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CAE LA "PIMPINELA ESCARLATA"

Resumen de la trayectoria de quien financió el secuestro del general norteamericano James Dozier.

22 de noviembre de 1982

Un nuevo y rudo golpe recibieron las Brigadas Rojas (BR) en la noche del 14 de octubre cuando, en una espectacular y bien planeada operación, la polícía italiana capturó a Natalia Ligas, en la estación ferroviaria de Porta Nova de Turín. De sólo 24 años, Natalia Ligas, llamada la "Pimpinela Escarlata de las BR", ha sido una importante activista de ese grupo armado desde 1977, año en que fundó en Cerdeña con otros jóvenes la llamada "Barbagia Rossa", es decir, la columna insular de las BR.
Pese a su juventud, desde hace dos años era una de las personas más buscadas en su país, por estar acusada de por lo menos siete homicidios, dos secuestros y dos ataques a unidades militares en el sur de Italia. Entre los homicidios que se le atribuyen está el del jefe de la unidad móvil de la policía de Nápoles, comisario Antonio Ammaturo, y más recientemente el del jefe de Carabineros de Turín, Benito Atzori, ocurrido tan solo ocho días antes de su detención.
La captura ocurrió cuando ella se disponía a viajar a la zona meridional del país para ponerse al frente de la diezmada columna de Nápoles y formar nuevos núcleos armados en esa área, en vista de que las operaciones desarrolladas hasta 1981 por el extinto general Carlos Alberto Dalla Chiesa, en Turín, Génova, Milán y Venecia habían deshecho los principales núcleos de las Brigadas Rojas en el norte del país.
Cuando fue detenida --en operación que contó con la participación de más de 500 policías y muchos agentes secretos-- Natalia Ligas se declaró "prisionera de guerra" y admitió ser miembro de las BR. Sin embargo, otros cuatro guerrilleros que la acompañaban pudieron escapar, según declaró el mismo jefe de la policía de Turín, Lino Fariello.
Estudiante de sociología en la Universidad de Roma, la "Pimpinela Escarlata" moderna comenzó su militancia con las BR en esa capital. Años después, por acusaciones de brigadistas "arrepentidos" se supo que había desarrollado una asombrosa capacidad para manejar armas automáticas. Según los magistrados que actualmente conducen el proceso por el secuestro y asesinato del líder democristiano Aldo Moro, Natalia Ligas fue quien alquiló el apartamento romano de la calle Peschi 11, que se convirtió en 1979 en el cuartel general de las BR en la capital de Italia. Emilia Libera, otra brigadista "arrepentida", la acusó más tarde de haber asesinado al general de carabineros Enrico Galvaligi, en diciembre de 1980, y de haber participado en el secuestro del magistrado Giovanni D'Urso, liberado hace un año luego de 34 días de cautiverio.
"INTERESANTES DOCUMENTOS"
Después de estar activa dos años en la columna romana, la Ligas pasó a formar parte de la columna napolitana. Fue Emilia Libera quien la señaló como autora de la muerte del comisario Ammaturo y del secuestro el 27 de abril de 1981 del dirigente democristiano Ciro Cirillo, liberado mediante el pago de un equivalente a un millón y medio de dólares, lo que sirvió para financiar el secuestro del general norteamericano James Dozier en Verona.
Después de esas acciones y de la "ofensiva de verano" desatada por la policía de Nápoles contra los brigadistas de esa ciudad, que culminó con el descubrimiento de seis refugios y arsenales y el arresto de unos 20 guerrilleros, Natalia Ligas viajó a Turin para resucitar la acción guerrillera en esa ciudad industrial. Desde su participación en el secuestro de Cirillo, en Nápoles, ella era una figura prominente entre las BR en tanto que el "caso Cirillo" ha sido motivo de escándalo en Italia pues han ido apareciendo evidencias en el sentido de que la Democracia Cristiana, los servicios secretos y la mafia habían negociado con las BR el rescate del político. Giovanni Senzani uno de los cerebros de las BR, detenido bajo la acusación de organizar el secuestro de Cirillo, declaró que la mafia, esforzándose por resolver dicho caso había ofrecido a las BR armas y dinero. Con la captura de la Ligas este "affaire" podría esclarecerse aún más pues el comisario Fariello indicó que en poder de ella se encontraron "interesantes documentos".
Antes del caso Cirillo se había dado el del magistrado Giovanni D'Urso, por el cual el grupo de las Ligas había obtenido gran propaganda de sus proclamas políticas en los grandes medios de comunicación italianos, reactivando la polémica nacional iniciada desde el secuestro y muerte de Aldo Moro en marzo de 1978, sobre si es correcto o no negociar con las BR la libertad de un prisionero de ese grupo clandestino. Desde esa oportunidad la Democracia Cristiana y el Partido Comunista sostuvieron la tesis de ninguna negociación. No obstante, tras el secuestro D'Urso, el Partido Socialista y los parlamentarios Radicales se apartaron de esa postura y adelantaron conversaciones con los brigadistas.
El gobierno del primer ministro republicano Giovanni Spadolini, que acaba de pasar por una crisis política a mediados de agosto, podría verse nuevamente afectado, esta vez por el curso del escándalo que por momentos la lucha contra las BR esta arrojando en el país.