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Donald Trump y su homólogo ruso, Vladimir Putin.

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Congreso aprueba sanciones a Rusia y pone a Trump entre la espada y la pared

En un claro desafío al presidente, que quería mantener buenas relaciones con Putin, el Senado y la Cámara votaron a favor de nuevas penalizaciones contra el gobierno ruso por su injerencia en la campaña electoral.

27 de julio de 2017

Luego de su reunión en Alemania el 7 de julio, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump y su homólogo ruso, Vladimir Putin acordaron mantener una relación cordial y amistosa. Sin embargo, este jueves el Congreso de Estados Unidos puso en una situación incómoda al magnate, pues finalmente aprobó un paquete de sanciones en contra del gobierno ruso. 

Casi por unanimidad, el senado de Estados Unidos votó a favor de castigar a Rusia por su injerencia en la pasada campaña electoral estadounidense y limitó la capacidad de maniobra del presidente Trump en este caso. La aprobación con —98 votos a favor y solo dos en contra— supone una difícil situación para el mandatario gringo, que tendrá que decidir si acompaña la voluntad del Congreso o se mantiene en su posición de rechazar la iniciativa.

La aprobación del senado era el último requisito que necesitaba el paquete de sanciones. Este martes, la Cámara estadounidense había aprobado —también casi de manera unanime— la ley que busca castigar a Rusia y a otros tres países. El único paso que le falta para convertirse en ley es la firma de Trump.

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La medida tomada por el Congreso pone Donald Trump en una situación comprometida. El presidente estadounidense se enfrenta ahora ante la disyuntiva de aplicar sanciones a Rusia, país con el que buscaba mejorar relaciones, o asumir el costo político de un veto. Y aunque los republicanos controlan ambas cámaras del Congreso y la Casa Blanca, la cercana y misteriosa relación con Rusia del entorno Trump ha abierto una brecha entre el poder legislativo y el ejecutivo.

El senador republicano John McCain dijo que la propuesta debió aprobarse hace tiempo, un sutil golpe a Trump y al Congreso bajo control republicano. McCain, presidente de la Comisión de Servicios Armados, ha dicho en otras ocasiones que Putin es un asesino y un rufián.

“¿Cuánto ha pagado Rusia en los últimos ocho meses por atacar nuestros comicios?” preguntó McCain. “Muy poco”.

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En privado, Trump ha expresado su frustración con la capacidad del Congreso de limitar o invalidar el poder del presidente en cuestiones de seguridad nacional. El entorno del presidente ha dado a entender que no la vetará consciente de que probablemente los legisladores podrían anular su veto. Ahora no tiene muchas opciones salvo firmar la ley debido al enorme apoyo que ésta tiene en el Capitolio. 

De ese modo, por primera vez, los congresistas han impuesto su criterio al presidente y no al revés. La ley no solo podría tener consecuencias duraderas en la relación entre Trump y su partido, sino también con Rusia y Europa.

El objetivo del paquete sancionatorio no es otro que el castigar la injerencia de Rusia durante la pasada campaña electoral y su papel en las crisis de Ucrania y Siria. La ley también incluye penalizaciones contra los gobierno de Irán por su apoyo a actividades terroristas, y contra Corea del Norte por sus pruebas con misiles.

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El paquete de sanciones aprobado limita la capacidad del presidente de retirar las penalizaciones y le da esa potestad al Congreso, que en un plazo de al menos 30 días tendría que votar cualquier cambio que trate de hacer el presidente. En cuanto a los ciberataques rusos durante la campaña electoral, si Trump quisiera levantar estas sanciones tendría que demostrarle al Congreso que Rusia ha ayudado a esclarecer este hecho. Y para retirar los castigos por las intromisiones territoriales rusas en Ucrania, el presidente tendría que certificar que las causas se han solucionado.

El gobierno de Estados Unidos ha acusado al gobierno ruso de dirigir una serie de ciberataques que terminaron beneficiando al actual presidente, Donald Trump, durante la pasada campaña electoral. El magnate ha negado siempre estas acusaciones y se resiste a reconocer que Rusia pudo haberle ayudado en su carrera por la presidencia.

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Antes de entrar a la Casa Blanca, Trump se abstuvo de criticar a Putin y en su lugar cuestionó a las agencias de inteligencia estadounidenses que vinculaban a Rusia con una campaña de hackeo en las pasadas elecciones. Una vez en la presidencia, Trump buscó tender puentes de diálogo entre el gobierno ruso y Estados Unidos, cuyas relaciones estaban en su punto más bajo luego de que el presidente Barack Obama aprobará una serie de sanciones contra Moscú en diciembre.

La norma también ha preocupado a Europa. Encabezados por Alemania, varios países han manifestado sus inquietudes frente a estas penalizaciones y acusan a Estados Unidos de querer favorecer a sus empresas al sancionar a los grandes grupos europeos involucrados en proyectos energéticos con los rusos.

Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió que Moscú responderá a la ‘insolencia‘ de Washington y lamentó el ‘crecimiento de la histeria antirrusa‘ en Estados Unidos. "Estamos comportándonos de una forma muy contenida y paciente, pero en algún momento necesitaremos responder", dijo Putin.

Ante este panorama, Trump se enfrenta a una de las decisiones más trascendentales de sus seis meses de mandato y tendrá que escoger entre mantener buenas relaciones con los rusos o con su Capitolio.