Fidel Castro está dispuesto a conversar con Obama

5 de diciembre de 2008

El ex presidente cubano Fidel Castro se mostró dispuesto a "conversar" con el mandatario electo estadounidense Barack Obama, aunque descartó que el nuevo gobierno en Washington mejore automáticamente sus relaciones con Cuba.

"Con Obama se puede conversar donde lo desee, ya que no somos predicadores de la violencia y de la guerra", expresó el líder revolucionario en una de sus habituales "Reflexiones", la columna de opinión en la cual suele fijar sus posiciones.

"Debe recordársele que la teoría de la zanahoria y el garrote no tendrá vigencia en nuestro país", agregó Castro, refiriéndose a la política estadounidense de sanciones contra la isla que ya lleva más de cuatro décadas tratando de lograr un cambio en el sistema comunista de gobierno.

Recientemente el actual presidente Raúl Castro aseguró en una entrevista que estaba dispuesto a entrevistarse con Obama, pero en un lugar neutral, fuera de territorio estadounidense.

Fidel Castro hizo un análisis de varias declaraciones realizadas por Obama durante su campaña con relación a la isla y el anuncio del entonces candidato _en mayo y ante un poderoso grupo de cubano-estadounidenses_ de mantener el embargo a la nación caribeña.

"No dejé de ser amable con el candidato de piel negra, en quien veía mucha más capacidad y dominio del arte de la política que en los candidatos adversarios, no sólo en el partido opuesto sino también en el seno del suyo", comentó Fidel Castro.

Castro aprovechó además para reflexionar sobre las figuras que compondrán el gabinete de Obama, especialmente su ex contrincante Hillary Clinton, designada como secretaria de Estado.

"No olvido, por mi parte, que fue... la esposa del presidente (Bill) Clinton, que sancionó las leyes extraterritoriales Torricelli y Helms Burton contra Cuba. Durante su lucha por la postulación, ella se comprometió con dichas leyes y con el bloqueo económico. No me quejo, simplemente lo hago constar", señaló Castro.

Asimismo el barbado líder mostró su sorpresa por la continuidad del cargo de secretario de Defensa en manos de Robert Gates, quien está en la dependencia bajo el mandato de George W. Bush y fue ratificado en el cargo por Obama.

A lo largo estos años, Castro no escatimó adjetivos contra Bush, al cual calificó de mediocre, fundamentalista y hasta alcohólico.

El gobierno de éste fue uno de los más duros en contra de La Habana y nunca ocultó su compromiso con los exiliados cubanos más radicales.

Castro insistió en la necesidad de analizar de manera "serena y sosegada" las situaciones antes de sumarse a "la poderosa marea de las ilusiones que en la opinión pública internacional despertó Obama".
 
Con información de AP