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Sesión del Tribunal Supremo de Brasil donde el magistrado Gilmar Mendes (d) presenta su voto que consolidó hoy, jueves 6 de septiembre de 2012, la mayoría de votos necesaria para condenar a un exdirectivo del Banco Rural, entidad implicada en corruptelas denunciadas en 2005, durante el primer mandato presidencial de Luiz Inácio Lula da Silva. | Foto: EFE/Fernando Bizerra Jr.

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Brasil: ya hay ocho culpables y pruebas de corrupción en tiempos de Lula

El proceso se adelanta, en su mayoría, contra militantes y colaboradores del Partido de los Trabajadores, el mismo que llevó Luiz Inácio Lula da Silva a la presidencia, así como a la actual mandataria, Dilma Rousseff.

6 de septiembre de 2012

La Corte Suprema de Brasil concluyó el jueves la segunda fase del proceso por denuncias de corrupción que en 2005 pusieron en jaque al Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, en el que ya ha condenado a ocho de los 37 reos y absuelto a otros dos.

Según juristas, el número de culpables entre los juzgados hasta ahora permite desmontar una de las principales tesis de la defensa, que niega todo hecho de corrupción e intenta limitar el caso a una financiación ilegal de campañas políticas, lo cual sería una falta ajena a la órbita penal y además ya prescrita desde hace años.

En la vigésima sesión del proceso, que comenzó el pasado 2 de agosto y es conocido como "el juicio del siglo", los jueces que aún no habían votado en la segunda fase, referida a una supuesta gestión fraudulenta en el Banco Rural, hoy hallaron culpables a tres de los exdirectivos de esa entidad privada implicados en los hechos.

Así como el Supremo condenó a Kátia Rabello, José Roberto Salgado y Vinícius Samarane, quienes pueden recibir una pena de entre tres y doce años de cárcel, también exculpó por "falta de pruebas" a la exvicepresidenta del banco Ayanna Tenório.

Según la Procuraduría General, que actúa como parte acusadora, el Banco Rural fue uno de los instrumentos de los que se valió una red de corrupción que captaba recursos públicos para desviarlos hacia la financiación de campañas y el soborno de parlamentarios.

Según los cargos, la red usaba agencias de publicidad vinculadas al Partido de los Trabajadores (PT), que llevó a Lula al poder, que las beneficiaba en licitaciones públicas, pero que no prestaban sus servicios, recibían el dinero y lo depositaban en el Banco Rural.

Del Banco Rural, de acuerdo con la Procuraduría, salieron al menos 30 millones de reales (hoy unos 15 millones de dólares) en créditos para esas agencias o para el propio PT, otorgados sin las debidas garantías legales ni con los criterios técnicos necesarios.

En la primera fase, referida a los desvíos de dinero público para alimentar la trama de corrupción, el Supremo consideró inocente al exministro de Información Luiz Gushiken, pero declaró culpables a otros cinco de los acusados en ese capítulo.

Se trata del expresidente de la Cámara Baja y actual diputado Joao Paulo Cunha, el publicista Marcos Valerio Fernandes y sus socios Ramón Hollerbach y Cristiano Paz, y el exdirector del estatal Banco do Brasil Henrique Pizzolato, acusados de corrupción, lavado de dinero y malversación.

Aunque cualquiera de los diez miembros del Supremo puede cambiar su voto hasta la conclusión del proceso, los juristas consideran eso prácticamente imposible y coinciden en que las decisiones de condena adoptadas hasta ahora se pueden tomar como firmes.

Tan es así que, la semana pasada, tras ser declarado culpable por una sólida mayoría de votos, Cunha renunció a su candidatura a alcalde de la ciudad de Osasco para las municipales del mes próximo, en las que había sido inscrito en representación del PT.

Ese ha sido hasta ahora el primer efecto político concreto de este juicio, que tiene entre sus principales acusados a José Dirceu, quien fue ministro de la Presidencia durante el primer mandato de Lula y durante décadas un fiel escudero del ahora expresidente.

Dirceu, quien será juzgado en las próximas audiencias, ha sido considerado por la Procuraduría como el "jefe" e "ideólogo" de lo que califica de "más atrevido y escandaloso esquema de corrupción y desvío de dinero público que haya sido descubierto" en Brasil.

Así como los otros acusados, Dirceu niega la existencia de esa trama y sostiene que es víctima de un "proceso político" impulsado por la "elite conservadora".

En términos similares se expresó este lunes el presidente del PT, Rui Falcao, quien al comentar el fallo que declaró culpable a Cunha lo atribuyó a "un golpe" de "los conservadores derrotados tres veces en las urnas", por las dos victorias electorales de Lula y la de su sucesora, pupila y actual presidenta, Dilma Rousseff.
 
EFE