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El presidente Juan Manuel Santos y su homólogo chino, Hu Jintao. | Foto: EFE

RELACIONES EXTERIORES

Adiós a Mao

Después de 10 días, tres destinos distintos y mas de 48 horas en un avión, el presidente Santos regresa a Bogotá. SEMANA presenta, en cinco puntos, el balance de la gira presidencial a Singapur, Beijing y Shanghai. ¿Valió la pena el viaje?

14 de mayo de 2012

1. Hola, Beijing

El hecho de visitar a la segunda potencia mundial es, en sí mismo, un logro. No fue fácil concretar la reunión y el lobby por parte de Colombia duró mas de un año. Fue una visita de Estado, lo cual implica que la delegación colombiana tuvo reuniones de muy alto nivel. Mientras en la histórica plaza de Tiananmen ondeaban banderas colombianas, Santos se entrevistaba con la crema y nata del partido comunista. Tuvo encuentros con Hu Jintao, Gen Giabao, lo que no es usual. Aunque los temas en común no eran evidentes, se avanzó en temas de cooperación (van a donar casi seis millones de dólares), fortalecimiento de lazos comerciales y consolidación de una relación más cordial. Colombia estaba rezagada en su aproximación con Asia, sobre todo comparado con otros países de América Latina, entre ellos Chile y México, y esta visita ayudó para recortar esa distancia. Aunque todavía falta mucho por hacer, esta visita plantó los cimientos de proyectos concretos que pueden afianzar aún más la relación y esclareció cuáles son las oportunidades y los sectores en los que se pueden lograr sinergias. En materia política y diplomática, Santos y Jintao también discutieron algunos de los temas del Consejo de Seguridad como el medio ambiente, la próxima cita mundial de Río + 20 y la situación en Siria.

2. Del dicho al hecho

Fue una visita con resultados concretos que no se quedó en el besamanos protocolario ni en las declaraciones gaseosas que suelen repetir los mandatarios. En esta ocasión, por ejemplo, se firmaron 9 acuerdos en material agrícola, comercial y de infraestructura y se le dio visto bueno al memorando de entendimiento para el TLC. Más allá de los papeles firmados, los chinos mostraron interés en 3 proyectos concretos: la red ferroviaria, la recuperación del río Magdalena y el oleoducto entre Venezuela y el Pacífico.

3. Colombia es un país “correcto”

Según varios de los empresarios más importantes de China, Colombia es un país con una posición geográfica privilegiada, y con recursos naturales que ellos quieren y necesitan (agua, biodiversidad, productos agrícolas, energía, petróleo). También ven a un país que pasó de ser un país problema a un país que hizo la tarea en materia interna. La economía atraviesa un buen momento, hay responsabilidad fiscal y buen comportamiento de la deuda y de los bonos nacionales, existe un profundo respeto por la ley, hay reglas de juego claras y la estabilidad jurídica se da por descontado. Por todo lo anterior, Colombia puede convertirse en la puerta de entrada de China a América Latina. No en vano, los chinos afirmaron que desde ahora, sus relaciones con América Latina pasarán por Colombia, un jugador cada vez más importante en el continente que como impulsor de la Alianza Pacífico, ha entendido muy bien las posibilidades y las oportunidades que un país del tamaño e influencia de China puede representar para el continente latino.

4. ¿Para qué un TLC con los chinos?

Tal vez la única gran pregunta que quedó flotando en el aire es si de verdad es necesario un tratado de libre comercio con China. Según voces expertas, los chinos necesitan de todo y lo necesitan en cantidades industriales. Ya todo lo que podemos exportar haca allá, lo hacemos. Tal vez, más que una crítica, es un llamado a hacer la tarea bien, a hacer los estudios de manera juiciosa y ver qué tanto un TLC con China beneficiaría a los dos países. ¿Son economías complementarias? ¿Qué les podemos ofrecer distinto a lo que ya hacemos? ¿Para qué embarcarnos en tantos frentes simultáneos como EE.UU., Japón, China, Corea y la Unión Europea? En otras palabras, ¿vale la pena?

5. A tomar nota

Colombia puede aprender mucho de China en varios frentes. El primero es el de la planeación urbana. Shangai, al igual que Singapur, es un ejemplo vivo de la importancia de planear las ciudades y el desarrollo que se quiere lograr en ellas. La indigencia es mínima, las invasiones ilegales son casi inexistentes y la ciudad crece de manera organizada. En otro frente, China como país es ejemplo de que asumir una actitud de liderazgo es importante para convertirse en un peso pesado del juego político internacional. Y por último, la innovación, la tecnología, la educación y el conocimiento. Ambos países se pueden caracterizar como países vibrantes que supieron aprovechar sus fortalezas para despegar. Son dos ejemplos que Colombia debe tener en mente para replicar sus modelos más exitosos. Todo esto para que de este viaje quede más que una postal.