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ARREGLO DE CUENTAS

El asesinato en París del "carnicero de Teherán" sería una presión de Khomeini sobre Mitterrand para que interrumpa su ayuda militar a Irak

19 de marzo de 1984

Tres días antes de que las autoridades de Irán celebraran el quinto aniversario de la "Revolución Islámica", fueron asesinados en París, el antiguo gobernador militar de Teherán, All Ghulam Oveisi, su hermano y el embajador de los Emiratos Arabes Unidos, Ahmed Addelaziz al Mubarak.
Los dos atentados se llevaron a cabo el 7 y 8 de febrero pasado, casi en un mismo escenario: las tres personas fueron asesinadas al salir de sus domicilios por un hombre que, actuando como un profesional, les disparó una bala en la cabeza antes de huir a pie.
Nacido en Qum en 1918, el general Oveisi fue uno de los pilares esenciales del régimen del sha. Su fama comenzó en 1963 cuando, en calidad de comandante de la gendarmería y de las fuerzas terrestres, ordenó disparar contra los partidarios de Khomeini, quienes manifestaban contra la intervención del ejército en el Instituto Islámico. Diez mil personas murieron, según diversas fuentes, en esa oportunidad.
Quince años después, el ocho de septiembre de 1978, All Ghulam Oveisi propicia, de nuevo, otra matanza bautizada en Irán como "El viernes negro": nombrado gobernador militar de Teherán el siete de septiembre, el General instauró inmediatamente la ley marcial y ordenó disparar contra los manifestantes reunidos en la plaza Jaleh. ¿Balance de la operación? Doscientos muertos reconocieron las autoridades, "varios miles", afirmaron los testigos.
Como quiera que sea, sus métodos expeditivos terminaron inquietando hasta a los Estados Unidos--algunos informes les hicieron pensar que el general Oveisi preparaba una intervención contra 23.000 opositores-y contra el propio sha, quien decidió descartarlo del poder con motivo del nombramiento, en diciembre de 1978, de Chapour Bakthiar como primer ministro.
Exilado en Estados Unidos tras la caída del sha, condenado a muerte por la República Islámica, el general Oveisi decide instalarse entonces con su hermano en París para continuar clandestinamente su acción al lado del hijo del sha, Reza Palhavi, y del "Frente para la Liberación de Irán", dirigido por el antiguo primer ministro monarquista, Ali Amini.
A pesar de saberse perseguido por los comandos khomeinistas, por simbolizar el terror que reinó durante la época del sha, el general Oveisi realizó frecuentes viajes a Estados Unidos, Turquía e Irak con el fin de fomentar una guerrilla antikhomeinista. Según el Sundays Times de Londres. Oveisi también preparaba un complot para restablecer la monarquía en Irán.
¿Estos hechos bastan para señalar al gobierno de Irán como instigador del asesinato del general y de su hermano? Los observadores franceses así lo piensan. La verdad es que la llamada telefónica hecha por la organización "Jihad Islámica" (Guerra Santa Islámica) de obediencia khomeinista, a la agencia Associated Press, milita en ese sentido. En su mensaje ese grupo "acepta la entera responsabilidad" del asesinato de Oveisi y agrega: "Nosotros mataremos al hijo del sha. Mataremos a todos los enemigos del Islam y a los supuestos monarquistas en donde quiera que se encuentren. (...) Larga vida a Khomeini".
El gobierno de Teherán, por su lado, declaró: "no haber jugado ningún papel" en el asesinato, pero su canciller precisó: "El carnicero de Teherán ha recibido el castigo por los crímenes que cometió ".
El atentado contra el embajador de los Emiratos Arabes Unidos resulta, en cambio, incomprensible por ahora. Las "Brigadas Revolucionarias Arabes", que lo reivindicaron --y que habían firmado en octubre de 1982 el asesinato de un diplomático israelí en París y en septiembre del año pasado la destrucción de un boeing cerca de Abu Dhabi, causando la muerte de 112 personas--no explicaron esta vez los motivos de su gesto criminal. Entre las pistas examinadas en Francia, los observadores han evocado una que involucra, una vez más, a las autoridades iraníes. Según ésta, Teherán habría querido lanzar una advertencia a los Emiratos Arabes Unidos y a los países del Golfo que, frente a la guerra entre Irán e Irak, han adoptado una posición favorable a Bagdad. De hecho, el embajador asesinado sostenía las condiciones de paz pregonadas por Irak y condenaba la intransigencia de Irán en una entrevista que dio poco antes de su muerte y que publicó el 15 de febrero la revista France-Pays Arabes.
El periódico Le Monde afirma, por su parte, citando fuentes árabes en París, que el diplomático asesinado ayudaba económicamente a la oposición monarquista iraní, por intermedio del general Oveisi. ¿Es esa la razón por la que fue eliminado?. Para los servicios encargados de la lucha contra el terrorismo, los partidarios de Khomeini constituyen, en todo caso, la principal preocupación.
Los servicios secretos galos creen que el régimen de Khomeini utiliza algunos de sus diplomáticos y otros falsos estudiantes para supervisar a los exilados cuyo número oscila, según las fuentes, entre 12 y 30 mil y ayuda a los comandos encargados de eliminar a los miembros de la oposición o a los dignatarios del antiguo régimen.
Tal habría sido el caso el 7 de diciembre de 1979 cuando fue ultimado el hijo de la hermana gemela del sha y el 18 de julio de 1980, fecha en la cual cinco hombres intentaron asesinar a Chapour Bakthiar en los alrededores de París.
Ese "arreglo de cuentas" entre el régimen y sus opositores, en territorio francés, no es sin embargo el único asunto escabroso entre París y Tehe rán. La revista Le Point reveló el 3 de febrero que Irán dijo por intermedio de Siria al gobierno francés estar dispuesto a cesar sus actividádes en Francia si la administración Mitterrand retira los soldados franceses de Líbano, expulsa a todos los opositores iraníes e interrumpe su ayuda militar a Irak. La respuesta negativa de Francia, afirma el semanario, habría contribuído a reactivar el terrorismo iraní en las calles de París. -
José Hernández, corresponsal de SEMANA en París.-