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ARROGANTE EXIGENCIA

Estados Unidos pide al Perú modificar política exportadora

6 de diciembre de 1982

Un traspiés para la diplomacia norteamericana ha significado la cancelación de la visita oficial que el presidente peruano, Fernando Belaúnde Terry, proyectaba realizar a los Estados Unidos, del 8 al 12 de este mes.
Días antes de la cancelación, el jefe de la Casa Blanca había anunciado su interés en "restablecer el diálogo" con América Latina y "reparar los daños" sufridos por las relaciones de Estados Unidos con las naciones del sur del continente a raíz de la guerra de las Malvinas, para lo cual el mandatario norteamericano proyecta incluso realizar un viaje por tres de estos países: Brasil, Colombia y Costa Rica.
Aunque dicho periplo no incluiría al Perú --uno de los países que condenó enfáticamente la postura estadounidense en Malvinas-- Washington sí aspiraría a utilizar la visita de Belaúnde para limar las eventuales asperezas que pudieran subsistir entre los dos gobiernos por ese episodio internacional.
Sin embargo, lo que motivó la cancelación del viaje del presidente peruano no fueron esas diferencias, sino la noticia de que el Departamento de Comercio estadounidense se propone dictar medidas contra las exportaciones textileras peruanas, así como el rumor de que, además, los norteamericanos proyectan erigir un gravamen del 10% al cobre peruano.
Funcionarios del Departamento de Estado norteamericano explicaron que nada podía hacerse sobre las medidas contra los textiles peruanos pues ellas se basaban en la legislación proteccionista norteamericana vigente y eran "inevitables". Esto significa que Perú deberá desmontar paulatinamente toda su maquinaria destinada a fomentar la exportación de sus manufacturas, en un plazo que vencería en 1987, si quiere penetrar el mercado estadounidense.
Los norteamericanos encuentran por ahora inaceptable la estructura de incentivos que el gobierno peruano ha diseñado para ampliar su política exportadora. Para el Perú tal anuncio es grave. En 1980 las exportaciones manufactureras peruanas a Estados Unidos fueron del orden de los 798 millones de dólares, lo que equivale al 20% de las exportaciones totales del país.
El diferendo comercial parece haber comenzado a gestarse en agosto del año pasado cuando varias empresas norteamericanas denunciaron ante su Departamento de Comercio la venta en su país de textiles peruanos a precios muy competitivos, gracias a los beneficios que reciben en el Perú las exportaciones no tradicionales. Calificándolos de "subsidios encubiertos" los fabricantes norteamericanos denunciaron los reintegros tributarios a que tienen derecho tales productos de exportación de Perú, exigiendo que tales incentivos sean liquidados. El Departamento de Comercio aparentemente acogió dicha tesis y ha amenazado tomar revancha, elevando los aranceles a todas las exportaciones peruanas de manufacturas, si los peruanos no aceptan la exigencia de los textileros norteamericanos. Tal decisión debía promulgarse el 12 de noviembre, justamente durante la permanencia de Belaúnde Terry en Washington.
El mismo Belaúnde declaró que si los Estados Unidos tenían su propia legislación, comercial, el Perú también tenía la suya y no tenía por qué derogarla. -