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CAYO CRESSON

El descalabro socialista produce su primera víctima.

4 de mayo de 1992


DESDE QUE EL DOMINGO pasado los franceses ratificaron en la segunda vuelta de sus elecciones regionales la debacle socialista, era inevitable que se presentara un remezón en el gobierno, que es lo que sucedió por fin el primero de abril. El presidente Francois Mitterrand no tuvo más remedio que pedirle la renuncia a su primera ministra Edith Cresson. En su reemplazo fue designado el ministro de Economía, Pierre Beregovoy.
La segunda vuelta "transformó los efectos ya desfavorables de la primera, en una verdadera derrota que confirma la transición de Francia hacia un período de recomposición del sistema político", dijo el politólogo Gerard Grunberg. Ello demostró que los socialistas han perdido "capacidad de transferencia" de votos, esencial en cualquier sistema de elecciones a dos vueltas. Eso significa, por ejemplo, que ni los Verdes y ni siquiera los comunistas votan ya necesariamente en la segunda ronda por los socialistas.
El retroceso del partido gobernante se atribuye no solo al deterioro de la imagen de Mitterrand, sino a que Cresson no logró crear una imagen de credibilidad para reemplazar debidamente al popular Michel Rocard. La primera mujer en llegar a esa investidura en Francia no pasó el examen.
El sucesor, Pierre Beregovoy, autodidacta de origen obrero, es el artífice de la política económica de Mitterrand y deberá atacar el desempleo. Una tarea muy dura que podría llevarle, en los 11 meses que quedan de período, a perder la popularidad de que hace gala hoy. -