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COMIENZA EL JUICIO

La demostación de que la sangre en su carro era la de su esposa, podría condenar a O.J. Simpson

31 de octubre de 1994

A TIEMPO QUE COMIENZA propiamente el proceso contra O.J. Simpson por la muerte de su esposa y un amigo de ésta, la batalla legal se iniciará en torno de una nueva prueba en su contra que podría resultar demoledora: se comprobó por medios científicos que unas manchas de sangre en su carro corresponden a las de su esposa.

Ese detalle le ha dado nuevo impulso a la manía que ha intoxicado a los medios de comunicación de Estados Unidos. Un edificio de andamios de metal de unos tres pisos de alto, con techos de plástico y antenas parabólicas, fue levantado frente al tribunal de Los Angeles para que las cámaras de televisión de todo el país y de algunas cadenas foráneas no se pierdan un solo detalle exterior de uno de los juicios más publicitados en Estados Unidos. Nombre del show: "El pueblo vs. O.J. Simpson".

La construcción es parte del carnaval que se ha montado en torno del juicio contra el astro del fútbol tipo norteamericano, mientras se prepara la selección de un jurado de 12 personas entre 300 preseleccionadas con el visto bueno del estricto juez del caso, Lance Ito, de origen japonés.

Lo ideal para ambas partes es que los jurados no estén muy enterados del caso, pero esa es una meta casi imposible de lograr si se considera que el masivo cubrimiento que todos los medios de comunicación han hecho de los sucesos y audiencias previas a la señal de partida oficial del juicio, ha llegado hasta el último rincón de este país.

De los jurados preseleccionado 91 declinaron la invitación tras alegar en su gran mayoría que el pago de cinco dólares diarios que ofrece el condado de Los Angeles por una delicada tarea que marcará sus vidas, no compensaba de ningún modo la suma que dejarían de percibir al ausentarse de sus empleos por tan largo tiempo.

Para agregar más detalles cinematográficos al proceso, la prensa destacó como una presagiosa coincidencia que el primer jurado potencial entrevistado tenía el número 32, el mismo con el que jugó Simpson durante la mayor parte de su espectacular carrera de futbolista en el equipo de los Bufallo Bills.

Pero el problema del jurado ideal no es la preocupación inmediata entre los protagonistas de este drama judicial que cumple 15 semanas.

Las expectativas están puestas en el veredicto del juez sobre la validez de una prueba de DNA tomada a rastros de sangre que aparecieron en la camioneta de Simpson, porque si eran, como parece, de Nicole, sólo habrían podido llegar al vehículo en la ropa de Simpson.

Para los abogados defensores de Simpson, encabezados por Robert Shapiro, el meollo de la discusión no debe estar en la infalibilidad de la prueba sino en la forma como se tomaron las muestras. Shapiro ha pedido que no sean admitidas porque fueron tomadas en forma chabacana, están contaminadas y fueron plantadas y manipuladas.

Según él, la Policía de Los Angeles, conocida por su fobia racial, debe ser investigada por haber revelado información falsa a un reportero de televisión en la que se sostenía que los investigadores habían encontrado sangre de la ex esposa de Simpson en las medias del jugador en el tapete de su famoso Bronco.

Tracie Savage, el reportero que dio la primicia, admitió que su información era parcialmente incorrecta, pero al ser preguntado cuál había sido la falta, dijo que en el juicio la verdad saldría a flote.

La discusión en torno de la veracidad de las pruebas de DNA se produjo el mismo día en que un hombre acusado de violación y que había pagado 10 años de cárcel en California, fue declarado inocente gracias a una revaluación de un test de DNA.

Si los científicos citados para evaluar las pruebas de sangre resuelven que la manipulación de las mismas no afectó su valor probatorio, lo que sigue para Simpson es una cuesta que para algunos observadores sólo podrá pasar con la ayuda de Dios y del pueblo representado en los 12 jurados esquivos.-