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CALMA ANTES DE LA TEMPESTAD

Managua trabaja aceleradamente para resistir a largo plazo una invasión que todos anuncian

19 de diciembre de 1983

Managua es una ciudad que se prepara para lo peor. Una psicología de invasión inminente se ha apoderado de sus habitantes. Febrilmente la población está cavando trincheras y construyendo refugios antiaéreos. Hombres y mujeres masivamente acuden a reuniones, mítines y cursos de instrucción militar. Incluso gentes que no simpatizan con la línea política del gobierno sandinista se están incorporando a las brigadas que construyen los refugios, pensando en la protección de sus hijos y ancianos. Constantemente se ven por las calles rodar camiones con nuevos batallones de milicias populares sandinistas partiendo armados a "algún lugar de Nicaragua", para reforzar puntos claves para la defensa del país. La más simple consulta callejera de los coresponsales extranjeros obtiene, más o menos, la misma respuesta: los nicas están convencidos de que el gobierno del Presidente Reagan, "está dispuesto a convertir nuestro país en ruinas". Una de las personas consultadas en ese sentido, por una fuente de SEMANA, dijo en Managua: "Las bombas que caigan no van a estar preguntando qué es lo que uno piensa, ni si mis hijos son o no sandinistas. Después de lo de Granada es necesario apresurarse para sobrevivir".
Pero no hay pánico. Los trabajos se ejecutan con orden y a buen ritmo, aunque sí hay una sensación de que cada minuto cuenta. Esto quizás se debe a que Managua fue el lugar al que más tarde llegó la preocupación por organizar la defensa civil, que supone la vigilancia nocturna cuadra por cuadra y el patrullaje de las calles. En el resto del país, en especial en el norte y occidente, donde los "contras" han cobrado centenares de víctimas en estos meses, la defensa civil en poblados y caseríos desde hace meses era una realidad, y hoy es "el pan nuestro de cada día si queremos sobrevivir", para emplear la expresión de un campesino de Matagalpa.
De acuerdo con fuentes gubernamentales, en caso de una confrontación masiva con Estados Unidos u Honduras, Managua sería uno de los primeros blancos de los atacantes, ya que allí está no solo la sede del gobierno, del ejército y de las milicias sandinistas, sino también la refinería de petróleo del país, punto clave para los invasores "quienes buscarán en una primera etapa vulnerar los centros económicos más importantes", con el propósito de "ablandar" la defensa militar nicaraguense, según dijo una autoridad del lugar.

"TODO ESTA LISTO"
La certidumbre de que un "gran golpe" a corto plazo se está fraguando en alguna parte del mundo contra el país centroamericano es no solo paranoía de las autoridades de Managua. Saul Landau, un politólogo norteamericano y director del "Transnational Institute for Policy Studies", de Washington, asegura lo mismo. Hablando en estos días en Bonn, Landau decía: "Todo está listo para una operación militar contra Nicaragua: los barcos de la marina norteamericana bloquean el país, las pistas de aterrizaje en Honduras están construidas, las carreteras para el aprovisionamiento de las tropas fueron reparadas, la electrónica está instalada y el ensayo general, la invasión de Granada, ya fue realizado".
Landau, quien realiza una gira por Europa Occidental dando a conocer los resultados de las investigaciones sobre política exterior norteamericana realizadas por el instituto que dirige, indicó que la intervención directa de Estados Unidos podría producirse en las próximas semanas, debido al triunfo del sector denominado "duros a corto plazo" en el equipo de política exterior del Presidente Ronald Reagan. "Este sector -explicó- representado fundamentalmente por la embajadora Jane Kirkpatrick, plantea invadir Nicaragua de inmediato, a diferencia de los denominados "duros a largo plazo" quienes preferirían definir la situación en Centroamérica después de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el próximo año".
Landau, es autor de varios libros que documentan acerca de la intromisión norteamericana en la Guatemala de Jacobo Arbenz, en los asuntos internos de Cuba y en el Chile de Allende. El considera que en la actualidad no hay posibilidad para una política alternativa: "La de Reagan es una administración obsesionada, dice, ve al comunismo, a los soviéticos y cubanos en todas partes y se considera llamado a salvar al mundo de la "amenaza roja".
Este temor a una invasión aérea, terrestre y naval, de "marines" norteamericanos, con apoyo de los ejércitos de Honduras, Guatemala y El Salvador, existía en Managua desde meses atrás. Sin embargo, cobró enorme relevancia después de la toma norteamericana de Granada. Daniel Ortega, coordinador de la junta sandinista, hablando en Caracas durante su reciente gira por los países del Grupo de Contadora, señaló que "el cerco militar en torno a Nicaragua se está cerrando" por las crecientes acciones de Estados Unidos, y que "sólo falta la orden para que la invasión se produzca". Tal temor había sido virtualmente confirmado desde el 7 de noviembre por Caspar Weinberger, secretario de Defensa norteamericano, cuando se negó a descartar la posibilidad de ese tipo de acción, sugiriendo que esa acción podría ocurrir "si se dan los factores que requieran la acción de Estados Unidos". Howard Baker, líder de la mayoría republicana en el Congreso norteamericano, reforzó lo de Weinberger al decir que "ésta es una decisión que tomará el Presidente": concluyendo que él personalmente no abogaba por eso "pero tampoco la descarto". Coincidencialmente, el mismo día, 15 aviones militares provenientes de Honduras penetraron al espacio aéreo nicaraguense y dos guardacostas hondureños incendiaron un pesquero, nica.

SIMULACROS DE EVACUACION
Claro que hubo voces de la administración norteamericana desmintiendo insistemente los temores de Managua. El enviado especial del Presidente Reagan para Centroamérica, Richard Stone, viajó a la región -incluyendo Nicaragua- y a los países de Contadora, para tratar de reducir los temores de una invasión. En esta ocasión, Stone repitió una y otra vez que las negociaciones de Contadora eran apoyadas por su gobierno. Casi al mismo tiempo, Jane Kirkpatrick, en medio de las protestas por su estancia en Santo Domingo, aseguró que su país "no tiene planes ni intenciones de invadir militarmente a Nicaragua". Según ella, el comandante Daniel Ortega, al denunciar una invasión inminente, lo que buscaba era "obtener mayor influencia en el grupo de Contadora". Pero la declaración de la señora Kirkpatrick fue contestada por un diplomático mexicano quien, en tono pesimista, dijo a SEMANA que promesas semejantes a las de la embajadora norteamericana en la ONU, habían sido hechas por altos funcionarios en Washington la misma víspera de la invasión a Granada.
Otro hecho que llamó la atención de los observadores, y que reveló serios preparativos de guerra total en Centroamérica, fue el simulacro de evacuación de los ciudadanos norteamericanos residentes en territorio hondureño, efectuado a mediados de la semana pasada por el ejército estadounidense en ese país.
Los temores de invasión también fueron confirmados por el Consejo de Asuntos Hemisféricos (CAH), de Washington. Respaldándose en una "fuente en el Departamento de Estado", el CAH reveló el 17 de noviembre que el gobierno norteamericano había ya lomado la decisión de invadir a Nicaragua (el plan se denomina "Pegaso") y que esta ocurriría en cualquier momento, de aquí a diciembre.
El diario "New York Times", por su parte, había dado a conocer un documento, el 11 de noviembre, del Consejo de Defensa Centroamericano (CONDECA), alianza militar regional, en el cual se confirmaba la intención de esa alianza de solicitar a Estados Unidos ayuda militar mientras estudiaba la legalidad de una invasión a Nicaragua . El "New York Times" señaló que en dicho documento se prefere la "directa participación de Estados Unidos con todos sus recursos" en el caso de una "crisis extrema" que implique guerra con Nicaragua. Según este diario, tal documento fue aprobado por el CONDECA en su reunión del 22 y 23 de octubre pasado, y constituye la primera "filtración" de información sobre las deliberaciones secretas de dicho pacto militar.
Además, ha corrido el rumor de que incluso varios gobiernos latinoamericanos han sido advertidos por el gobierno norteamericano al respecto. SEMANA pudo enterarse, por ejemplo, de que el gobierno colombiano fue informado, en días pasados, por un vocero del Departamento de Estado, mediante llamada telefónica, de que la invasión a Nicaragua sería "en diciembre". Según nuestra fuente, el Presidente Belisario Betancur se habría comunicado de inmediato con Managua para transmitir esa información, hablando con el Comandante Daniel Ortega. El líder sandinista, dijo la fuente de SEMANA, no fue tomado por sorpresa. Indicó al Presidente Betancur que ellos también conocían el hecho y que estaban esperando el desencadenamiento de la intervención de un momento a otro.
Casi una semana después de tal conversación, Daniel Ortega emprendió una gira relámpago por los paises de Contadora para expresar sus temores sobre la "inminente invasión" e indicar su beneplácito por la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, sobre negocaciones de paz en Centroamérica lo que, en su opinión, fortalecía las gestiones de Contadora.

Desafortunadamente estas gestiones andan a paso de tortuga. Apenas para los primeros días de diciembre tendrá lugar una nueva reunión en Panamá a donde los países centroamericanos presentarán "algunas ideas" por escrito sobre las posibilidades de suscribir uno o varios tratados de paz, sobre la base del Documento de Objetivos de Contadora. A esto se suma la esquiva actitud de los gobiernos de Honduras, El Salvador y Guatemala de "sí pero no" ante la posibilidad de suscribir los tratados propuestos por Contadora, dando la impresión de que entre ellos hay ya un consenso de que una solución militar a la crisis es la que, en últimas, funcionará.
Otro elemento que frena las posibilidades de éxito de Contadora, y que se está convirtiendo en su gran dilema, es la diferente comprensión de lo que Contadora se propone, existente entre las partes del conflicto centroamericano. Quien resumió esto en forma magistral, la semana pasada, fue el vicepresidente ecuatoriano, León Roldós, al decir: "En la actualidad los Estados Unidos piensan que a través de Contadora llevarán a Nicaragua la democracia formal y tradicional, y Nicaragua ve a Contadora como una garantía para no ser invadida por los Estados Unidos".
En ese desesperado contexto, surgió en algunos círculos de Washingon la tesis de que para devolver la paz a la región se necesita "finlandiar" a Centroamérica. Tom J. Faer, autor de la idea, y delegado saliente ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de Nashington, dijo que esa vía debía lograrse "a través de un acuerdo inernacional" con todos los miembros de la América Central, incluida Cuba. La idea, que no es compartida por a administración norteamericana, alude a la posición de Finlandia en Europa Occidental, la cual no es un aliado de la URSS pero si está comprometida a no tener una politica hostil hacia su poderoso vecino. Nicaragua, según esa propuesta, podría conservar su régimen político actual, comprometiéndose a no seguir una política hostil hacia Estados Unidos.
Con todo, la idea encuentra resistencia en la administración y en el Congreso norteamericano y está por ello lejos de ser viable.

INMENSO COSTS MILITAR PARA USA
La opción militar entonces surge como la última carta a jugar por Reagan, especialmente ante el fracaso de los "contras" en Honduras, quienes no han logrado afectar el dominio sandinista. Sin embargo, el costo militar y político de una operación norteamericana directa contra el régimen sandinista puede ser inmenso. El Pentágono sabe que en el terreno militar las cosas serían bastante delicadas. El mismo Edén Pastora lo advirtió en estos días al decir: "En Granada ustedes entraron y salieron rápido. En Nicaragua ustedes podrán entrar, pero salir sí sería otro asunto".
Pastora bien puede tener razón. La junta sandinista ha ido armando progresivamente a la población en su conjunto y ha logrado encuadrarla en milicias territoriales a lo largo y ancho del país. En las últimas semanas estas milicias entraron en una nueva fase de adiestramiento abordando el uso de fusiles, pistolas y morteros asi como el conocimiento de movimientos militares operativos. El entrenamiento actual incluye no solo el uso de fusiles desde trincheras sino también desplazamientos en combate en lo que denominan "táctica del miliciano a la ofensiva", que consiste en "emboscar al enemigo en la periferia de los objetivos e impedirle avanzar". Todo esto, más el Ejército Popular Sandinista, una férrea disciplina y una alta mistica política entre la población, podrían hacer que, a corto plazo, el intento norteamericano de "pacificación" fracase.
Para los 9 comandantes sandinistas la estrategia será la de empantanar al invasor y prolongar la guerra, esperando que a la larga la protesta internacional y en Estados Unidos, unida a un considerable número de bajas de soldados norteamericanos, mine la base política para la permanencia estadounidense allí, como ocurrió en Vietnam.
Esta confianza de que a la larga la incursión será una fracaso para Estados Unidos, fue expresada por Tomás Borge, en una entrevista para "Newsweek". Preguntado si los nicaraguenses podrían ganar en caso de ser invadidos, el veterano dirigente sandinista contestó: "Absolutamente. El gobierno norteamericano puede tener una gran capacidad tecnológica y militar muy superior a nosotros, y la resistencia que podríamos ofrecer con nuestra tecnología sería insignificante. Pero en últimas habrá cientos de miles de hombres armados por todo el país quienes emboscarán y ocuparán el ejército invasor a cada paso que dé. Y agregó: "La filosofía de la guerra popular prolongada es la única posible aquí. Un hombre con un rifle es más peligroso que un tanque ya que el tanque está limitado por su movilidad, el hombre, en cambio, con un rifle puede acometer en cualquier parte".
Pero más allá de estas declaraciones de autoconfianza los lideres sandinistas no logran ocultar cierto sentimiento de soledad. Borge reflejaba esto al declarar sobre el eventual papel de países amigos en el caso de una invasión. "Nosotros mismos defenderemos nuestro pellejo. No hay posibilidad de que Cuba u otras tropas extranjeras vengan a Nicaragua ".
¿Ordenará el Presidente Reagan semejante operativo contra Nicaragua, en acto que podría ser el más grave error de su administración?. Larry Martz, editor internacional de "Newsweek", parecía responder a esta pregunta al concluír así un artículo titulado "Next Target: Nicaragua?" (Nicaragua: ¿próximo blanco?): "En esta triste parte del mundo los Estados Unidos han tenido una larga historia de intromisiones. Si esto pasa de nuevo, nadie, literalmente, se sorprenderá".

¿LA INVASION ES POR EL SALVADOR?
Fuentes consultadas en México por SEMANA dijeron que la visita de Richard Stone por Centroamérica, tendiente en apariencia a proseguir el diálogo con los países de Contadora, no alteró los planes agresivos de la Casa Blanca. El propio Stone había dado pie a estas especulaciones al admitir en Bogotá que no se descartaba una invasión masiva a Nicaragua y El Salvador. Los observadores entrevistados en México coinciden asímismo en pensar que el primer objetivo de un ataque masivo de las fuerzas norteamericanas podría ser El Salvador.
Hablando en Bogotá con Mario Aguinada Carranza, miembro de la dirección unificada del FMLNFDR salvadoreno, SEMANA también obtuvo una ratificación de esa inquietud. "Invadir por El Salvador será más fácil para Estados Unidos", dijo Aguinada. "Allí existe un gobierno que podría suministrar la excusa para la intervención; hay además un ejército regular que, aunque en crisis, respaldaría el asalto norteamericano", precisó. Esta hipótesis fue reforzada por la denuncia lanzada hace dos semanas por la comandancia general del FMLN Farabundo Martí, según la cual miles de soldados guatemaltecos hondureños se estarían concentrando cerca de la frontera con El Salvador. Estos efectivos irrumpirían en El Salvador como punta de lanza, precediendo a los marines norteamericanos. Por esto habría sido reactivado precipitadamente el CONDECA, que otorgaría la excusa jurídica para la intervención, a la manera de lo que se hizo en Granada con los gobiernos pronorteamericanos del Caribe. La denuncia del FMLN precisó que 25 mil efectivos norteamericanos amenazan ya las fronteras y costas de Nicaragua y El Salvador y que "más de cinco mil se encuentran ya en territorio hondureño" La advertencia de los comandantes además cobra fuerza ante los rumores de golpe de Estado en El Salvador. Según algunas fuentes, el animador del pronunciamiento sería el líder del ultraderechista ARENA, mayor Roberto D'Aubuisson, quien solicitaría de inmediato la intervención de tropas estadounidenses. Otras versiones, en cambio, asignan la conducción de la asonada al general Jaime Abdul Gutiérrez ex ministro de la primera junta de gobierno. Pero ya sea D'Aubuisson o Gutiérrez, lo cierto es que un golpe en las actuales circunstancias podría ser el pretexto ideal para una invasión, aunque las circunstancias fueron muy distintas a las tenidas en Granada. Otro factor que permite suponer que estamos ante la puerta de una tragedia intervencionista lo constituye el avance decidido de la insurgencia salvadoreña en los últimos dos meses. Tan sólo del 3 de septiembre al 15 de octubre los rebeldes tomaron poblaciones, causaron mil 72 bajas a las tropas gubernamentales, capturaron a 188 efectivos y se quedaron con 467 armas de guerra, según informó "Radio Farabundo Martí". A esos datos debe sumarse el fracaso del plan "Bienestar para San Vicente" y el lanzamiento de una nueva campaña del FMLN denominada "Yanquis fuera de Granada y Centroamérica", que agudizó la crisis por la que atraviesan el ejército salvadoreño y el gobierno de Alvaro Magaña.
Es indudable que Fred Ikle, sub secretario de Defensa de Estados Unidos haya evaluado a fondo esta situación en la reunión sorpresiva que mantuvo en estos días con las autoridades salvadoreñas.
¿POR QUE RENUNCIO VOLIO?
En México se denunció profusamente que Costa Rica está siendo preparada como trampolín para una gigantesca agresión. En un documento de opositores costarricenses publicado por "El Día", de México, se señala, por ejemplo que la "Bahía de Salinas, en Costa Rica, será un posible escenario de maniobras de apertrechamiento técnico y militar para hacer infalible, en un momento dado, una invasión a Nicaragua". Por eso no extrañó a los observadores el anuncio hecho por Curtin Winsor, embajador norteamericano en Costa Rica, del 10 de noviembre, según el cual un millar de militares norteamericanos llegarían. en enero próximo a Costa Rica para colaborar en la ejecución de "proyectos de riego, construcción de carreteras y prestación de servicios médicos". Aunque Winsor se esforzó por informar que tales militares sólo tendrían "tareas cívicas", admitió que tales tropas, podrían tambien dar asistencia "en autodefensa" a Costa Rica "sobre todo contra el terrorismo", siempre y cuando las autoridades de San José soliciten esa ayuda a Estados Unidos.
Para los gobernantes sandinistas tal anuncio simplemente indicaba cómo Estados Unidos está intentando transformar a Costa Rica en un nuevo bastión militar antisandinista, como lo es actualmente Honduras, cerrando definitivamente así el círculo de hierro contra Nicaragua. Por otra parte, cuando el canciller costarricense Fernando Volio acusó a Nicaragua de "agredir" a Costa Rica en la localidad de Peñas Blancas, lo cual fue desmentido por el propio ministro de Seguridad costarricense, Eduardo Solano Calderón, recibió el respaldo de Estados Unidos y de los actuales socios del CONDECA: El Salvador, Guatemala y Honduras. Pero también hubo informaciones que hacen pensar que dentro del gobierno de Costa Rica hay un intenso debate sobre el manejo de las relaciones con Nicaragua. El canciller Volio, partidario de una política de "estrechas relaciones con Estados Unidos" y de hostigamiento a Nicaragua, renunció a su cargo la semana pasada por discrepancias con el gobierno de Monge sobre la conducción de la política exterior. Según la prensa de San José, Nicaragua fue el principal motivo de enfrentamiento entre el gobierno y Volio. Al parecer, los lineamientos del canciller, no eran compartidos por un grupo de ministros, entre los cuales se destacan el de la Presidencia, Fernando Berrocal, el de Transportes, Rolando Araya, y el de Seguridad Pública, Solano Calderón, quienes consideran que Costa Rica debe mantenerse al margen del conflicto regional.
Volio fue acusado, además, de llevar a Costa Rica a un enfriamiento de sus relaciones con México, gracias a sus tesis de acercamiento a los regímenes de Guatemala, El Salvador y Honduras y de alejamiento de Nicaragua. Pero "la gota que rebosó el vaso" fue el voto del embajador tico en la ONU en favor de la propuesta de condenar a Estados Unidos por la invasión a Granada. Volio había exigido al embajador abstenerse en esa votación ya que Volio había apoyado públicamente el desembarco de tropas norteamericanas en la isla del Caribe Oriental el 25 de octubre. El embajador ante la ONU también "desairó" a Volio poco después cuando apoyó la resolución de respaldo al grupo de Contadora en la ONU sin consentimiento del canciller.