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CARLITOS MENEM ASESINADO

LAS DENUNCIAS DE ZULEMA YOMA SIEMBRAN DUDAS SOBRE LA VERSION OFICIAL DE QUE EL HIJO DEL PRESIDENTE ARGENTINO MURIO POR ACCIDENTE.

15 de septiembre de 1997


Carlitos Menem júnior, el hijo del presidente argentino, era un muchacho acostumbrado a vivir con el acelerador a fondo. Con sus legendarias historias de juergas interminables, romances faranduleros y carros de carreras, los argentinos no se sorprendieron demasiado cuando supieron que 'Carlitos' tenía un helicóptero a sudisposición. Y por eso mismo no fue difícil que aceptaran la versión según la cual el siniestro del Bell Ranger III 206B, que costó la vida a Carlitos y a un amigo el 15 de marzo de 1995, fue un accidente.
Al fin y al cabo corrían los últimos meses del primer período de Carlos Saúl Menem y la opinión pública nacional había visto el inédito espectáculo de un presidente que jugaba fútbol y conducía Ferraris mientras lideraba el proceso de apertura económica más desenfrenado del subcontinente y se divorciaba sonoramente de su esposa. Carlitos júnior era como el espejo de una época de consumo disparado en la que la euforia de la reestructuración económica hacía creer a muchos que el país había entrado por la puerta grande al primer mundo. Por lo visto sólo una persona consideró que la muerte de Carlitos no era un resultado fortuito pero explicable de los nuevos aires nacionales. Esa persona era su madre, Zulema Yoma. Sus repetidas denuncias sobre la posibilidad de que Carlitos hubiera sido víctima de un atentado lograron por fin sacar el tema del ámbito de la familia, sembraron de dudas al país y podrían tener serias implicaciones políticas para el propio presidente.
Lo cierto es que por la querella interpuesta por Zulema Yoma el expediente de 4.500 folios, caratulado desde su comienzo como 'Menem Carlos Saúl y Oltra Silvio Héctor, sus muertes por accidente aéreo' hoy, 29 meses después de abierto, ha sido cambiado por el juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo, por 'Carlos Menem, Silvio Oltra sobre investigación de las causas de sus muertes'.

Un manto de dudas
En noviembre de 1995, ocho meses después de su muerte, Zulema Yoma se presentó como querellante en la causa. Y su obstinación por la búsqueda de la verdad, desde entonces, ha venido poniendo dudas donde antes hubo silencio.
Los abogados de la señora Yoma señalan, por ejemplo, que en su momento no se practicaron las autopsias correspondientes, no se sometieron a peritaje los cables de luz que fueron cortados por el helicóptero y que los restos del aparato, que fueron inmediatamente desarmados, fueron entregados sin demora a la compañía aseguradora. La querellante sostiene en el expediente que en parte de los restos recuperados se encontraron dos orificios, una quebradura y restos de plomo, cobre, antimonio, hierro y zinc, lo que indicaría la presencia de disparos. Y Zulemita Yoma, la única hija sobreviviente del fallido matrimonio presidencial, puso su parte cuando hace varios meses declaró ante la justicia que su hermano le había contado que viajaría con una mujer, que se convirtió en un misterioso e hipotético tercer ocupante de la nave.
Como si faltara algún ingrediente de misterio, los mismos abogados de la señora Yoma han señalado que cinco personas que de uno u otro modo tuvieron una estrecha participación con la investigación o como testigos o como investigadores murieron violentamente en el lapso de dos años y otras dos han sido amenazadas. La última víctima de esa extraña cadena de coincidencias fue un hermano de uno de los peritos balísticos. En todos, la policía ha explicado sin tardanza los ataques como intentos de robo.
Pero explicaciones, así no suenen muy convincentes, no faltan. Sobre la ausencia de un peritaje a los cables cortados por las aspas del helicóptero, se dice en medios oficiales que la Junta de Accidentes de la Fuerza Aérea y la empresa Bell coincidieron en que la caída había sido un accidente ya que el helicóptero había chocado contra los cables justo en el breve espacio entre la cabina y el rotor. Y sobre la premura de los procedimientos para la entrega de los cuerpos, muchos hablan no de conspiración para ocultar pruebas, como dice la señora Yoma, sino del afán de los funcionarios por abreviar el dolor del presidente de la República.

Sombras y dolor
¿Por qué entonces el silencio del presidente en todo este asunto? En primer lugar él parece estar totalmente convencido de que la muerte de su hijo fue un accidente y, en segundo lugar, no quiere entrar en una pelea pública con su ex esposa en detrimento de su propia imagen política y de su partido el justicialismo (peronismo) a dos meses y medio de las elecciones legislativas.
Pero lo cierto es que frente al convencimiento del padre de que fue un accidente y el fervoroso reclamo de la madre de que fue un atentado, en la sociedad se generó una sensación de duda que no parece disiparse. Y esto se debe, según varios analistas, al sentimiento de desconfianza que hoy impera en la sociedad argentina, especialmente frente a las instituciones. Pocos creen en la justicia y a ello hay que añadirle el 'desgaste', ese mal que aqueja al propio presidente, quien con la reforma constitucional de 1994 se ha perpetuado en el poder.
Y según Natalio Botana, reconocido analista y politólogo argentino, el caso de Carlitos Menem se desenvuelve en un "contexto de sombras y dolor, atravesado por largas filas de compatriotas que reclaman justicia para sus seres queridos. Significa subrayar una manera de analizar y juzgar los asuntos del Estado que se difunden en la opinión pública a increíble velocidad. Todas ellas son productos malsanos de nuestra insuficiencia institucional. Por eso la sospecha se inmiscuye en nuestra condición ciudadana con la misma intensidad con que se lanzan al vuelo las más variadas teorías conspirativas".
La impunidad como otro factor que puede favorecer la hipótesis de la señora Yoma, así no sea cierta, ha creado una insaciable sed de justicia porque la sociedad argentina, enfrentada a un fenómeno delincuencial que le era relativamente desconocido, ignora el porqué y el cómo de los crímenes y cuando aparentemente los procesos están cerrados surgen nuevas sospechas que los reabren. Por ahora, entre dos posiciones opuestas, la del padre que se aferra a la idea de que fue un accidente, y la de la madre que afirma que es un atentado, todo hace suponer que será muy difícil que se llegue a la verdad de lo ocurrido y muy probable que la duda se perpetúe en la sociedad argentina. nEntrevista: 'La mafia nos controlaba': Zulema Yoma.

ENTREVISTA
LA MAFIA NOS CONTROLABA ZULEMA YOMA
En el piso 15 de un edificio del exclusivo sector de Palermo Chico de Buenos Aires, Zulema Yoma recibió a SEMANA. Su apartamento está inundado con decenas de documentos celosamente organizados sobre la mesa de su comedor, que forman su arsenal de batalla. Es que, calificada de loca por sus propios 'conspiradores' pero aferrada a un insaciable deseo de que la justicia acepte que la muerte de su hijo fue la consecuencia de un atentado criminal, la señora Zulema está dispuesta a todo. Semana: ¿En el momento que usted se enteró de la muerte de su hijo, pensó en un accidente o en un atentado?
Zulema Yoma: En un atentado por el acoso permanente que recibíamos la familia. Comenzaron con mis hermanos, después fue la salida mía de la Casa de Olivos (residencia del presidente Menem) el 12 de junio de 1990. Después comencé el juicio del divorcio para proteger a mis hijos y estar lejos del poder y ellos seguían acosando a mis criaturas.
Semana:¿Quiénes son ellos?
Z.Y.: La mafia. la mafia que aportaba a los medios informaciones falsas de que Zulemita se copiaba en la universidad, que Carlitos era un chico de la noche que andaba con malas compañías y de la madre que era desequilibrada. La misma custodia no nos protegía para nada, más bien nos controlaba muchísimo y se la pasaba informando a la gente del entorno presidencial sobre lo que hacíamos o con quién estábamos. A nosotros nos controlaba gente muy allegada a Menem que no nos quiso jamás. Yo temía por la vida de mis hijos. A Carlitos lo sacaron de mi casa para que fuera a vivir solo, le compraron el helicóptero porque el mismo entorno del presidente lo incentivó para que piloteara.
Semana:¿Por qué demoró tanto tiempo en interponer la causa ante la justicia, ocho meses después de la muerte de su hijo?
Z.Y.: Yo estaba muy choqueada por la muerte de mi hijo pero nunca perdí la dimensión de lo que sucedía. Un día llamé al abogado Alejandro Vásquez y le dije: "Doctor, contróleme esto". Cuando comenzó a ver lo papeles me dijo: "Señora, todo esto que se está haciendo es ilegal".
Semana:¿La causa que interpuso en noviembre de 1995 en qué la basó?
Z.Y.: Cuando vi el expediente me di cuenta en realidad que a mi hijo lo habían matado porque no se hicieron autopsias, se retiró el helicóptero inmediatamente, porque no se hicieron peritajes.
Semana:¿De todos estos argumentos cuáles está manejando el juez que conoce la causa?
Z.Y.: El 30 por ciento del helicóptero es lo único que se logró rescatar y se le hizo un peritaje. Yo estuve presente en el peritaje, no cabe la menor duda de que hay dos orificios provocados por un impacto de proyectil calibre 7.62 milímetrosSe hicieron las autopsias. En el cajón de Carlitos había tierra roja, no sabemos a dónde se lo llevaron porque acá en Buenos aires no hay tierra roja, la mitad del cuerpo está esqueletizado, sin uñas, le faltan dos dientes, toda la mandíbula está quebrada y además hay disidencias de que este cráneo no coincide con la radiografía ni con lo que dijeron ni firmaron todos los médicos.
Semana:¿Por qué con esos peritajes no ha prosperado la causa ante el juez?
Z.Y.: Porque el juez prohibió que se diera la pericia completa, es como tener un cuerpo sin cabeza. El peritaje está hecho pero el juez dice que no hablen de bala, pero el peritaje demuestra que las balas están.
Semana:¿Frente a estos hechos cómo ve usted la justicia argentina?
Z.Y.: Nosotros tenemos una justicia muy politizada.
Semana:¿Viendo la justicia desde su punto de vista se puede decir que la causa está perdida?
Z.Y.: Yo no la daría por perdida porque el pueblo argentino jamás le va a perdonar a Menem de que no se diga la verdad. Que muestre por qué fue el accidente, que se diga por qué hay 33 cuerpos en esta causa tan grave como la del hijo del presidente, por qué tiros en la nave, por qué un cadáver profanado, por qué no hay explicación científica, que se diga por qué faltaron los dientes de mi hijo y quebrada toda la dentadura cuando en el certificado de defunción dice que tiene la dentadura completa. En este momento hay profesionales que dicen que el cráneo está en la morgue y hay otros que está enterrado. Por eso pedí otra vez la exhumación del cuerpo de Carlitos.
Semana:¿Usted por qué cree que existe tanto silencio por parte del presidente alrededor de este tema?
Z.Y.: No sé. Tendrá que contestar el presidente de la nación. Pero no me cabe la menor duda que tiene un secreto guardado, hay alguna presión de la mafia, no sé. Yo lo único que digo es que mi hijo no tenía enemigos, era un chico muy querido y que gracias también a mi hijo Menem sigue en la Presidencia porque el pueblo argentino votó en favor del dolor de una familia.
Semana:¿Usted ha recibido amenazas?
Z.Y.: Yo directamente no pero sí cada tanto me mandan mensajes que van a matar a Zulemita, ya atentaron contra mi vocero Mario Rotundo, contra el coche de mi hermana. Todo es cuestión de mafia y ese es el estilo que estamos viviendo en mi país.
Semana:¿Usted cree que le favorece ese clima de sospecha y desconfianza que vive el país, creado por la impunidad?
Z.Y.: Hay muchos casos que quedan impunes. Es el mismo estilo como mataron al periodista José Luis Cabezas, como atentaron contra la Amia, como atentaron contra la embajada de Israel, en los cuales más que menos han borrado las pruebas. Hay gente que no va al juzgado a declarar porque es intocable. Todo funciona en un sistema de ocultamiento. Lo cierto es que el juez tiene la causa frenada. Menem tendrá que responder, recién ahora Menem colocó varios abogados más en la causa cuando antes no había hecho nada.