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| Foto: Daniel Reina

ENTREVISTA

“Cada vez más empresas francesas llegan a Colombia”

Semana.com habló con Pascal Drohaud. Estuvo en Colombia en su campaña para volver a ser diplomático del gobierno francés para la circunscripción de América Latina y el Caribe.

20 de febrero de 2017

Se gradúo de Relaciones Internacionales e inmediatamente quiso salir de su país porque quería conocer el mundo, vivir otras realidades humanas. Con ese deseo llegó a Latinoamérica en uno de los años más graves de la historia Colombiana y del continente del sur: 1989.

Su país está a punto de enfrentarse a unas elecciones presidenciales en un contexto muy complejo en términos de seguridad, por los diferentes ataques terroristas que ha recibido por parte del estado islámico; en términos económicos, pues el país tiene una tasa de desempleo que llega al 10%; en términos sociales por la crisis que genera el aumento de inmigrantes al país.

Han pasado casi 10 años de que escribió su libro “FARC: confesiones de un guerrillero” en el que se inventa un personaje para describir lo que fue su experiencia viviendo Latinoamérica en una época en la que los ideales de revolución aún tenían algo de credibilidad y aún se aceptaba ese origen tan polémico de las guerrillas de nacer fruto de un pensamiento que buscaba la libertad y la paz. Ese es Pascal Drouhoud.

Semana.com: Pascal, ¿cuándo comienza su relación con Latinoamérica?

Pascal Drouhaud: En la década de los años 1980. Estaba recién graduado de la universidad, quería viajar y, como en muchos países del mundo, tenía que prestar algunos años a mi país, y yo propuse irme lo más lejos posible. En menos de lo que pensé me mandaron a trabajar en la embajada de Francia en el Salvador. De la noche a la mañana pase de tenerlo todo a no tener nada y a vivir en un país que estaba en guerra.

Semana.com: Y ¿cuáles son tus primeros recuerdos de esa época?

P.D.: Recuerdo mucho que me empapé muy rápidamente de todo lo ideológico que estaba viviendo el continente; hablo de la teología de la liberación, hablo del determinismo social y en general intenté entenderlo muy bien todo para poder estar mejor parado en lo que estaba viviendo. Desde que llegué conocí a periodistas del lugar, empecé a participar de programas de radio que hablaban sobre la música francesa y demás y en un principio no tenía la autoridad intelectual de discutir sobre la realidad que vivía el país o el continente pero tenía que estudiar mucho sobre el tema.

Semana.com: Esa época es una de mucho dolor para el Salvador y para el continente…

P.D.: Totalmente. En el Salvador la ofensiva general había llegado al tope en el mes de noviembre de 1989 mientras que aquí acababan de matar a Luis Carlos Galán. Tengo en memoria las imágenes vivas del atentado en Soacha el 18 de agosto de ese año. Lo vi por televisión y quedé impactado. Y en general recuerdo que estaba sumergido en todo eso; en la Unión Europea acababa de caer el muro de Berlín; el mundo estaba pasando por una situación difícil.

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Semana.com: ¿De esa situación surge tu libro?

P.D.: En parte. En la década de los años 1990 regreso a Francia, entro a participar del partido de Jacques Chirac y en general seguía interesado en todo el tema social que tanto viví en mis años en el Salvador. En 1998 organizo un encuentro con Andrés Pastrana, que en ese entonces era candidato de un partido que se llamaba Nueva Fuerza Democrática y que para Francia representaba la oportunidad de colaborar en temas sociales y en los meses siguientes viajé mucho con él por el territorio colombiano; yo tenía muy claro lo que significaba encontrarse en el monte con un alto comandante de las FARC, yo sabía donde estaba. Así, con todas esas cosas en mi mente, decidí hacer una novela “Farc: confesiones de un guerrillero” con información muy precisa de militantes de la guerrilla y que reuní en el protagonista. Un personaje que tiene un ideal y que por cosas de la vida termina convirtiéndose en un militante más de la revolución.

Semana.com: ¿Por qué ese tema es tan interesante para los franceses?

P.D.: Bueno, los franceses somos muy románticos y nos encantan los ideales y el libro además de ser muy explícito con detalles sobre lo que viven los guerrilleros, su vestimenta, los caminos enlodados, el cansancio, el sudor, el peso del armamento y el sufrimiento; cuenta el trayecto intelectual de una persona que por perseguir un ideal entra en un combate político y armado y que con los años su ideal, lo que lo condujo a enlistarse en la guerrilla, se esfuma. Se encuentra ante un momento crítico en el que después de 40 años de guerra se pregunta y ¿ahora qué?

Semana.com: Bueno Pascal pero ¿entonces es algo parecido a lo que le ocurre a la Francia actual? ¿También se ha perdido la esperanza en los ideales?

P.D.: Totalmente. El gran reto que tiene el próximo presidente de Francia es devolverle la confianza a los franceses y darles aquello que reclaman que son, nada más que referencias nacionales; una exigencia que está en riesgo por una crisis migratoria difícil y que además refuerza la idea constante y que poco a poco se ha hecho global de que es necesario construir muros para recuperar lo nacional. Francia es, por supuesto, un país abierto que recibe anualmente 80 millones de turistas, hacemos parte del Consejo de Seguridad de la ONU pero sin embargo la gente quiere recuperar lo propio.

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Semana.com: Entonces ¿en qué debe consistir la política exterior francesa?

P.D.: Nos debemos concentrar de manera exclusiva en la Unión Europea porque el mecanismo político y la ambición popular europea se ha parado porque el eje franco-alemán, que debe ser ponderador y generador de dinamismo, está frenado porque no se repensó el proyecto europeo; un proyecto que pudiera hacerle frente a todo lo que nos ha dividido y que ha ido en contra de los ideales iniciales.

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Semana.com: ¿En qué temas debe trabajar Francia para aportar al fortalecimiento de la Unión Europea como solía conocerse?

P.D.: Son varios temas. El primero es fortalecer las fronteras y mejorar la seguridad. No podemos seguir permitiendo que personas como el personaje que cometió el atentado en Berlín, pase sin ningún problema a Francia y termine en Italia con un arma en su poder. El Acuerdo Schengen fracasó. En el aspecto económico debemos encontrar un modelo que favorezca la productividad y que fortalezca el aspecto fiscal. Por otro lado, en lo concerniente a lo militar, el Mediterráneo, África y la lucha con el Daesh es otro frente. Además continuamos luchando contra la proliferación nuclear y por eso estamos muy atentos a las acciones de Estados Unidos e Irán porque Europa es el principal objetivo balístico de Irán. Son muchos los frentes pero tenemos que perseverar.

Semana.com: Y en todo eso, ¿de qué le sirve a Francia puntualmente establecer una mayor relación con Colombia y con América Latina?

P.D.: Sobre todo nos interesa el despliegue económico que puede tener Francia en Colombia. Cada vez más empresas francesas llegan a Colombia como es el caso de Decathlon, una empresa de deportes al aire libre con interés en procurar el cuidado del medioambiente. También está la empresa Morpho que son especialistas en desarrollo de tecnología para el uso de identificación digital para áreas como la medicina, la seguridad y la banca personal entre otras; Colombia y América Latina es punta en comercialización de materias primas pero también en temas de nuestro interés como el medioambiente y la lucha contra el narcotráfico y el lavado de dinero. Y en lo personal, si me preguntas, no me imagino la vida sin América Latina.