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CONTRICION DE CORAZON

La confesión argentina sobre el refugio otorgado a los nazis revive el misterio sobre la actitud de Perón.

9 de marzo de 1992

SE CUMPLIERON EN ESTOS días varias circunstancias que unidas entre sí, señalan que el tema del holocausto de los judíos a manos de los nazis, sigue tan vigente como el primer día. El primero es el cincuentenario de la conferencia de Wansee, donde, según se dice, se decidió perpetrar la "Solución final" al "problema" judío. El segundo, la confesión del gobierno de Buenos Aires sobre el encubrimiento dado por Argentina a los criminales nazis después de la derrota alemana de 1945. Y el tercero, el anuncio de que por fin se sabrá si el cadáver encontrado en 1985 en Sao Paulo, Brasil, es efectivamente el de Josef Mengele, el famoso médico conocido como el "Angel de la muerte".

La reunión de Wansee, realizada en una hermosa villa al lado del río que atraviesa Berlín, fue, según algunos historiadores, el momento culminante en el que se selló el destino de los millones de judíos alemanes y del resto de Europa. El aniversario fue subrayado por un encuentro de investigadores en el que se revisaron las principales investigaciones académicas sobre el tema, no sólo en cuanto a la persecución llevada a cabo directamente por los nazis, sino también por los partidos europeos que simpatizaban con ellos, los cuales en ocasiones fueron aun más sanguinarios que sus mentores alemanes.

En el encuentro se removieron varias espinas: la de la falta de conocimientos del pueblo alemán sobre el holocausto, que hoy los historiadores niegan. La de la escasa participación de los soldados del ejército alemán, que se considera poco factible dada la magnitud de la tragedia y la falta de reacción de la Iglesia católica en aspectos tan poco conocidos como la masacre de serbios por parte de los croatas, agrupados en el grupo pronazi Ustasha.

Sólo cuatro días más tarde, el gobierno argentino de Carlos Saúl Menem dio otra puntada en el camino del esclarecimiento de los misterios posteriores a la caída del Tercer Reich. En esa fecha Menem firmó un decreto por el cual se abrirán los archivos secretos de Buenos Aires sobre el refugio otorgado por el gobierno argentino a los jerarcas nazis fugitivos. "Argentina ", dijo el presidente ante un auditorio de ministros, embajadores y representantes de la comunidad judía, "ha escondido durante 40 años una verdad que el mundo quería ver. Esta es una deuda que Argentina está pagando al mundo".

La decisión de Menem fue considerada una sorpresa, por cuanto el presidente pertenece al partido Justicialista, fundado por uno de los gobernantes que protagonizó el encubrimiento de los criminales nazis, el general Juan Domingo Perón. Como motivo inmediato se señaló la solicitud del presidente del Consejo Judío Mundial, Edgard Bronfman y un artículo aparecido en octubre pasado en el diario The New York Times, que reclamó el levantamiento del secreto.

Para otros, sin embargo, el asunto se encuadra dentro de la política de Menem de buscar la "normalización" de las relaciones de su país con el mundo desarrollado. La participación de Perón fue minimizada por el ministro del interior, José Luis Manzano, quien dijo que el levantamiento del secreto revelará que "la presencia de nazis en Argentina no fue tan importante como se ha denunciado internacionalmente, pero mucho mayor de lo que hubiéramos deseado". Manzano precisó que en la documentación hay espacio para profundizar las relaciones de los gobiernos de Edelmiro Farrel (1944-1946) y el de Perón (1946-1955) pero que también se debe responsabilizar a los gobiernos posteriores, que "no se animaron a echar luz sobre este asunto ". Lo cierto es que la protección argentina fue tan decidida, que por ejemplo Joseph Schwammberger, acusado de la muerte de 15 mil judíos polacos, vivió bajo su propio nombre en Buenos Aires hasta su extradición a Alemania en 1990...

Cuántos oficiales nazis vivieron en Argentina es algo que probablemente no se sabrá jamás. Algunos grupos judíos hablan de cientos e incluso miles de casos, de los cuales podrían permanecer en el país varias decenas. La atención mundial se ha centrado, sin embargo, en un puñado de figuras centrales del genocidio. Una de ellas era Adolf Eichmann, quien llegó a Argentina en 1946 y fue secuestrado por agentes israelíes en 1960, llevado a Tel Aviv y ejecutado. Un caso que permanece en el misterio es el de Martin Bormann, el segundo de Hitler. Algunos expertos sostienen que Bormann vivió en Argentina, pero hasta ahora nunca se ha podido saber a ciencia cierta. El día de la firma del decreto Menem produjo, a modo de abrebocas, dos fólderes repletos de documentos sobre la búsqueda del nazi, que en 1960 condujo a la captura equivocada de un alemán identificado como Walter Flegel.

Pero el caso que produce mayor expectativa es el del "Angel de la muerte", el doctor Josef Mengele, famoso por los experimentos con seres humanos en el campo de concentración de Auschwitz. Todo indica que el médico vivió en Argentina Paraguay y Brasil. La semana pasada se anunció en Alemania que mediante una técnica muy avanzada se podría por fin determinar si el cadáver exhumado en Brasil en 1985 es realmente el de Mengele.

Otro misterio ha salido de nuevo a la luz pública: la presencia de dos sub marinos alemanes frente a las costas de Mardel Plata, cuando habían pasado ya meses desde la rendición del Tercer Reich. Se dice que a bordo de esas naves estaría un tesoro de cientos de millones de dólares en oro y moneda extranjera, que se convertirían en el tesoro de Odessa, la mítica organización destinada a proteger a los nazis en el exilio. Cuánto de ese dinero entró a las arcas de Perón para pagar su protección, es algo que podría comenzar a esclarecerse.

Lo cierto es que Perón fue el gran protagonista del episodio y que, como dice el especialista Jorge Camarasa, los colaboradores de Hitler sólo llegaron a Argentina durante el gobierno del justicialista. Por otra parte, el dictador nunca ocultó sus vínculos con algunos de ellos, como Otto Skorzeny, el famoso comando que rescató a Benito Mussolini cuando el fascismo se derrumbaba en Italia.

Los justicialistas de hoy, presidente Menem incluido, encuentran dificultades para explicar esa faceta de los gobiernos de su fundador. La tesis es que Perón tenía la intención de utilizar la comprobada capacidad técnica de muchos alemanes perseguidos por los aliados, porque su "pragmatismo le llevaba a la incoherencia ideológica" . Pero resulta difícil imaginar la utilidad de un personaje como Mengele en tiempos de paz.