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DE RUSIA CON VOTOS

El arrollador triunfo de Boris Yeltsin es visto como una advertencia al presidente Gorbachov sobre el rumbo que debe tomar la perestroika.

15 de julio de 1991

EL 12 DE JUNIO FIJE UN DIA MEMORABLE PAra la naciente democracia de la Unión Soviética. La República rusa, que cubre cerca de tres cuartas partes de la superficie de la Unión y cuenta casi con la mitad de la población total, eligió por primera vez en sus mil años de historia a su presidente por sufragio universal. Esta elección constituye una prueba de los progresos políticos que se han llevado a cabo en la Unión Soviética, pero representa al mismo tiempo un reto que dejará en claro cuál es la capacidad del país para acabar con el totalitarismo.
Según datos oficiales, la votación a favor de Boris Yeltsin actual presidente del parlamento ruso superó las expectativas de sus seguidores. Yeltsin obtuvo alrededor del 60 por ciento de los votos, lo que hace innecesaria una segunda vuelta electoral. Pero esa no fue la única sorpresa. Cuando la mayoría de los observadores esperaba un alto índice de abstención, las cifras oficiales de la Comisión Central Electoral, aunque parciales todavía al cierre de esta edición, estimaban la participación en un 70 por ciento del electorado.
El triunfo de Yeltsin fue arrollador en las grandes capitales. En Moscú y Leningrado, el candidato radical obtuvo cerca del 70 por ciento de los votos. Y aunque los resultados de las zonas rurales -tradicionalmente más conservadoras y más cercanas al partido comunista que las ciudades no habían sido divulgados en su totalidad, la tendencia era claramente al rechazo del tradicional partido comunista, representado por Nicolai Rizhkov, así como al candidato de la línea cercana a Mijail Gorbachov y antiguo ministro del Interior, Vadim Bakatine, son los votos obtenidos el jueves pasado, Yeltsin evitó el tener que ir a una segunda vuelta electoral el 20 de junio para enfrentarse con Ryzhkov, ex primer ministro soviético y representante del ala conservadora del partido comunista, quien figuraba como el único candidato opcionado para disputarle la presidencia rusa.
Los otros candidatos eran Vadim Bakatine, representante del ala liberal del partido comunista y ministro del Interior hasta hace seis meses, y Vladimir Jirinovski, quien se convirtió a la postre en la gran sorpresa de las elecciones. Ba katine, a pesar de no tener ninguna posibilidad real de ganar las elecciones había aceptado la candidatura por fidelidad a Mijail Gorbachov. Jirinovski, después de tener serias dificultades para conseguir las firmas necesarias para presentar su candidatura en representación del fantasmagórico partido liberal-demócrata, obtuvo un apoyo inesperado en algunas circunscripciones.
La victoria de Yeltsin fue considerada por los observadores como un triunfo de los reformistas contra la linea dura del partido comunista y como una advertencia al presidente Gorbachov sobre el rumbo que debe tomar la perestroika. Y constituyó para el político radical un paso más en su rápida carrera hacia la cima de la dirigencia soviética.
Yeltsin entró en el partido comunista a los 30 años y rápidamente escaló posiciones a nivel local. En 1985, cuando Mijail Gorbachov lo convirtió en uno de sus más cercanos colaboradores, Yeltsin era un político de gran importancia en la región de los Urales, pero seguía siendo un desconocido en Moscú. Su aversión por el aparato del partido comunista y su populismo no sólo le costaron sus funciones en el Politburó y al lado de Gorbachov, sino que lo convirtieron rápidamente en uno de los grandes rivales de este último. Pero la apertura política y la perestroika de su enemigo le fueron favorables: en 1989, Yeltsin fue elegido como representante ante el Parlamento ruso con el 89 por ciento de los votos, gracias a su lucha contra la corrupción, contra el aparato del partido comunista y contra Gorbachov. Un año después, Yeltsin fue elegido presidente del Parlamento ruso, la más importante de las repúblicas federadas, y obtuvo la legitimidad necesaria para pedir la dimisión de Gorbachov.
Antes de su elección como presidente de la República rusa, Yeltsin aparecía como el único rival de Gorbachov. Y se afirmaba que el sufragio universal le daría no sólo una autoridad comparable a la del creador de la perestroika quien llegó a la presidencia por votación en el Parlamento y nunca ha obtenido el aval del voto popularsino además la legitimidad de ser el único elegido por sufragio universal, arriesgando su carrera política ante las urnas soviéticas. De allí la expectativa que ha despertado un triunfo tan arrollador como el que obtuvo la semana pasada.
A pesar de que por ahora las relaciones entre Gorbachov y Yeltsin siguen en los buenos términos que se consagraron con el