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Eduardo Cunha. | Foto: A.P.

BRASIL

Por fin le llegó el turno al verdugo de Dilma Rousseff

Irónico. El artífice del impeachment contra la presidente brasileña terminó tras las rejas por corrupción y lavado de dinero.

22 de octubre de 2016

El juez ordenó detener al antiguo presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, como medida preventiva mientras termina su juicio porque sus “repetidas acciones criminales” lo convierten en “un peligro para la sociedad”. Cunha, a quien muchos llaman el Frank Underwood brasileño por ser tan corrupto como el protagonista de la serie de Netflix, hizo una apuesta peligrosa y perdió. Las autoridades lo acusaron de participar en el escándalo de lavado de dinero conocido como Lava Jato, relacionado con el desfalco de Petrobras, una acusación contra la que el exdiputado ha peleado ferozmente. Incluso se dice que impulsó el impeachment de Rousseff para vengarse porque la presidenta no lo defendió. Cunha empezó el revolcón en la política brasileña. Y ahora se vio él mismo arrastrado por el remolino que causó.