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El papa Benedicto XVI (c), salduda al presidente de México, Felipe Calderón (d), y la primera dama, Margarita Zabala (d), hoy, viernes 23 de marzo de 2012, a su llegada al aeropuerto internacional del Bajío, a las afueras de la ciudad de Silao, México. | Foto: EFE/Jorge Nuñez

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Benedicto XVI en México, una visita para "reevangelizar" al país

El líder de la Iglesia de Roma llegó este viernes a México en su primer viaje a este país con más de 100 millones de católicos. Pero su visita no será fácil.

Alianza BBC
Ignacio de los Reyes, BBC Mundo
24 de marzo de 2012

No sólo porque Joseph Ratzinger apenas se esté acostumbrando a cruzar el charco (después del de Brasil, en 2007, éste es su segundo viaje a Latinoamérica en sus siete años como Papa), también porque su iglesia enfrenta en México la mayor crisis de credibilidad y pérdida de fieles de su historia.
 
En la última década, el porcentaje de católicos en México ha caído del 88% de la población en 2000 al 83.9%, según el último censo.

Mientras, la proporción de evangélicos y protestantes pasó del 5.2% al 7.6% en ese mismo periodo. Y lo que preocupa más a la jerarquía eclesiástica mexicana, el número de ateos y agnósticos crece cada año.

Crisis de fe

"En México durante muchos años nos impusieron el catolicismo porque era la costumbre, la tradición, donde no se podía hacer preguntas. Pero la Iglesia Católica se ha alejado de la gente humilde y se ha movido por el dinero", dice Carmen, una ama de casa mexicana que se reconoce cristiana, pero no católica.

A pesar de la fuerte presencia de las imágenes católicas en el país, especialmente de la Virgen de Guadalupe, cada vez es más frecuente ver nacer otras congregaciones, sobre todo en las zonas más humildes de las grandes ciudades.

La Iglesia Católica ha alertado incluso del crecimiento de creencias que considera "diabólicas", como la santería y la devoción a la Santa Muerte, que ya tiene unos 8 millones de fieles en México, Centroamérica y Estados Unidos.
 
México vive "una crisis de fe", asegura la Conferencia del Episcopado Mexicano.

Por eso, no causa sorpresa que los obispos hayan dado a la visita del Papa un carácter "evangelizador".

"Es una recompensa a la gente que a pesar del pluralismo religioso y del proselitismo de algunos otros grupos se ha mantenido mayoritariamente fiel a la Iglesia católica", dice José Guadalupe Martín Rábado, arzobispo de León, la primera ciudad que visitará Benedicto XVI.

Relaciones Públicas

Cuando el pontífice aterrice en el estado de Guanajuato (en el centro de México), tendrá por delante una apretada agenda que incluye misas masivas, encuentros con el presidente del país, bendiciones en plazas y recorridos en el Papamóvil por las calles coloniales de este lugar.

Baños de masas como los que vive en cada país al que acude. Pero en México, con tintes de campaña de relaciones públicas, según Bernardo Barranco, sociólogo y experto en religión.

"En cierto modo viene a tomar medidas correctivas, como si fuera una misión de control de daños. Uno de ellos, la pérdida de fieles por el rechazo de Ratzinger a los movimientos más progresistas de la Iglesia Católica en América Latina", le dice a BBC Mundo el vicepresidente del Centro de Estudios de Las Religiones en México.
 
Este Papa ha estado muy concentrado en Europa, pero había abandonado a América Latina. Uno de los propósitos de su visita es precisamente volver a poner la atención de Roma en la catastrófica crisis pastoral de la Iglesia en México, que se está viendo rebasada por los nuevos movimientos religiosos, sobre todo pentecostales y neopentecostales", sostiene.

A la sombra de Juan Pablo II

Sin embargo, el jefe del Vaticano no sólo se enfrenta a una iglesia que pierde fieles. Paradójicamente, es su antecesor y uno de sus mayores aliados en Roma, Juan Pablo II, quien más difícil se lo puede poner para ganarse a los mexicanos.

Hasta cinco veces vino Karol Wojtyla a este país, donde le pusieron el sobrenombre de "El Papa mexicano".

Tan larga es la sombra del pontífice polaco que en cualquier mercado religioso se pueden ver sus estampas y retratos entre las figuras de la Guadalupana o de Jesucristo. Pero casi no hay rastro de la imagen del actual Papa.

Una reciente encuesta señala que el 72% de los católicos mexicanos no sienten por Benedicto XVI el mismo cariño y veneración que tenían por Juan Pablo II.

Y sólo el 20% espera con mucha emoción la llegada del Papa a México, de acuerdo a la consulta de la firma Demotecnia.
 
Abusos a menores

Además, la Iglesia mexicana aún se resiente de los escándalos de abusos sexuales a menores por parte de Marcial Maciel, del fundador de los Legionarios de Cristo, una de las más importantes órdenes católicas.

Al sacerdote católico, muerto en 2008, se le conocen al menos dos familias que formó en una doble vida, y entre las probables víctimas de abuso sexual se encuentran dos de sus hijos.

Este fin de semana está prevista además la publicación en México de un libro, "La voluntad de no saber", en el que se acusa al Vaticano de conocer estos casos desde hace más de 50 años y tratar de encubrirlos.

En la agenda oficial del pontífice no está prevista ninguna reunión con víctimas de Maciel ni referencias sobre abusos sexuales por parte de religiosos, lo que ha despertado las críticas incluso entre sectores católicos.

"En casi todas las visitas recientes, el Papa ha tenido un momento de encuentro con víctimas donde las ha consolado y pedido perdón. En Malta lloró con las víctimas, no se entiende por qué en México no tiene esa actitud", cuestiona Bernardo Barranco.

Un vocero de la Arquidiócesis de México le dijo a BBC Mundo que no se puede descartar un encuentro de esta naturaleza en México. "No olvidemos que en otros viajes tampoco ha estado oficialmente en la agenda las reuniones con víctimas y sin embargo han sucedido", recordó el portavoz.

Los líderes católicos en México recuerdan que fue Benedicto XVI quien ordenó en 2006 que Macial se abstuviera de ejercer como sacerdote y que viviera una vida de penitencia.
José Barba encabeza a un grupo de víctimas que demandaron a Maciel y los Legionarios ante el Vaticano. Él no espera ningún encuentro y, si le invitaran, asegura que lo rechazaría.

"La visita del Papa es mucho más que eso, no creemos que lo importante seamos nosotros. Pero cualquier gesto del Papa con las víctimas parecería cumplir con lo que en realidad no se ha cumplido, y no queremos prestarnos a esa apariencia", dice Barba a BBC Mundo.

"No creo que vaya a haber ni siquiera palabras sobre el tema, los obispos mexicanos no se lo han pedido" añade.

"¿Por qué le iban a solicitar que se encontrara con nosotros si durante 15 años han sido laxos y han estado desinteresados por este caso?".