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BATALLA DE RUMORES

Las acusaciones de que el cartel de Cali financió al presidente Zedillo forman parte de la crisis de credibilidad que atraviesa al país.

5 de junio de 1995

DICEN QUE CUANDO EL RIO SUENA PIEDRAS lleva, y la verdad es que el río mexicano está sonando mucho. Todo comenzó cuando el semanario Proceso publicó la hipótesis de que el cartel de Cali habría financiado con 40 millones de dólares la campaña presidencial del presidente Ernesto Zedillo. Se trató de un informe de Peter Lupsha, catedrático de la Universidad de Nuevo México, asesor del Departamento de Defensa estadounidense y estudioso del crimen organizado y el lavado de dólares. Para Lupsha, con base en datos obtenidos de un agente de la DEA, existe un 50 por ciento de probabilidades de que el dinero de los colombianos haya servido a la campaña de Zedillo.
La primera reacción oficial a la explosiva publicación no vino de México. Fue la DEA, por medio de James J. McGivney, jefe de relaciones públicas, la que rechazó que el agente Sandy González hubiese hecho declaraciones que inculpan al actual gobierno mexicano.
Pero a nivel político, y tanto en la oposición como en sectores del gobernante Partido Revolucionario Institucional, la reacción se limitó a lo que todos saben pero nadie reconoce con nombres propios. Algunos editorialistas ahondaron sobre la presión estadounidense para endurecer la política contra el narcotráfico. Jorge Fernández Méndez asegura que la historia de "esos vuelos repletos de billetes" busca darle fragilidad a México en la próxima reunión bilateral sobre el nuevo capítulo de la lucha contra las drogas y que lo que se quiere es que México se adhiera a la guerra contra el cartel de Cali. Recuerda que los contactos realizados por la CIA para que México fuera el centro del tráfico ilegal de armas, operación conocida como Irangate, fue lo que "definitivamente politizó al narcotráfico mexicano y lo que terminó por involucrar a grupos de poder en él ".
La discusión sobre los posibles tentáculos del cartel de Cali en la política mexicana sólo duró un día, el martes pasado y en ningún momento se concretó en los hechos descritos. Pero cuando los ánimos se iban calmando, de manera espectacular, el 3 de mayo, el diario capitalino El Universal abrió su edición con el titular "Carlos Salinas, autor intelectual en el caso Colosio". Lo que aparentemente era una primicia informativa terminó siendo los resultados de una encuesta en la que el 46 por ciento responsabilizaba al ex presidente.
Los hilos delgados con los que se teje la política mexicana son invisibles para cualquier foráneo. Y por eso es sorprendente que inmediatamente a la publicación de El Universal comentaristas, políticos y analistas coincidieran en que los dos informes de prensa no son más que un flujo de mensajes cifrados de guerra entre Zedillo y Salinas. Se atribuye el origen de la confrontación a las entrevistas y declaraciones que han hecho cada uno de ellos en los medios estadounidenses y en los que parecen existir amenazas veladas de que "no digo todo lo que sé".
Carlos Monsivais, un experto en la cultura mexicana, sostuvo: "Estamos viviendo un momento de extrema confianza en el rumor, en la malevolencia y la certeza de que se ha vivido gobernado por un grupo caracterizado por la ambición sin escrúpulos. Esta atmósfera permite, por ejemplo, que un periódico tan sólido como 'El Universal' se permita una cabeza de ocho columnas con 'Carlos Salinas de Gortari autor intelectual de asesinato de Colosio', titular que responde a una encuesta entre 100 personas. Sin embargo nada de esto importa, porque como ya hay un juicio popular frente a Salinas lo que se diga en su contra resulta ley. No defiendo ni mucho menos a Carlos Salinas, uno de los peores gobernantes de la historia de México, tan sólo apunto a un clima donde el resentimiento potencia a la desinformación, y esta exacerba el resentimiento. Nada se sabe en última instancia de los orígenes del asesinato de Colosio, y tampoco nada se sabe en concreto de los gigantescos negocios fraudulentos durante el gobierno de Salinas. Mientras no haya datos confiables lo más probable es que en México se continúe viviendo el clima de histeria al que sólo equilibra el desarrollo creciente y vigoroso de la sociedad civil".
Sin embargo, el autor de la controvertida nota periodística, Pascal Beltrán del Río, aseguró a SEMANA que no tiene ningún fundamento asegurar que Salinas se valió de Proceso para mandar mensajes sutiles a su predecesor. "El informe llegó a mis manos a través de una organización no gubernamental y luego conversé con su autor. Es una tontería afirmar que Salinas provocó la nota ".
El procurador general de la República, Antonio Lozano Gracia, ha sido el único representante del gobierno que se refirió a las versiones y rumores que se han apoderado de la actualidad mexicana. "Todos los días hay una constante de ocho a 10 notas acusatorias. Estas noticias me parecen desafortunadas, obviamente la sensación de la gente puede ser una, pero las pruebas son otras. La sentencia no se emite por voluntades o por votos. Se emite por datos concretos que se puedan acreditar".
Tampoco quedó nada claro de los sucesos sensacionalistas descritos. Hasta ahora, todo parece hacer parte de una cultura del rumor, en que todo es posible y a la vez es ficción. Todavía el gobierno persiste en ignorar sucesos que exigen su opinión, mientras que fuerzas ocultas y supuestamente enquistadas en el mismo partido del gobierno, el PRI, han hecho carrera al refrán; 'Chíngale, que atrás están chingando', es decir, jode, que atrás están jodiendo.-