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| Foto: AFP

NICARAGUA

Daniel Ortega se aferra al poder al estilo ‘House of Cards’

El presidente opta a la reelección con su esposa Rosario Murillo como compañera de fórmula.

3 de noviembre de 2016

Daniel Ortega y Rosario Murillo están a punto de concretar en Nicaragua un enroque digno de ‘House of Cards’, pero en versión tropical. Como en la serie de ficción de Netflix, el presidente optó por convertir a la primera dama en su candidata a la vicepresidencia. La reelección de Ortega, y el correspondiente ascenso de Murillo, están prácticamente garantizados en los comicios de este domingo a pesar de que la oposición no se cansa de acusar al “comandante” de querer instaurar una dinastía familiar similar a la de los Somoza, que el entonces insurgente Frente Sandinista derrocó en 1979 tras cuatro décadas en el poder.

“La lealtad de Rosario data de nuestra época en la clandestinidad”, dijo Ortega a mediados de año en un discurso con ocasión del aniversario de la revolución sandinista que encabezó. Y esa longeva lealtad ha resistido incluso las acusaciones de violación que le lanzó a su padrastro Zoilamérica, la hija de Murillo.

Ortega ha reducido sus apariciones públicas en los dos últimos años, pero hace acto de presencia a través de su "leal compañera". La primera dama dirige la comunicación, la agenda oficial y administra el gobierno. Coordina las emergencias cuando ocurren desastres naturales e impone sus gustos en la decoración de la capital. Muchos nicaragüenses le atribuyen programas sociales que han permitido que el Partido Sandinista mantenga altos índices de popularidad.

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Es muy querida entre nicaragüenses pobres y sandinistas, pero despreciada por la oposición, que ve su candidatura como un paso más en los intentos del septuagenario Ortega por aferrarse al poder.

Domina el inglés y el francés y se destaca por lucir una larga cabellera, trajes coloridos, collares, pulseras y anillos que evocan el estilo hippie de los años 60. Es "supersticiosa", encantadora y compleja, dice su antigua compañera de lucha, la escritora nicaragüense Gioconda Belli, actualmente opositora al gobierno.

La relación de la pareja presidencial se remonta a las épocas de la revolución, cuando se ocultaban en Costa Rica, y desde entonces han forjado una turbulenta alianza. Ella ya tenía dos hijos, y después ha tenido otros siete con Ortega, quien adoptó ya adolescente a Zoilamérica. La hija mayor de Murillo, que hoy tiene 48 años, acusó públicamente a Ortega en 1998 de haber abusado sexualmente de ella cuando era apenas una niña y los sandinistas estaban a punto de derrocar a Anastasio Somoza.

Murillo apoyó a Ortega en una famosa conferencia de prensa en la que apareció acompañada de sus hijos adultos. Acusó a Zoilamérica de mentir y sufrir problemas sicológicos. Los intentos para procesar judicialmente a Ortega se toparon con una pared, debido a la inmunidad que tenía en ese entonces por ser miembro del congreso. Sólo renunció a ella hasta que el delito había prescrito.

El rostro público de la administración

A pesar de su añeja historia, la pareja solo contrajo matrimonio en 2005. Ortega dejó el poder en 1990 y había caído derrotado en tres elecciones consecutivas, pero la boda llegó justo antes de su inesperado regreso a la presidencia en los comicios de 2006. Fue desde entonces que comenzó el verdadero ascenso de Murillo.

Como vocera del gobierno, Murillo transmite mensajes en televisión y redes sociales diariamente en los que informa en tono apacible sobre la marcha del "buen gobierno", regaña en público a los funcionarios y lee poemas. "Está en los hogares de las personas todo el tiempo. Se ha convertido en el rostro público de la administración y pienso que eso ha ayudado inmensamente a incrementar su popularidad", dice Christine Wade, académica de ciencias políticas del Washington College de Maryland.

Sus críticos acusan a Ortega de haber manipulado vulgarmente el sistema político para asumir gradualmente el control de todo el aparato estatal, la Policía, el Ejército y anular a potenciales opositores. Primero logró que quienes lo respaldan promovieran reformas constitucionales para poder reelegirse. Después, medidas tomadas por sus aliados en la Suprema Corte y el Consejo Supremo Electoral bloquearon a sus oponentes más fuertes y se deshicieron de casi todos los legisladores de oposición que aún formaban parte de la Asamblea Nacional.

A favor de Ortega está el consistente crecimiento económico de Nicaragua, el segundo país más pobre del hemisferio occidental. Cifras del Banco Mundial señalan que la pobreza disminuyó de 42,5% a 29,6% entre 2009 y 2014. Además, el país mantiene bajos índices de homicidio, en un momento que sus vecinos El Salvador y Honduras se ubican entre las naciones con más asesinatos.

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Aunque muchos sandinistas leales olvidaron los escándalos, algunos nicaragüenses se mantienen críticos sobre Murillo. "Definitivamente hay un segmento de la población entre las mujeres, las feministas y los grupos de derechos humanos que jamás la perdonarán por la controversia en torno a Zoilamérica", concluye Wade.

Tanto Ortega como Murillo "son maquiavélicos en el sentido de que el fin justifica los medios", dice Belli. Una alianza que no tiene mucho que envidiarle a la de Frank y Claire Underwood.

*Con información de AP y AFP