Home

Mundo

Artículo

CON LAS ANTENAS PUESTAS

Cuatro años después de derribar el avión coreano, los soviéticos cambian su política sobre seguridad aérea

26 de octubre de 1987

La noche del 31 de agosto de 1983, después de desviarse 500 kilómetros de su ruta y de adentrarse en espacio aéreo de la Unión Soviética, un jumbo de la Korean Air Lines con 269 pasajeros fue derribado por un misil aire-aire disparado por un avión de combate ruso. Había quedado claro que los soviéticos no permitirían ninguna intromisión en un área especialmente delicada por la existencia de varias bases e instalaciones militares. Más aún, el entonces canciller Gromyko, pocos días después de la tragedia, aseguró que su país volvería a responder de igual forma a cualquier incursión de naves extranjeras en su espacio aéreo, sin importar que éstas se debieran a fallas técnicas en aviones civiles.
Hoy en día las cosa han cambiado.
Dentro de la política de apertura que ha caracterizado a la era Gorbachov, se ha llegado a un acuerdo de cooperación entre los Estados Unidos, la Unión Soviética y Japón, para evitar que aeronaves que pierdan su rumbo, corran la suerte del vuelo 007 de la K.A.L. Las conversaciones se iniciaron en 1985 y el acuerdo comenzó a funcionar a partir de agosto del 86. Antes de esa fecha los soviéticos no tenían ninguna responsabilidad formal en los vuelos de aerolíneas extranjeras sobre el Pacífico Norte, lo que hacía que las aeronaves, que en parte de su recorrido por la zona salían del alcance de los radares de Tokio o Anchorage, quedaran abandonadas a su propia suerte pues, a pesar de ser monitoreadas por los instrumentos soviéticos, no recibían de ellos ningún tipo de ayuda.
El nuevo acuerdo contempla la utilización de pistas soviéticas por parte de aviones occidentales en caso de emergencia. Cualquier avión que presente fallas mecánicas o en sus instrumentos de navegación, podrá contar con la asistencia de las bases rusas que, una vez declarada la emergencia, activarán una cadena de ayuda que conecta directamente por vía telefónica, con la que antes no se contaba, a bases de los tres países. Esta cadena de cooperación puede ser conectada también por cualquiera de las bases japonesas o norteamericanas, ya que se cuenta con una línea abierta las 24 horas del día. Los soviéticos también han puesto a disposición del sistema los servicios de búsqueda y rescate en caso de accidente.
De los tres centros de control aéreo soviéticos incluidos en el programa, el de Khabarovsk es el más importante ya que controla la mayor parte del tráfico aéreo del lejano este ruso. Para evitar cualquier malentendido, según Vladimir Pelepenko --jefe del Centro de Control Aéreo--, existe total coordinación entre los controladores aéreos civiles y las bases militares. En el momento en que los radares militares detecten la presencia de un avión comercial en espacio aéreo restringido, la información pasará de inmediato a los centros de control para vuelos civiles que se encargarán del caso, trabajando en equipo con los controladores de Tokio, Sapporo o Alaska. Con ésto se evita que las fuerzas militares tomen partido en el asunto sin que se sepa lo que ocurre con la nave, como en el caso del avión coreano.
Los controladores aéreos en la Unión Soviética pueden brindar ayuda a las tripulaciones de aviones con problemas que la requieran. Para facilitar la comunicación, el 80% de los controladores rusos en el área hablan algo de inglés. Y dado el caso de que la emergencia sea atendida por un operador que no domine ese idioma, puede contar de inmediato con la colaboración de traductores oficiales que, desde otras bases y por vía telefónica, les pueden prestar este tipo de asistencia.
Todo parece indicar que, gracias a esta nueva política de colaboración entre las tres naciones, la navegación aérea por el Pacífico Norte, que hasta hace poco tiempo conllevaba grandes riesgos por la falta de comunicación entre los centros soviéticos y sus contrapartes occidentales, se ha hecho muy segura y las posibilidades de que una tragedia como la del 83 se repita, son cada vez más escasas.--