De hermosa gimnasta a poderosísima periodista

La excampeona olímpica de gimnasia rítmica Alina Kabaeva, de 31 años, es posiblemente una de las pocas nuevas periodistas del planeta que no tienen incertidumbre sobre su futuro. En esto tiempos en que los medios de comunicación atraviesan una severa crisis, ella acaba de ser “premiada” con la dirección de un potente conglomerado.

Si bien es cierto que su carrera no es la de periodista, su mentor, el presidente ruso, Vladimir Putin, omitió este detalle tal vez seducido por su belleza o por los vínculos afectivos que los unen y que ellos no han confirmado. Lo cierto es que es la joven con la que más se le ha visto desde cuando anunció en abril del 2013 que se había separado de su esposa Ludmila tras 30 años de matrimonio.

Así las cosas, la excampeona olímpica va a dirigir ahora los medios más influyentes del país: “Alina se ha comprometido a desempeñar el cargo de presidenta del Consejo de Administración del Grupo Nacional de Medios (NMG)”, dijo a la agencia AFP el portavoz del grupo, Oksana Razoumova.

El diario El País de Madrid recuerda que Alina, diputada del partido del Kremlin, Rusia Unida, dirigía desde el 2008 el consejo de supervisión de NMG, grupo fundado en el 2008 fundamentalmente por un próximo a Vladímir Putin, Yuri Kovaltchouk.

Este imperio mediático incluye las cadenas REN-TV y Piaty Kanal, los diarios populares Izvestia, Tvoï Den, así como la radio Rousskaïa Sloujba Novosteï. NMG posee también el paquete de control de las acciones de la cadena Pervy Kanal y el estudio Art Pictures, dirigido por el cineasta Fiodor Bondartchouk.

El rotativo anota que la vida privada del presidente ruso siempre ha sido un tabú para la prensa del país.

El diario Moskovski Korrespondent fue el único que rompió esta norma en el 2008, al dar entender que Vladimir Putin se había divorciado en secreto para casarse con Alina Kabaeva. Fue una exclusiva que costó caro porque el periódico anunció poco después su cierre.

El presidente Putin desmintió públicamente los rumores y aseguró que “no hay una sola palabra cierta”. “Hay una vida privada en la cual nadie se puede meter. Siempre he tenido un sentimiento negativo sobre aquellos que, con su nariz llena de morbo y sus fantasías eróticas, se meten en las vidas de los otros”, dijo en su momento.

Sea como sea, la bella y joven excampeona olímpica es por ahora una de las pocas periodistas –su nuevo oficio- a la que el futuro de los medios no le quita el sueño. Ella es la que manda.