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El gobernador del banco central mexicano, Agustín Carstens. | Foto: EFE

PERFIL

Carstens, un mexicano con experiencia en crisis y los ojos puestos en el FMI

Agustín Carstens, propuesto por México para ocupar el máximo cargo del FMI, ha sido el principal operador de la política económica mexicana desde el banco central y la Secretaría de Hacienda en los últimos años.

Juan David Leal, EFE
27 de junio de 2011

El economista Agustín Carstens, que goza de mucho prestigio en su país y en la comunidad internacional, conoce bien las entrañas del Fondo Monetario Internacional (FMI), donde trabajó como director ejecutivo por México, España, Venezuela y Centroamérica en 1999.

En 2000 fue designado subsecretario de Hacienda y tres años más tarde subdirector gerente del FMI, lo que equivale al número tres de este organismo, puesto que desempeñó hasta su salida en diciembre de 2006 para dirigir el Ministerio mexicano de Hacienda.

Licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y poseedor de una maestría y un doctorado de la Universidad de Chicago, a Carstens se le reconoce por haber participado en el diseño de una reforma del sistema de pensiones de los trabajadores del Estado aprobada en marzo de 2007, que permitió gestionar esas pensiones como fondos privados.

Asimismo, fue el artífice de la primera reforma fiscal del Gobierno del presidente mexicano, Felipe Calderón, que permitió reducir la participación de los ingresos petroleros en los ingresos fiscales del 37 % en 2007 a cerca del 30 % en la actualidad.

La disminución de la dependencia de la economía mexicana del petróleo ha sido fundamental, ya que el país experimenta un declive de su producción que no ha podido ser compensado debido a que la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) no cuenta con la tecnología ni los recursos para explorar en aguas profundas del Golfo de México, donde se supone que existen grandes depósitos de crudo.

La reforma fiscal le permitió también al Gobierno poner en marcha en 2008 un ambicioso plan de infraestructuras, con niveles récord de gasto de alrededor del 5 % del PIB cada año.

Carstens, de 52 años, siempre ha contado con el respaldo de los mercados financieros, y su papel en la estrategia para enfrentarse a la crisis económica ha sido reconocido ampliamente por varios organismos internacionales, incluido el que aspira ahora a dirigir.

Para capear la difícil situación económica de EE.UU., principal socio comercial de México, Carstens diseñó varios paquetes de medidas contracíclicas, que incluyeron severos recortes del presupuesto.

Además, el funcionario ha afrontado embates como las crisis energética, la alimentaria, la financiera e incluso la epidemia de gripe AH1N1, que significó un duro golpe a la economía mexicana, sobre todo al turismo.

Carstens es considerado un economista preocupado por mantener la estabilidad de la economía, fortalecer las finanzas públicas y controlar la inflación.

En diciembre de 2009 asumió el cargo de gobernador del Banco de México.

Desde su nueva responsabilidad, el economista ha sabido mantener la autonomía del banco central y ha incrementado la coordinación con el Gobierno.

También impulsó la publicación de las minutas de las reuniones de la Junta Directiva del banco central, lo que ha brindado mayor transparencia a las decisiones de política monetaria del organismo.

Después de hacerse pública su candidatura al frente del FMI, Carstens instó a los países emergentes a que "no se atomicen" y "apoyen a un candidato único" en la carrera para elegir al próximo director del organismo, cargo que ha sido ocupado desde la Segunda Guerra Mundial por un europeo.

A su juicio, es hora de "darle legitimidad a la institución y que se vaya reconociendo el papel y la mayor estatura de los países emergentes".

Carstens dijo en una reciente entrevista a Efe que la tradición "obsoleta" de que el director de esta institución tenga que proceder de Europa le resta "legitimidad" y lesiona su "efectividad".