¡Milagro, milagro! Cristina se paró de la silla de ruedas

Hace menos de una semana a la presidenta de Argentina se le vio tremendamente mal. En medio de las acusaciones en su contra por la enigmática muerte del fiscal Nisman, horas antes de que anunciara una decisión judicial en su contra, ella salió en televisión para informar que la mayor víctima de lo ocurrido era ella.

La presidenta apareció frente a las cámaras pero en una actitud que causó sorpresa. En lugar de sentarse en su escritorio, el camarógrafo se hizo a un lado para que en un plano general se viera completa su silla de ruedas. De esta manera, dicen sus críticos, pretendía engañar al país mostrándose con una persona desvalida.

Desde la casa presidencial rechazaron esta tesis con el argumento de que a nadie podía pasársele por la cabeza semejante maldad: sentarse en una silla de ruedas sin necesitarla sería un verdadero insulto a todas las personas que tienen problemas físicos. El asunto quedó allí.

Sin embargo, ahora está de gira en China donde milagrosamente marca el paso ante sus anfitriones. La presidenta participó en varios desfiles y tuvo una apretada agenda que incluyó encuentros con el primer ministro, Li Kequiang, y otra con el presidente del Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular, Zhang Deijang. También un encuentro bilateral con el presidente Xi Jinping, el miércoles. Ambos firmaron 15 convenios que se sumaron a los casi 20 de julio pasado, cuando el mandatario chino estuvo en Buenos Aires.

En su gira la presidenta también siguió tuiteando, pese a las fuertes críticas que desataron sus ironías en la red social, las que fueron interpretadas como una burla para los chinos. Al escribir sus experiencias en este viaje a China -en el que además de los discursos oficiales, sólo se comunicó con los argentinos por Twitter- escribió sobre la “Cámpola”, el “aloz” y el “petlóleo”.

Nadie sabe cómo llegará de salud a Buenos Aires. Lo que si es una certeza es que los políticos pueden sanar más rápido que cualquier humano.