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El canal internacional de Al Jazeera comenzó a transmitir el pasado miércoles. La cadena árabe, conocida en occidente por transmitir los videos de Osama Ben Laden, es considerada un importante promotor de reforma y liberalización en Oriente Medio

Medios

A conquistar el mundo

La versión en inglés de la cadena árabe ‘Al Jazeera’ intenta cuestionar el predominio informativo de Washington con una visión distinta a la occidental.

18 de noviembre de 2006

La pomposa bienvenida de los presentadores del canal internacional de Al Jazeera en su primer día de transmisión no podía ser inferior a las expectativas. “Es noviembre 15, una nueva era en las noticias televisivas”, aseguraron en perfecto inglés. Con el lanzamiento, la cadena árabe consumó el mayor asalto al dominio mundial que durante más de una década han tenido la CNN estadounidense y la BBC británica. Su promesa es proyectar al mundo una mirada diferente a la occidental.
La apuesta global de Al Jazeera estará disponible en 80 millones de hogares en Europa, Asia y África, y además estará en vivo por Internet. Tendrá estudios en Doha, Kuala Lumpur, Londres, Washington y otras 20 capitales. En Latinoamérica tendrá corresponsales en Buenos Aires y Caracas, que cubrirán toda la región.
Uno de sus primeros informes reportó la muerte de una mujer israelí en un ataque palestino con rockets. Los críticos que afilaban los cuchillos a la espera de un sesgo antijudío se encontraron con un lenguaje cuidadoso, sin las palabras “mártires” o “terroristas”. En los primeros minutos hubo cambios a Sudán, Irán y Zimbabwe y durante el día repitieron una entrevista exclusiva con Joseph Kabila, el presidente del Congo. El énfasis, por si hiciera falta señalarlo, está en la información originada en el sur y los países en desarrollo. “Se busca evitar el filtro de Washington”, dijo a SEMANA Mariana Sánchez-Aizcorbe, la corresponsal en Caracas.
“Un punto de vista y su contrario”, reza el lema de Al Jazeera. Cuando el emir de Qatar decidió lanzarla hace 10 años, la cadena sacudió el panorama informativo del mundo islámico, donde la mayoría de los medios sufren algún tipo de censura, con su franqueza y su disposición a tocar temas tabúes. Pronto consiguió grandes audiencias, pero su proyección mundial llegó después del 11 de septiembre de 2001.
Así como la primera guerra del golfo fue clave para el ascenso de CNN, la guerra contra el terrorismo fue el gran ‘pantallazo’ para Al Jazeera. Cuando enfatizó la mirada sobre los civiles durante los conflictos en Afganistán e Irak, la valorizó el contraste con la información de los periodistas de las cadenas occidentales ‘encamados’ en las filas estadounidenses.
Su presencia muchas veces ha sido provocativa. Y aunque los analistas la señalan como un importante factor de reforma en Oriente Medio, en Occidente muchos la conocen solamente por transmitir los videos de Osama Ben Laden, o las escenas de soldados estadounidenses heridos en Irak, y la consideran una caja de resonancia de los terroristas. Sin ir muy lejos, varios funcionarios del gobierno de George W. Bush la detestan y la cadena ha sido el objetivo de ataques tanto retóricos como militares de Estados Unidos. Sus oficinas en Kabul y Bagdad fueron alcanzadas por misiles norteamericanos. La explicación oficial, que hablaba de errores tácticos, quedó en entredicho cuando el sensacionalista Daily Mirror publicó un memorando que detalla una reunión donde Bush le habría hablado al primer ministro británico, Tony Blair, de bombardear la sede del canal en Qatar y éste lo habría disuadido.
Al Jazeera no es la única cadena que trata de competir con el dominio angloestadounidense. Aunque la rentabilidad no está garantizada, puede más el deseo de promover una visión del mundo propia. El surgimiento de nuevos canales internacionales es, en gran medida, la respuesta a la oleada de patriotismo de las cadenas norteamericanas después del 11 de septiembre. Según cuenta la leyenda, Francia decidió crear su Chaine Francaise d’ Information Internationale, próxima a ser lanzada, después de que CNN cortó un aplaudido discurso francés en contra de la guerra de Irak en Naciones Unidas. Alemania tiene la Deutsche Welle y el Kremlin patrocina Russia Today. Todas tienen contenidos en inglés. También, desde julio de 2005, el gobierno de Hugo Chávez financia Telesur. La presencia mediática comienza a competir con la diplomacia tradicional. Y Oriente Medio tiene su embajador.