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El recién elegido papa no tenía problema en movilizarse en metro. | Foto: AP

PERSONAJE

Cuando el Papa andaba en metro

Hombre humilde, de gustos sencillos, rehuía de las atenciones y siempre se movilizaba en transporte público.

13 de marzo de 2013

¿Cómo es el nuevo Papa? Es la pregunta que se hacen millones de católicos en el planeta para saber qué camino tomará ahora la Iglesia. De él se ha dicho que tiene unas posiciones muy conservadores en cuanto a las creencias a pesar de ser parte activa de la comunidad Jesuita, el ala más progresista e intelectual de esta religión.

Sin embargo, en sus cosas cotidianas todos aquellos que lo conocen alaban su profundad sencillez. De hecho, al nuevo papa Francisco, era hasta hace horas el arzobispo de Buenos Aires, pero se lo podía ver andando en metro para llegar a la catedral argentina.

El diario El País cuenta que siempre se ha mostrado austero y reservado y que los discursos que irritaban a Kichner y Fernández eran pronunciados en homilías porque prefiere un perfil bajo. Esa es la razón por la que hablaba poco con la prensa. Lo hizo en 2010 cuando negó en una entrevista con el periódico Perfil cualquier colaboración con la dictadura y contó que había ayudado a los jesuitas perseguidos.

Bergoglio llegó a ser citado para declarar como testigo en los juicios por los crímenes del régimen.

"El primer papa latinoamericano siempre se ha mantenido fiel a la doctrina católica. No proviene de las corrientes progresistas ni de la Teología de la Liberación. Incluso, cuando se discutió el matrimonio gay en Argentina, llegó a escribir una carta a unas monjas carmelitas que la oposición a esa ley era una “guerra de Dios” ante una “movida del diablo”. Fernández comparó su campaña con la Inquisición", dice el rotativo español.

El periódico recuerda que en 2005, cuando fue elegido papa Benedicto XVI, Bergoglio fue el candidato opositor, el que representaba a la moderación frente al más extremo conservadurismo. El papa argentino además no tiene nada que ver con la burocracia vaticana. "Es más: poco le gustaba tener que viajar a Roma".

El País dice que Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936. Hijo de inmigrantes italianos: él era empleado ferroviario y ella, ama de casa. Fue a la escuela pública. Estudió para ser técnico químico y como tal trabajo en laboratorios hasta que a los 21 años, en 1957, decidió entrar al seminario jesuita. Estudió humanidades en Chile y en 1960, de regreso a Buenos Aires, obtuvo la licenciatura en Filosofía en el Colegio Máximo San José, de los jesuitas.

Entre 1964 y 1966 fue profesor de Literatura y Psicología primero en un colegio de la ciudad de Santa Fe y después en otro de Buenos Aires. De 1967 a 1970 cursó Teología en el Colegio Máximo y se graduó de licenciado. Solo en 1969 se ordenó sacerdote, a los 33 años. Pero después comenzó una rápida carrera en la Compañía de Jesús.

Con solo 37 años llegó a ser el jefe de los jesuitas de su país. En aquel tiempo, el régimen militar secuestró a dos sacerdotes de su congregación que actuaban en barrios de chabolas de Buenos Aires y que tenían posiciones progresistas, Orlando Yorio y Francisco Jalics. En organismos de defensa de los derechos humanos se lo acusa de que, como provincial de los jesuitas, denunció ante la dictadura que ambos eran guerrilleros. Bergoglio dijo, en cambio, que hizo gestiones ante el entonces dictador argentino, Jorge Videla, para que fueran liberados, lo que finalmente sucedió.

En 1992 fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires y se convirtió en el jefe de la Iglesia de su ciudad, una de las más pobladas del mundo, en 1998. En 2001 Juan Pablo II lo nombró cardenal. Después llegó a presidente de la Confederación Episcopal Argentina, y como tal atravesó una de las crisis políticas, sociales y económicas más graves de su país y el periodo de enfrentamiento con los Kirchner. En la crisis se distinguió por su llamado a la lucha contra la pobreza y la resurrección moral de su abatido país.

Años más tarde, Bergoglio, sin nombrar a los Kirchner, decía que el “peor riesgo es homogeneizar el pensamiento” y también criticaba los “delirios de grandeza”. En el conflicto entre los Kirchner y los agricultores, el cardenal también dio algunas señales críticas hacia el Gobierno. Los Kirchner lo veían como un opositor político que no reconocía la reducción de la pobreza lograda durante sus años de gobierno, pero Fernández calmó el enfrentamiento cuando congeló los últimos proyectos de ley para la despenalización del aborto.

Luego, siempre andando en metro, se iba a los sitios más deprimidos a compartir con personas humildes, se declaró estupefacto del derroche económico de las elites. Cuando ya se creía que iba a dejar de ser un dolor de cabeza para los gobernantes de su país, resultó electo papa. Ahora su voz tendrá un eco mayor. No podrá rehuir a la prensa y posiblemente jamás en su vida vuelva a tomar un metro como se aprecia en esta imagen que también publica El País.