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Raúl Castro y Barack Obama en Panamá. | Foto: AP / EFE

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Expectativa por el gran encuentro entre Raúl Castro - Barack Obama

Los presidentes de los 33 países americanos que participarán en la reunión hemisférica saben que las miradas se centrarán en dos de ellos.

9 de abril de 2015

No es una Cumbre cualquiera la que comienza este viernes en Panamá. Las expectativas no podrían ser mayores, pues se espera que el mandatario estadounidense, Barack Obama, y su homólogo cubano, Raúl Castro, se den la mano, como lo hicieron durante el funeral de Nelson Mandela.

Solo que esta vez no se tratará de algo "normal" que sucede entre "personas civilizadas", como describió Castro ese gesto simbólico en 2013. Por el contrario, el encuentro entre los dos presidentes será la primera vez que los líderes de esos dos países se reconocerán como interlocutores, y no solo como enemigos.

Ambos han puesto una gran parte de su capital político en ese proceso, que cuenta con importantes opositores entre sus propios gobiernos. En Cuba, el principal detractor del encuentro es nada menos que Fidel Castro, quien escribió a finales de enero una columna en el diario Granma en la que advertía: "No confío en la política de Estados Unidos ni he intercambiado una palabra con ellos".

Y por el lado de Obama, la guerra que el Partido Republicano le ha declarado a la apuesta del mandatario ha hecho del acercamiento con la isla caribeña un nuevo campo de enfrentamiento. El exgobernador de Florida y probable candidato presidencial por ese partido, Jeb Bush, dijo que su país "no ha obtenido nada a cambio" del deshielo en las relaciones con La Habana. A principios de marzo, además, comparó a Cuba con Corea del Norte.

Sin embargo, desde 2000 la mayoría de los estadounidenses, incluidos los de origen cubano, apoyan el restablecimiento de las relaciones con la isla. Según una encuesta publicada por The Washington Post a finales de diciembre, dos de tres nacionales de ese país están de acuerdo con el deshielo.

Por el lado de los cubanos, el respaldo es aún mayor, pues según un sondeo realizado esta semana por el mismo diario y por la cadena Univisión, el 97 por ciento de los nacionales considera que la normalización de las relaciones con el vecino del norte es buena para la isla.

Y aunque el inicio de la Cumbre de mandatarios ha estado precedido por enfrentamientos verbales y hasta físicos entre los opositores y los partidarios del reencuentro, lo cierto es que en los últimos días también se han multiplicado las señales positivas sobre el acercamiento.

El jueves, Obama anunció que llegaría a la reunión con "un mensaje de diálogo" y afirmó en Kingston, la capital de Jamaica, que la salida de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo "está en camino".

Y por el lado cubano, el gobierno invitó a las compañías extranjeras a invertir y hacer negocios con Cuba. En una reunión empresarial previa a la Cumbre, el ministro cubano de Comercio Exterior, Rodrigo Malmierca, dijo: "Reconocemos la importancia de la inserción internacional de nuestra economía para seguir diversificando nuestro comercio exterior".

Igualmente, en la noche del jueves ocurrió un hecho histórico: el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, se reunió con su homólogo cubano, Bruno Rodríguez. Fue el encuentro de más alto nivel diplomático entre ambos países en más de medio siglo de enfrentamientos.

Todo indica que la foto de esta Cumbre no será la de los 33 mandatarios saludando a la cámara desde algún lugar turístico de Panamá. Tampoco la de disturbios callejeros, como en Quebec en 2001 o en Mar del Plata en 2005. Será, por el contrario, la de dos líderes civilizados, conscientes de que la diplomacia es el único camino para resolver las diferencias entre sus países.