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CONEJO A LA MEXICANA

Después del referéndum sobre su futuro, los zapatistas parecen hacerse los de la vista gorda.

2 de octubre de 1995

NUNCA ANTES HABIA TEnido lugar en Latinoamérica un referéndum popular para decidir la suerte de un movimiento guerrillero. Su convocatoria, que prometía un nuevo derrotero para negociaciones similares alrededor del mundo, fue recibida con gran expectativa no sólo a nivel nacional sino internacional.
La resonancia mundial del evento fue subrayada por el hecho de que Alianza Cívica, la organizadora del acto promovido por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional -EZLN-, informó haber recibido más de 55.000 mensajes de apoyo desde 28 países. La sola circunstancia de que se tratara de un evento extraoficial, en un país que ha sido gobernado en forma muy poco democrática por una sola agrupación durante casi 80 años (el Partido Revolucionario Institucional), le daba un tinte histórico. Según las organizaciones que prepararon el evento, 40.000 voluntarios instalados en 8.652 mesas garantizaban la transparencia.
Cinco de las seis preguntas hubieran sido contestadas por casi todos los mexicanos en la misma forma, porque se referían a temas como la democratización de su sistema de gobierno, si era necesaria la unión de las 'fuerzas democratizadoras' y si la mujer debía tener mayor participación garantizada en las instancias gubernamentales. Las preguntas claves, sin embargo, eran la cuarta y la quinta: "¿Debe el EZLN convertirse en una fuerza política independiente y nueva, sin unirse a otras organizaciones políticas?", o "¿Es necesario que se una a otras fuerzas, para juntos formar una nueva organización?".
La propuesta de unir a la oposición recibió el 92,2 por ciento de los votos, mientras la posibilidad de una reforma política profunda recibió el apoyo del 95 por ciento. Y ante la consulta sobre el futuro del EZLN, el 57 por ciento votó a favor de que se convirtiera en una fuerza política independiente y nueva. Pero si la experiencia de México debe tenerse como antecedente, habría que concluir que a los irregulares en armas las urnas les tienen sin cuidado.
La razón es que a pesar de ese resultado, el subcomandante Marcos, líder de los alzados en armas, sembró en el país la confusión al sostener en un comunicado que sus conversaciones de paz con el gobierno estaban "agotadas". Comparó al equipo negociador gubernamental con los conquistadores españoles al decir que "como aquellos que vinieron a robar nuestras riquezas, estos rezuman soberbia, crueldad y sinrazón". Marcos acusó al gobierno de criminal y dijo que la guerra en el estado de Chiapas podría reanudarse en cualquier momento porque, según él, las autoridades "han abandonado todo intento de diálogo". Eso dejó en entredicho el nuevo comienzo de las negociaciones de paz, previsto para el martes de esta semana.
Esa actitud consiguió que el guerrillero borrara con el codo lo escrito con la mano, porque ahora muchos mexicanos sienten que fueron burlados al votar en un plebiscito que entendían como una herramienta efectiva para terminar la violencia. No saben si el EZLN lanzó la idea simplemente para medir su respaldo popular, sin verdaderas intenciones de dejar las armas. Sienten que, por lo menos por ahora, el EZLN les puso conejo a la mexicana.