embargo, aseguran que las acciones de las empresas en las que participa se pondrán a la venta "el mismo lunes".

Carne y grasa
 
En su discurso tras la victoria, Piñera utilizó una metáfora carnívora para anticipar el modelo de país que tiene en mente: promoverá, dijo, un Estado "con mucho músculo y poca grasa", donde se favorecerá el emprendimiento y la iniciativa privada.

Muchos temen, sin embargo, que este plan opere en detrimento de los planes de protección social, uno de los logros más sonados del gobierno de Bachelet. Algo que en el equipo de Piñera niegan contundentemente.

"Claro que se van a continuar esas políticas sociales, las vamos a mantener y extender a otras áreas, con énfasis en políticas para la mujer y en el plan Ingreso Ético, que garantiza un nivel de vida digno a las familias", detalló a BBC Mundo Cristián Larroulet, uno de los gestores del plan gubernamental piñerista.

Para el analista Carlos Hunneus, esta disyuntiva entre innovación y continuidad será uno de los principales desafíos.

"La derecha deberá aprender a conciliar lo que está establecido con el cambio que propone, y decidir qué de lo impulsado en 20 años de Concertación va a mantener y con qué intensidad", señaló el académico del CERC.

En las filas del nuevo jefe de Estado, hablan de una "nueva transición", después de aquella que realizara Chile entre el régimen militar y la democracia en los ‘90.

Ahora, la propuesta es pasar "de país subdesarrollado a desarrollado". Para eso, dicen, sabrán darle a Chile impulso.