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Michael Reid. | Foto: Archivo Personal

REINO UNIDO

“Cameron cometió una irresponsabilidad”: Michael Reid

SEMANA habló con el editor sénior de la revista británica ‘The Economist’ sobre el referendo del 23 de junio en el cual se someterá a juicio la permanencia o la salida (‘brexit’) del Reino Unido de la Unión Europea.

18 de junio de 2016

SEMANA: La salida de la UE está ganando en las encuestas, ¿qué tan aterrador es esto para el país?

MICHAEL REID: Es cierto que están mostrando una ventaja pequeña para el brexit pero hay que tener en cuenta que en las elecciones generales del año pasado las encuestas se equivocaron. En la mayoría de referendos anteriores, los sondeos aventajan la opción de cambio, pero el resultado ha favorecido al statu quo.

SEMANA: El Tesoro británico predice pérdidas anuales de hasta 58.000 millones de libras para el Reino Unido y eventualmente esto podría traducirse en pérdidas significativas para Europa. Pero ¿también habría consecuencias económicas para el mundo?

M.R.: El referendo del brexit es un error muy grande para mi país. Todos los economistas serios y las instituciones internacionales están de acuerdo con que salir de la UE tendrá un impacto económico negativo en el Reino Unido y en el resto de Europa. La Ocde predice pérdidas de hasta 4.000 libras por familia. A corto plazo habría consecuencias económicas por la gran incertidumbre en los mercados. A mediano plazo, en la medida en que se crean incertezas, esto genera desestabilización en la UE, la segunda economía más grande del mundo. Pero cuán grandes no se sabe.

SEMANA: Además de ser la segunda economía de Europa, el Reino Unido goza de excepciones frente a los demás países miembros de la UE, ¿a qué le temen los partidarios del ‘brexit’? ¿Cuáles son sus motivaciones reales, las causas políticas y culturales, para apoyar el ‘leave’?

M.R.: Tres motivos explican el apoyo a la salida de la UE. Primero está el tema de la migración: el Reino Unido ha recibido varios millones de inmigrantes en los últimos 15 o 20 años, que aunque no representan una carga para el país, sino que aportan a la economía, siguen siendo un tema complejo. La integración produjo mucho movimiento de inmigrantes de la Unión Europea y el gobierno ha querido reducir la migración neta, pero no tiene la potestad. El segundo factor es la idea de que pertenecer a la UE implica una pérdida insoportable de soberanía, de que el mando está en Bruselas, frente a la historia británica de independencia y democracia. El tercer motivo es un sentimiento ‘antiestablishment’ luego de la crisis económica de 2008, que hizo perder la credibilidad de las elites en general. Y obviamente a esto se unen los problemas que ha vivido la zona euro –aunque el Reino Unido no haga parte– y la crisis de los refugiados en los últimos dos años.

SEMANA: Pero esos tres motivos no han afectado de una forma letal al Reino Unido. Entonces, ¿existe una fe ciega en el aislacionismo de las islas y una nostalgia por el poderío del Imperio británico? ¿En que pueden enfrentar sin cooperación internacional la inmigración, el terrorismo, el cibercrimen?

M.R.: En materia de seguridad, el Reino Unido seguiría siendo miembro de la Otan y no dejaría de tener acuerdos de inteligencia con Estados Unidos, Canadá, Australia… Pero estos motivos sí afectan al país en cuanto a la percepción de muchos británicos que creen que el gobierno ya no controla la migración, que el país ya no es como antes. Los partidarios del brexit venden la idea de que el Reino Unido es un país extraordinario y exitoso mientras sea una nación independiente, y que puede florecer fuera de la UE. En la práctica, esto es una historia de mentiras y fantasías, porque no tienen en cuenta los beneficios del libre comercio con el resto de la UE. Si se mira a Suecia, Islandia o Suiza, si quieren tener acceso al mercado único, deben aceptar las reglas y pagar el presupuesto, sin tener ninguna influencia en la toma de decisiones.

SEMANA: ¿Qué diferencias hay hoy frente al referendo de 1975, cuando también se preguntó por la salida de la UE y el 67 por ciento de la población votó por la permanencia?

M.R.: Ya no hay idealismo frente al proyecto europeo, cosa que se aplica también en otros países europeos. Por ejemplo, en España, Podemos es un partido euroescéptico disfrazado. Según una encuesta del Pew Research Center, el euroescepticismo está creciendo en muchos Estados y eso es consecuencia de la crisis económica, unida a la inmigración masiva. Otra gran diferencia es que en 1975 el Partido Conservador era prácticamente proeuropeo y el Partido Laborista era hostil y convocó al referendo. Actualmente es al revés: el Partido Conservador está profundamente dividido, mientras los dirigentes laboristas están principalmente a favor de la permanencia, a pesar del euroescepticismo de las bases. En efecto, la clase trabajadora británica recibe el impacto negativo, no le ha ido muy bien económicamente en la última década, aunque esto no es consecuencia de la migración, sino de un largo proceso de desindustrialización y de cambio económico grande, sobre todo en el Reino Unido.

SEMANA: ¿Y el euroescepticismo británico es similar al continental? ¿Son dos caras de la misma moneda?

M.R.: El euroescepticismo se identifica desde hace unos años, crece con la crisis del euro y la recesión económica, pero ahora está presente en muchos países de la UE, después de la crisis. Hay datos que indican que si se hacen referendos, habría el riesgo de que votaran por la salida.

SEMANA: Ahora los grandes temores son la independencia de Escocia y el futuro del proceso de paz entre Irlanda e Irlanda del Norte. Varios sectores escoceses casi que están chantajeando a los partidarios del ‘brexit’ –principalmente ingleses– con otro referendo separatista como el de 2014. ¿Qué pasaría con la unidad del Reino Unido si gana el ‘brexit’ el 23 de junio?

M.R.: Yo espero todavía que el voto sea a favor de quedarse. En este momento hay mucho desplazamiento de opiniones. Si David Cameron no hubiera tenido la temeridad de convocar a este referendo, no habría habido un clamor público y nacional por salir de la UE. Es una cuestión de patriotismo. Si se hace la pregunta, la gente coloca ahí sus descontentos por otros temas y su malestar con los políticos. Pero a la hora de la verdad, nacionalmente, creo que el voto será por la permanencia. Primero, para evitar consecuencias negativas, y segundo, para mantener la unidad del país. Si gana la salida, es altamente probable que haya un segundo referendo en Escocia por la independencia y el futuro de Irlanda del Norte sería bastante incierto.

SEMANA: Entonces, ¿la promesa de campaña de David Cameron de realizar el referendo euroescéptico antes de 2017 puso en juego el futuro de toda Europa?

M.R.: Fue absolutamente irresponsable de su parte porque si el Reino Unido vota por salir, Alemania y otros países no le van a hacer favores, no van a hacer acuerdos, porque van a temer un efecto dominó y que otros miembros quieran hacer lo mismo. Es una llamada para la UE a reformarse, porque aunque algunos políticos y países desean una Europa federal, la realidad política en la opinión pública europea es que los pueblos ya no quieren eso.

SEMANA: ¿El Viejo Continente soportaría el golpe de un eventual ‘brexit’?

M.R.: El proyecto de la UE ya no va a retroceder, pero el Reino Unido y los países que lo conforman sí recibirán un duro impacto.