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CONTRAS Y RECONTRAS

Reencauchada por el endurecimiento de los sandinistas, la "Resistencia" cambia su cúpula

29 de agosto de 1988

La romería a Washington se ha vuelto ya típica para los contras nicaraguenses. Por esa razón, nadie se extrañó en la capital norteamericana la semana pasada cuando, una vez más, los dirigentes de Resistencia Nicaraguense se aparecieron pidiéndole al Congreso de los Estados Unidos más dólares para luchar contra el régimen de Managua.
Pero esta vez -valga la verdad- había caras nuevas. Al fin y al cabo, la gente de RN venía de terminar su asamblea anual en Santo Domingo, República Dominicana, donde se eligieron los miembros del directorio del movimiento antisandinista que renovó a los que venían negociando con Managua. Entre otros, los congresistas norteamericanos se encontraron con Enrique Bermúdez (el nuevo gran jefe), con Alfredo César y con Adolfo Calero, quienes volvieron a quedar incluídos en el cuerpo directivo de RN escogido hace un par de semanas.
La visita acabó dejando resultados poco prometedores. Enfrascados en plena campaña electoral, los parlamentarios norteamericanos fueron amplios en retórica pero estrechos en fondos. De manera escueta, Bermúdez y sus colegas recibieron un mensaje de apoyo, pero nada más.
Con esa nota se terminó la ofensiva más reciente de los contras, por lo menos en el campo financiero. Al igual que les ha venido sucediendo en el campo de batalla, los rebeldes nicaraguenses se volvieron a encontrar con las manos vacías.
No obstante, eso no quiere decir que sus días estén contados. La vida de RN se vio prolongada como consecuencia de la línea dura adoptada por Managua a mediados del mes de julio, cuando los sandinistas expulsaron a ocho diplomáticos norteamericanos -incluído el embajador- y reprimieron duramente una manifestación organizada por los partidos opositores. Esos dos incidentes volvieron a justificar la existencia de los contras, a los ojos de sus partidarios. Al cabo de meses de negociaciones con Managua, los rebeldes aparecían destinados a una muerte irremediable, fruto del progreso en la mesa de negociaciones.
Sin embargo, los incidentes del mes pasado convencieron a la "línea dura" de que había que volver otra vez al combate. Esa postura fue la que explicó la incorporación de Bermúdez al directorio de RN y su imagen como hombre fuerte de la organización. En opinión del ex coronel somocista, no hay otro camino diferente al de la guerra para zanjar los problemas en Nicaragua.
El problema, claro está, consiste en conseguir los fondos para financiar a los combatientes. Desde el establecimiento del cese al fuego el pasado mes de abril, una buena parte de los contras ha desertado o se ha replegado a los campamentos que existen en territorio hondureño. Como consecuencia, la amenaza militar de los insurgentes es todavía menor que en sus mejores épocas. Si bien los contras pueden hacerle daño a la economía nicaraguense, las posibilidades de un triunfo militar continúan lejanas.
Obviamente éstas se alejan todavia más si no hay dinero del Congreso norteamericano. Aunque no se puede descartar que en septiembre el Parlamento en Washington le vuelva a dar a los contras una inyección de dólares, esa posibilidad no parece lógica del todo. El Congreso es de mayoría demócrata y el candidato del partido Michael Dukakis, es enemigo declarado de darle fondos con fines militares a los antisandinistas.
Como si eso fuera poco, dentro de Resistencia Nicaraguense las rencillas internas siguen siendo la orden del día. El bloque de los "políticos" continúa opuesto al de los "halcones", que apoya al coronel Bermúdez. Gente como Pedro Joaquín Chamorro, hijo del director de La Prensa que fue asesinado por la dictadura somocista, se ha venido lamentando de "esta corriente hegemónica que tiene el control absoluto de la organización".
Esa situación, claro está, no quiere decir que Managua las tenga todas consigo. En opinión de los observadores, el gobierno sandinista va a tener que pagar las consecuencias del endurecimiento que ha tenido en los últimos días. Si bien el diario La Prensa -principal vocero de la oposición- volvió a publicarse la semana pasada al cabo de quince días de silencio, las medidas que se tomaron en la segunda semana de julio contra varios medios de comunicación han vuelto a colocar a parte de la opinión internacional en contra de Managua.
Incluso, la estrategia de mano dura en las filas del gobierno nicaraguense le ha permitido el reencauche a figuras que tradicionalmente se han opuesto al régimen. La semana pasada, el famoso "Comandante Cero" Edén Pastora, anunció que tenía la intención de constituír un nuevo grupo rebelde para combatir los sandinistas. Si esa noticia se confirma en la práctica, será la comprobáción de que, a pesar de la estrella declinante de los contras, el endurecimiento de Managua es motivo suficiente para prolongar -casi que indefinidamente- un conflicto que ya hace rato debia haberse terminado.