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IRÁN

División en el poder

8 de agosto de 2009

La bendición que le dio el máximo líder religioso de Irán, el gran ayatola Ali Khamenei, al presidente Mahmoud Ahmadinejad, ganador de las dudosas elecciones de junio, fue aparatosa y confusa, digno reflejo de las tensiones y los quiebres que vive la sociedad iraní. Muchos recordaron la primera posesión de Ahmadinejad, hace cuatro años, cuando el ayatola lo abrazó en gesto de lealtad absoluta. Esta vez la ceremonia fue distante, el clérigo no le permitió que le besara la mano (sólo el hombro) y estuvo afectada por la ausencia de los ex presidentes Rafsanjani y Khatami, así como el candidato vencido Hossein Musavi. Ante el parlamento, Ahmadinejad hizo un llamado hacia la unidad nacional mientras miles protestaban en las calles, prueba de la poca legitimidad del gobierno. Los juicios contra los detenidos en las protestas electorales también han causado controversia y denuncias, lo que lleva a afirmar que Irán vive sus peores momentos desde la revolución de 1979. Los cuatro años que vienen serán, cuando menos, difíciles y desgastantes.