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La canciller alemana, Angela Merkel, también asumirá durante el 2007 la presidencia de l Consejo de Europa y del G8

Uniòn Europea

A la alemana

Bajo el liderazgo del país más grande del 'club', Europa aspira a salir del estancamiento.

6 de enero de 2007

"Sólo una Europa unida puede asumir los compromisos de la globalización, del comercio mundial, pero también de la violencia, el terror y la guerra". Con esta frase, la canciller alemana, Angela Merkel, estrenó su presidencia del Consejo de Europa, en un clima de esperanza por recobrar el ímpetu del pasado para que la Unión Europea, que cumple 50 años, salga del atolladero y se convierta en un motor político y económico mundial.

Rumania y Bulgaria, los dos nuevos socios, llegan a una Unión Europea empantanada desde el "no" de Francia y Holanda a la Constitución Europea. De allí las ilusiones puestas en Merkel, quien se erige como la mujer más poderosa del planeta, con tres cargos a cuestas: canciller de Alemania, presidente del Consejo de Europa y del G-8, el grupo de países más industrializados del mundo. Como apunta el diario berlinés Tagesspiegel, "¿si no lo consigue Alemania, que es el país más grande de la Unión Europea, quién podría lograrlo?"

"Con 27 países con los que hay que negociar y 500 millones de habitantes que es preciso convencer, el 'carro europeo' ahora es más pesado, pero quizás esta mujer logre lo que muchos hombres no han alcanzado, y quienes la conocemos como política eficaz podemos asegurar que llegará a resultados concretos", dijo a SEMANA Marion Jungmayr, experta del Centro de Estudios Europeos de Berlín. Los tres temas clave de la Presidencia alemana son la ampliación de la Unión Europea, el medio ambiente y la Constitución europea.

La posible adhesión de Turquía, un país mayoritariamente islámico, domina la agenda de la extensión y es un dolor de cabeza por su negativa a reconocer Chipre, miembro de la Unión Europea, como Estado autónomo. Además, los procesos turcos de democratización y adaptación de su economía van tan lentamente, que siempre serán una excusa para mantenerla al margen. En el tema ambiental, Alemania impulsará un nuevo acuerdo climático que sucederá al Protocolo de Kyoto, que expira en 2012. Pero la tarea más difícil de Merkel será revivir la Constitución europea.

Por ahora cuenta con el apoyo incondicional del primer ministro italiano, Romano Prodi, quien aseguró que "2007 tiene que ser para Europa un año para un nuevo comienzo". Ambos coinciden en que no se debe dar una revisión letra por letra del tratado, sino que se deben alcanzar acuerdos por la vía diplomática para desatascar la Constitución. En los últimos meses ha crecido el consenso de que una Unión Europea no avanzará sin reglas simplificadas como las que recoge el texto constitucional.

Sin embargo, varios sectores se oponen a seguir perdiendo el tiempo en un tratado que consideran muerto. Para el diario francés Le Figaro, resucitar la Constitución "es un objetivo loable, pero difícil de lograr diplomáticamente. Los principales socios de Alemania (Francia y Gran Bretaña) se preparan para un cambio político, lo que hace imposible avanzar en un asunto tan complejo". Y según el londinense The Guardian, "Merkel debe utilizar su influencia para hacer avanzar a la Unión más allá de la estéril discusión sobre la desahuciada Constitución y debe recabar apoyo para llevar a cabo algunas reformas institucionales necesarias, aunque mínimas, para que este pesado espectáculo de 27 miembros siga adelante".

Algunos analistas estiman que Alemania, antes que embrollarse con la Constitución, se debe centrar en garantizar el suministro energético para la Unión Europea. En Inglaterra y Francia critican que Alemania, en materia energética, actúa más en su beneficio que a favor de la Unión, pues en este momento se está construyendo un gasoducto germano-ruso sin contar con Polonia. Europa necesita de la energía rusa y, por eso, diversos gobiernos hacen la vista gorda a los abusos de poder del Kremlin. "La dependencia energética es la mayor debilidad de la Unión Europea. Cada vez más expertos apuntan como única salida regresar a las centrales nucleares, lo que le crearía un dilema ante el Protocolo de Kyoto", dijo a SEMANA Bernard Reard, especialista en política energética.
En ese complejo contexto, Merkel tratará de hacer marchar el 'carro europeo´. Las apuestas a su favor superan las voces contrarias. ¿Lo conseguirá? La mujer más poderosa del mundo tiene sólo seis meses para lograrlo.