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ALFONSIN SIGUE SONRIENDO

Victoria de los radicales en la mitaca argentina afianza a gobierno

9 de diciembre de 1985

"Si obtenemos el 45%, podemos tirar manteca al techo", había dicho el presidente argentino, Raúl Alfonsín, antes de las elecciones del 3 de noviembre en las que se renovaron la mitad de los diputados nacionales y parte de las Cámaras provinciales, por primera vez en 20 años.
El resultado, un 43,3% a favor de la Unión Cívica Radical, el partido gobernante, casi justifica tamaña celebración. Consolidando su mayoría en la Cámara baja--ahora con 130 diputados radicales, comparado con los 129 que tenían antes--el oficialismo relegó a un segundo lugar al peronismo que obtuvo el 34.5% de los votos .
Es más, los radicales ganaron en provincias tradicionalmente peronistas, como Santiago del Estero, La Pampa, Catamarca, Santa Cruz, San Luis y Tucumán.
El plan económico instaurado por el gobierno, que en cuatro meses logró bajar la inflación del 30% a menos del 2% mensual, explica gran parte del éxito del partido de Alfonsín en estas elecciones.
El apoyo al gobierno también fue una respuesta de la ciudadanía a la ola de violencia que viene azotando al pais en el último mes.
"El pueblo ha votado masivamente por la democracia y contra los grupitos que, invocando la nación, han sembrado el terrorismo", dijo el escritor Ernesto Sábato. Como en 1983, los argentinos siguen viendo en Alfonsín al mejor garante de la democracia. De ahí que a pesar de las drásticas medidas que tomó en vísperas de elecciones, como fue decretar el estado de sitio, su partido recibió un amplio respaldo.
Sin embargo, no todo fue color de rosa para el partido gobernante. De hecho perdió casi un millón de votos con respecto de las elecciones de 1983. Si bien en la mayoría del país aumentó su caudal electoral, en la capital y en la provincia de Buenos Aires éste disminuyó. En esta última, el oficialismo perdió tres diputados y se debilitó su representación en la legislatura provincial.
Esto se debió a que tanto en la provincia de Buenos Aires como en la capital Federal, la UCR compitió contra los otros triunfadores de estas elecciones: los peronistas renovadores y terceros partidos, algunos de los cuales llegaron a doblar su tamaño.
En la provincia de Buenos Aires, la más poblada del país, sectores del peronismo liderados por Antonio Cafiero, rechazando la conducción del partido, que fue la misma que lo lleva,a a la derrota en 1983, lanzaron una lista propia, en alianza con otras fuerzas. Esta triunfó sobre la lista oficial del Partido Justicialista, encabezada por Herminio Iglesias--símbolo del peronismo autoritario--por cerca de un 17%.
En la capital, el primer candidato peronista a diputado, Carlos Grosso, también representante de las fuerzas renovadoras, ya que su corriente había ganado las elecciones internas del partido, sacó el 25% de los votos, mejorando así el porcentaje obtenido por el peronismo en las elecciones presjdenciales dos años atrás.
También pequeños partidos de izquierda y derecha atrajeron nuevos votantes en Buenos Aires--capital y provincia--, disminuyendo allí el poder del radicalismo.
El partido intransigente, que reúne a la juventud de izquierda, logró obtener tres nuevos diputados, además de los tres que ya tenía.
El derechista Unión del Centro Democrático aumentó en uno sus representantes ante la Cámara baja y varios de sus candidatos a concejal resultaron electos.
Quizás entonces los únicos derrotados en estas elecciones fueron los tradicionales caudillos peronistas, cuyas provincias dejaron de seguirlos, tal vez porque ahora no les bastaba simplemente con que sus líderes fueran peronistas.
"No calculamos los 50 mil nuevos electores, que como jóvenes quieren un cambio de ideas", dijo el Gobernador peronista de Tucumán, una provincia donde ganaron por primera vez los radicales.
Son precisamente estas renovadas ideas las que se esperan de un nuevo Congreso, menos polarizado, con más representación minoritaria, y para usar las palabras de un analista político consultado por SEMANA, "más inteligente".
Estas elecciones de Mitaca reafirmaron el consenso del que ya gozaba el gobierno de Alfonsín. Sin embargo, con un peronismo renovador, y varios partidos pequeños que saben que pueden crecer, los radicales, que aún no tienen mayoría en el Senado, van a encontrar una oposición más difícil de vencer. --
María Teresa Ronderos.-corresponsal de SEMANA en Buenos Aires --