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CUENTA REGRESIVA

Mientras se acerca la entrega de la investigación contra el presidente Collor, crecen las pruebas en su contra.

31 de agosto de 1992


CLAUDIO VIEIRA, UN EX SECRETARIO PRIvado del acosado presidente brasileño Fernando Collor de Mello, dió el lunes de la semana pasada a la Comisión Parlamentaria Investigadora, su propia versión sobre el financiamiento de los gastos del presidente. Con la mira en limpiar la imágen de su jefe, investigado por corrupción y tráfico de influencias Vieira aseguró que en enero de 1989 la entidad financiera uruguaya "Alfa Trading" prestó por su intermedio a Collor cinco millones de dólares para ser pagados en 1996, con una tasa de sólo el dos por ciento, y sin más garantía que la firma del candidato y sus amigos Luis Estevao y Paulo Octavio.
Esa suma, segun Vieira, fue usada para adquirir 315 kilos de oro para los gastos de la campaña presidencial.
Pero como ésta obtuvo otras contribuciones, del préstamo sólo se gastaron 3,7 millones de dólares, y el resto se destinó a cubrir los gastos del presidente.
Para los parlamentarios oficialistas, la versión de Vieira aclaró todo y logró demostrar que los dineros girados por Paulo César Farias para cubrir los gastos domésticos de Collor, no provenían del tráfico de influencias pues eran el pago de la parte del préstamo uruguayo que Collor cedió a su amigo. Los diputados opositores, por el contrario, la tomaron como una maniobra del gobierno, que ve empeorar su posición a medida que se acerca el 11 de agosto, cuando la CPI deberá entregar sus conclusiones.
La CPI declaró un receso y dió a Vieira 72 horas para comprobar con documentos sus afirmaciones, a tiempo que enviaba a Montevideo a dos diputados. Los parlamentarios encontraron a uno de los responsables de "Alfa Trading", el uruguayo Ricardo Forcella, quién confirmó la operación.
Pero las autoridades cambiarias de Montevideo dijeron no conocer ni a Forcella ni a su financiera.
El jueves Vieira regresó a la CPI con las manos vacías y admitió que la operación no tuvo el sello consular ni fue registrada en el Banco Central, y que el ingreso de los fondos no fue incluido en su declaración de impuestos. "Si cometió un error por no declarar el préstamo ante el fisco lo asumo y pagaré lo que corresponda", dijo Vieira entre risas de los diputados opositores.
Una cosa y otra, sumadas al hecho de que Collor nunca hubiera mencionado la operación en sus defensas, hicieron que la nueva versión se desplomara. A juicio del senador José Paulo Bisol, la historia de Vieira pudo haber sido montada en los últimos días, pues el ex secretario viajó a Montevideo pocos antes de su audiencia. Para empeorar las cosas, la ex secretaria de un poderoso empresario de Sao Paulo, Sandra Fernandes de Oliveira, declaró a la CPI que había sido testigo presencial del montaje.
Convencidos de que el dictámen de la CPI será negativo para Collor, cinco partidos de oposición han anunciado sus intenciones de solicitar el "impeachment" (impedimento) de Collor, y esa perspectiva tiene a las fuerzas políticas en plan de reagruparse para lo que será una feroz lucha por el poder. Pero el problema es de tiempo, porque ese proceso puede durar varios meses, y la economía del país no lo resistiría.
Lo grave no es sólo el estancamiento de la inversión motivado por la incertidumbre, sino los cambios de planes del gobierno, que se ha dedicado a irrigar recursos a programas de asistencia en estados en los que, en palabras del Ministro de Acción Social, "el gobernador está al lado del presidente". Se trata de casi mil millones de dólares sacados de reservas financieras acumuladas al costo de una dolorosa recesión económica. Para los analistas, ese es el peor indicio de que Collor está dando patadas de ahogado y de que sus días al frente de los destinos del país más grande de Suramérica, están contados.