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| Foto: AP

Benedicto, por la puerta grande

“No os dejaré huérfanos”, dijo Cristo a sus apóstoles en la última cena.

2 de marzo de 2013

“No os dejaré huérfanos”, dijo Cristo a sus apóstoles en la última cena. Estas palabras, pronunciadas en Palestina hace casi 2.000 años, volvieron a resonar en la mente de millones de católicos el jueves pasado, cuando Benedicto XVI volvió a ser Joseph Ratzinger. El pontífice alemán, de 85 años, había sorprendido al mundo entero al anunciar que ya no tenía la fuerza para asumir su misión. En sus últimas palabras dijo que “ya no seré papa, solo un peregrino” y prometió “obediencia incondicional” a su sucesor, que tendrá que retomar una Iglesia con desafíos sin precedentes. Ratzinger pasará a la historia, no solo por su renuncia inédita en la historia moderna, sino por haberle recordado al mundo que la fe está por encima de las ambiciones personales y por su voluntad para volver a impulsar el mensaje original de Cristo. Esa luz guiará a su sucesor.