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CUANDO SALI DE CUBA

¿Que tan valiosa es la información que posee el general Del Pino, desertor del régimen de la isla?

29 de junio de 1987

Se trata de un pez gordo, no tanto como se creyó al principio, pero lo suficiente como para haberse convertido en uno de los personajes centrales de las noticias internacionales de la semana pasada. Su nombre es Rafael del Pino Díaz, un general de brigada de la Fuerza Aerea Cubana, con 47 años de edad, un lujoso historial que incluye haber sido héroe de la defensa revolucionaria en Bahía Cochinos y destacado piloto en Angola, y quien el jueves 28 voló con su tercera esposa y tres hijos en un Cessna 402, desde la isla hasta la Florida.

Aunque no eran muchos los detalles que se conocían al final de la semana sobre la forma como había logrado salir de Cuba, SEMANA pudo establecer con fuentes anticastristas en Miami que, al parecer, el general gozaba por su rango de algunos privilegios, entre ellos los de poder utilizar de vez en cuando las avionetas de una compañía comercial del Estado cubano llamada Aerocaribe, que presta servicios charter en el área y es algo así como una filial de Cubana de Aviación. El uso del avión de Aerocaribe fue confirmado con fuentes de la agencia Prensa Latina, y explicaría por que Del Pino y sus familiares pudieron salir tan fácilmente de la isla y llegar a la base naval de Cayo Hueso poco despues.

Del Pino, sin duda el oficial cubano más importante en desertar desde la llegada al poder del régimen de Fidel Castro, se convirtió desde el jueves en la noche en el centro de un debate sobre su real importancia y sobre la calidad de los secretos militares que pudiera conocer y revelar a las autoridades de Estados Unidos. El mismo se encargó de presentarse desde el primer momento, como alguien con valiosos datos, cuando el personal militar de Cayo Hueso le negó el permiso de aterrizaje. En un inglés no muy fluido, Del Pino, quien en su juventud pasó algunos años de estudios en Norteamérica, aseguró que tenía información muy importante y que, de cualquier modo aterrizaría, como en efecto lo hizo.

Una vez en tierra, Del Pino pidió para él y sus familiares asilo político, que le fue concedido casi de inmediato, según revelaron a la prensa fuentes del Departamento de Justicia en Washington. Luego desapareció y, al cierre de esta edición, lo único que se sabía es que había sido conducido a un lugar secreto (en la Florida, según dijo a SEMANA un periodista del Miami Herald) para ser interrogado largamente.

¿QUE TAN GORDO?
De ese interrogatorio es indudable que salió algo en claro sobre el valor de los supuestos secretos militares en poder de Del Pino. Al principio, las autoridades norteamericanas se mostraron bastante optimistas a este respecto, pues creyeron, en forma equivocada, que este hombre era realmente alguien de la alta cúpula de las Fuerzas Armadas cubanas. Con el paso de las horas y al esclarecerse algunos datos, esas mismas autoridades comenzaron a pronunciarse en forma más prudente. Del Pinono pertenecía a la élite militar de la isla, o por lo menos no a la élite-élite, sino solo a la cúpula de la Fuerza Aérea, y no de toda, sino de una de sus tres secciones, de la cual había sido el segundo en rango.

Una fuente le informó al Herald que entre los militares cubanos había más de cincuenta con un rango superior al de Del Pino. Sin embargo, esto no lo convierte en alguien de segunda.
Es de todas maneras una figura importante. Lo cual no quiere decir que esté cargado de secretos. Puede que posea algunos, en particular sobre las estrategias de defensa aérea de la isla en caso de un ataque externo, pero, según fuentes cubanas consultadas por SEMANA, "nosotros creemos que son pocos los secretos nuestros que los norteamericanos desconocen, ya que se la pasan hurgando la isla centímetro a centímetro, con esos sobrevuelos de aviones espías que ya se han hecho tan famosos". Las mismas fuentes contaron a SEMANA que recientemente Washington publicó un folleto sobre la logística, estrategia y armamento de la defensa de Cuba, que es bastante completo y detallado.

Es un hecho que el golpe para Cuba es más bien de imagen que en el campo de los secretos militares. Nunca es bien visto un país del que la gente se vuela, y esto es algo que los mismos cubanos parecen haber comenzado a entender. De hecho, rompiendo la tradición de misterio y silencio que rodeaba este tipo de episodios--no solo en Cuba, sino en otros países del llamado bloque socialista--, la prensa cubana y en particular las emisoras Radio Rebelde y el periódico Granma, informaron ampliamente sobre el caso. Según el gobierno cubano, Del Pino había sido retirado de la Fuerza Aérea el 27 de enero pasado por problemas de la vista y por "estrés síquico", y había sido asignado a "labores históricas" al parecer para organizar el Museo de la Fuerza Aérea.
Granma, por su parte, publicó una carta de la segunda esposa de Del Pino, madre de dos de los tres hijos con los que viajó a Estados Unidos, quien protestaba porque uno de ellos, menor de edad, había sido "secuestrado por su padre" y sacado del país sin permiso de ella.

Sea como sea, en los próximos días se podrán establecer con mayor certeza no solo los detalles y móviles de la fuga de Del Pino, sino la calidad de su información. También habrá que ver, con el paso de los meses, cómo va en sus relaciones con los exiliados anticastristas, pues uno de ellos se re firió a Del Pino en tono más bien desconfiado, recordando las bajas que les había causado en Bahía Cochino y el papel que desempeñó en esa batalla (ver recuadro). No hay que olvidar que el segundo desertor milita cubano de importancia fue el teniente Eduardo Guerra, quien llegó en octubre de 1969 a la base de Homestead, al sur de Miami, y diez años después secuestró un avión comercial para regresar a la isla.

-DEL PINO EN COCHINOS
Los siguientes son apartes del libro Bay of Pigs, the untold story (Bahía Cochinos, la historia inédita) escrito por Peter Wyden y publicado en 1979. Del autor, Fidel Castro dijo alguna vez: "Sabe más que nosotros sobre Bahía Cochinos". En estos apartes, descubiertos y traducidos por el periodista Alberto Donadio, se relata con detalle el papel desempeñado por el piloto Del Pino en la defensa de Cuba contra los invasores:

El teniente primero Rafael del Pino estaba medio dormido en el cuartel de la base aérea de San Antonio de los Baños cuando escuchó a las 6 a.m. el ruido de un avión. Se puso los pantalones y salió a reunirse con su comandante, el oficial Enrique Carreras, que ya estaba totalmente vestido. Miraron hacia arriba y vieron un B-26 y Del Pino dijo "¡Es Lagas!" Lagas era un piloto de la base de Santiago de Cuba y se esperaba su llegada. Debia reforzar a San Antonio, la base aérea más importante por ser la más cercana a La Habana.

Del Pino, 22 años, fuerte, bajito y nervioso--de tanto comérselas tenía las uñas en carne viva--era el más joven de los siete pilotos de San Antonio. Tenían ocho aviones--cuatro T33 y cuatro Sea Furies--en distintos estados de funcionamiento.

Con menos de cien horas de vuelo en un T-33, Del Pino no sería apto para combate en casi ninguna fuerza aérea, pero él se sentía seguro de sí mismo y de su base. Mientras observaba el B-26 hacer un giro a la izquierda para tomar la pista principal, Del Pino no pensó en la visita de Fidel Castro la semana anterior. Furioso, Castro había ordenado a los pilotos que dispersaran los aviones para que un ataque furtivo no los encontrara a todos en tierra. Los aviones estaban estacionados juntos para facilitar el aprovisionamiento de combustibles.
Sintiendose desafiado, uno de los pilotos le había dicho a Fidel que ellos despegarían bajo "cualquier circunstancia". Fidel se rio y le dijo: "¿ Quieres apostar?".

Ahora Del Pino miraba con incredulidad mientras el B-26, aproximándose a la pista, abría fuego con cohetes y ametralladoras. Sin cruzar palabra, Del Pino y Carreras comenzaron a correr hacia el jet más cercano, el N°715, estacionado a más de cuatro kilómetros y medio de distancia. La base contaba con solo dos jeeps y cerca al cuartel no había en ese momento otro medio de transporte que correr hacia los aviones. Del Pino estaba sin botas y sin camisa. Cuando se encontraba a 180 metros de distancia, el jet N° 715 fue atacado y explotó.

"¡Vamos para allá!" Gritó Carreras, señalando el jet de Del Pino, el N° 711, estacionado a más de ochocientos metros de la pista central. Estaban llegando cuando vieron a otro piloto, Alberto Fernández, también descalzo, que saltaba la cerca de su casa.
Era uno de los pocos oficiales casados que tenía casa en la base. Corrió hacia el N°711 y despegó. La artillería antiaérea ya había ahuyentado al B26 atacante, el cual alcanzó a destruir dos DC-3 de transporte y un AT-6 de entrenamiento. --