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El ex canciller alemán Gerhard Schröder enfrenta un juicio político por la incongruencia entre su posición pública contra la invasión a Irak y las actividades de su servicio de inteligencia

controversia

Doble juego

Escándalo en Alemania: sus servicios secretos apoyaron la invasión a Irak a tiempo que el gobierno de Schröder manifestaba su oposición.

4 de marzo de 2006

Alemania está conmocionada por un escándalo que compromete a sus servicios secretos y al gobierno que, mientras enarbolaba el "no a la guerra" contra Irak, dio apoyo con espías a Estados Unidos para garantizar una rápida victoria sobre las tropas de Saddam Hussein. El 'frente nacional' de socialdemócratas y democristianos que actualmente gobierna Alemania trata de minimizar el escándalo, pero el debate ético y político está abierto.

La contribución de Alemania a las tropas norteamericanas fue 'decisiva' en la guerra de Irak, según documentos secretos del Pentágono revelados recientemente por The New York Times, pero el gobierno de Angela Merkel se ha apresurado a desmentir al diario norteamericano. Aunque el Gremio de Control Parlamentario de Alemania investigó en los últimos días estas acusaciones y, tras varias rondas de entrevistas, declaró inocente al gobierno del entonces canciller Gerhard Schröder, ahora surgen nuevas evidencias que parecen demostrar que Alemania no se mantuvo neutral en la guerra de Irak, sino que participó con sus espías activamente en el conflicto y le mintió a la opinión pública mundial.

El "no a la guerra" fue la bandera de Schröder, que le valió su revitalización política en Alemania, donde más de 10 millones de personas realizaron marchas y mítines en las principales ciudades, contra la guerra de Irak. Esta aparente posición pacifista se fue a tierra hace pocas semanas, cuando la prensa alemana reveló que al menos dos espías alemanes permanecieron en Irak después del 17 de marzo de 2003, cuando se cerró la embajada alemana en Bagdad y todo el cuerpo diplomático abandonó el país. Estos agentes del Servicio Secreto Alemán, BND (Bundesnachrichtendienst), despacharon en la embajada francesa y suministraron al Ejército norteamericano información secreta sobre el sistema de defensa de Hussein, obtenida mediante el espionaje telefónico al propio dictador y a altos mandos del Ejército iraquí.

"Lo que hicieron estos agentes y el BND es muy grave y debe ser investigado hasta el fondo y en todas sus raíces y tentáculos, para encontrar responsables y castigarlos, porque comprometieron a toda Alemania que siempre se opuso a la guerra de Irak", dijo a SEMANA Markus Kurth, uno de los portavoces del Partido Verde Alemán (Die Grunen), que está exigiendo una segunda investigación parlamentaria de este caso.

Según el diario The New York Times, "los agentes alemanes brindaron a Estados Unidos una ayuda mucho más significativa de lo que su gobierno ha reconocido públicamente". Estos espías les entregaron a las tropas norteamericanas, pocas semanas antes de iniciarse la guerra, el plan completo de defensa de Bagdad, que consistía en el establecimiento de 'anillos protectores' con las tropas más leales a Hussein en torno a la ciudad y el emplazamiento de una 'línea roja' al mando de la Guardia Republicana. Pero los espías fueron más allá y en las semanas y meses siguientes realizaron más de 30 misiones de investigación en Irak para el Ejército de Estados Unidos.

El periódico alemán Süddeutsche Zeitung y el programa televisivo de investigación periodística Panorama, que transmite la cadena pública ARD, revelaron que la acción de estos agentes secretos contó con la autorización y el respaldo permanente del BND y del actual ministro de Asuntos Exteriores, Frank Walter Steinmeier, quien entonces ocupaba un alto cargo en este mismo ministerio.

En medio de una serie de acalorados debates en el Parlamento, Steinmeier rechazó las acusaciones, sostuvo que los espías no habían hecho nada incorrecto en Irak y pidió a los partidos de oposición que retiraran sus denuncias, para no perjudicar el trabajo del Servicio Secreto Alemán ni aumentar entre el público los sentimientos antinorteamericanos que se manifestaron durante el comienzo de la guerra de Irak.

Pero fue tal la presión de los partidos de oposición, que el Parlamento se vio forzado a encargarle al Gremio de Control Parlamentario una investigación sobre el caso que concluyó el 24 de febrero último. Los congresistas se entrevistaron en privado con los directivos del BND y los dos agentes destinados en Irak, y la indagación culminó con un documento secreto de 275 páginas que eximió de toda responsabilidad al gobierno de Schröder y destacó que los espías alemanes realizaron una "labor humanitaria" en Irak al suministrar a las tropas norteamericanas información sobre la ubicación de colegios, hospitales, embajadas y otros blancos civiles, para evitar que fueran bombardeados.

Este informe satisfizo a los dos grandes partidos, los democristianos y los socialdemócratas, pero originó duras críticas de la oposición de Los Verdes, el Partido de Izquierda, y los Liberales, que insisten en que se debe realizar una investigación de más alto nivel (superior al Gremio de Control Parlamentario).

Los Verdes enfatizan que los espías actuaron a espaldas del BND y del gobierno de Schröder y que suministraron las coordenadas de al menos 11 objetivos militares, algunos de los cuales fueron bombardeados. Sin embargo, los Verdes deben ir con pies de plomo porque una investigación más profunda podría salpicar a uno de sus líderes, Joschka Fischer, quien fue ministro de Asuntos Exteriores del anterior gobierno. El programa televisivo Panorama y el diario Süddeutsche Zeitung señalaron que las operaciones de los dos espías tenían "el visto bueno" de Fischer, que encabezó marchas de protesta contra la guerra de Irak, pero los Verdes han rechazado esta acusación.

"Este es el más duro golpe para la democracia alemana y para su credibilidad dentro y fuera del país, porque no sólo afecta a la administración anterior de Schröder que gobernó con Fischer y los Verdes, sino que también mina la credibilidad de los dos grandes partidos que cumplen sólo tres meses de gobernar en coalición bajo el liderazgo de Angela Merkel. Los alemanes se sienten defraudados con sus gobernantes y no sabemos a dónde llevará a Alemania esta profunda decepción popular", dijo a SEMANA Wilfried Schlootz, analista político de la Universidad Libre de Berlín.

Los expertos también contemplan la posibilidad de que este escándalo sea fruto de las rivalidades entre los servicios secretos de Estados Unidos y Alemania, ya que las fuentes originales de la información son agentes norteamericanos. El pueblo alemán considera insuficientes las explicaciones dadas por el gobierno de Merkel y pide una investigación del más alto nivel, pero es improbable que el 'frente nacional' de socialdemócratas y democristianos acceda a someterse a un mayor desgaste político.