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| Foto: EFE

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Egipto entra en su séptima jornada de protestas

Decenas de miles de personas se vuelven a congregan en el centro de El Cairo, en medio de una convocatoria a una huelga general. La apuesta del gobierno de Hosni Mubarak parece ganar tiempo y cansar a los manifestantes.

Alianza BBC
31 de enero de 2011

Decenas de miles de personas están saliendo a las calles de Egipto para una una séptima jornada de protestas antigubernamentales.

Los manifestantes, que también convocaron a una huelga general y están organizando una multitudinaria marcha para el martes, siguen exigiendo la salida del presidente del país, Hosni Mubarak, en el poder desde hace 30 años.

Después de haber estado ausente durante la mayor parte del fin de semana, la policía volvió a salir a las calles, lo que podría traducirse en nuevos enfrentamientos.

Pero más que por la represión, el gobierno parece estar intentando ganar tiempo, apostando a un eventual cansancio de los manifestantes.

La televisión estatal egipcia publicó el domingo una carta enviada por Mubarak a su nuevo primer ministro, Ahmed Shafiq, en la que le pide impulsar cambios constitucionales y reformas políticas a través del diálogo social con otros partidos.

En la misiva, Mubarak también pide modificar las políticas económicas para contrarrestar el alto desempleo y favorecer la creación de trabajos, uno de las principales preocupaciones que sufre la población egipcia.

Según los corresponsales de la BBC, sin embargo, el único cambios que los manifestantes parece estar dispuestos a aceptar es la salida de Mubarak del gobierno.

Plaza Liberación

El domingo, la mayoría de la multitud congregada en la plaza de Liberación (Tahrir), en el centro de El Cairo, ni siquiera se inmutó ante la presencia de aviones de la fuerza aérea y helicópteros volando repetidamente a baja altura.

Y este lunes ya son al menos 50.000 las personas que se han congregado en la plaza, que se ha convertido en el símbolo de las protestas.

En el resto de la ciudad, sin embrago, las calles se muestran concurridas y las cosas parecen estar volviendo a la normalidad, dijo el enviado especial de la BBC a El Cairo, Tim Wilcox.

Y aunque para el martes está prevista la llamada "protesta de los millones" (de personas), también empiezan a notarse los primeros síntomas de desacuerdo a lo interno de la oposición.

Un vocero del principal grupo opositor del país, los Hermanos Musulmanes, dijo que su organización no aceptaba ser representado por Mohamed el Baradei, el Premio Nobel de la Paz egipcio a quien se le había pedido negociara con las autoridades la conformación de un nuevo gobierno de unidad nacional.

"La gente no ha nombrado a El Baradei como su vocero", le dijo el portavoz de los Hermanos Musulmanes Mohamed Morsy a la BBC.

"Los Hermanos Musulmanes son mucho más fuertes que El Baradei como persona y no aceptamos que él represente al movimiento", declaró.

Transición ordenada

Mientras, la presión internacional aumenta para lograr algún tipo de resolución.

Tanto el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, como la secretaria de Estado, Hillary Clinton, apuntaron a la necesidad de una "transición ordenada" para un futuro democrático en Egipto utilizando el lenguaje más fuerte que se ha empleado hasta el momento.

Y las protestas en Egipto estarán también en lo alto de la agenda de la reunión de cancilleres de la Unión Europea prevista en Bruselas este lunes.

China por su parte hizo un llamado a una vuelta al orden. "Egipto es amigo de China y esperamos que la estabilidad social y el orden volverá a Egipto lo antes posible", afirmó el canciller chino el domingo.

Mientras, la primera de las autoridades israelíes en pronunciarse sobre la crisis de Egipto fue el presidente Simón Peres, quien este lunes expresó su apoyo a su homólogo Hosni Mubarak.

"No todo lo que hizo fue correcto, pero hizo algo que todos le han de agradecer: mantuvo la paz en Medio Oriente", dijo el también Premio Nobel de la Paz, según la Radio del Ejército de Israel.

Impacto economía

Las protestas han dejado dejado un saldo de al menos 100 personas muertas y miles de heridos desde que comenzaron el martes.

Y el regreso de la policía en las calles fue justificado como una respuesta a las denuncias de saqueos.

Los disturbios también están teniendo un claro impacto en la economía egipcia, más allá del cierre de tiendas y negocios y de la huelga general convocada.

Este lunes Nueva Zelanda se unió a una lista creciente de países advirtiendo a sus ciudadanos que eviten en la medida de lo posible viajar al país mientras otros como Estados Unidos, Japón o China se disponen a evacuar a sus ciudadanos.

El turismo es un sector vital de la economía egipcia responsable de entre el 5 y 6% del Producto Interior Bruto (PIB).

La fábrica de autos japonesa Nissan anunció que detiene la producción en su planta egipcia al menos durante una semana y ha instado a los empleados no nacionales a abandonar el país.

Los mercados globales son igualmente propicios a reaccionar. El índice japonés Nikkei cayó en la apertura de la bolsa de Tokio debido a que los disturbios en Egipto llevaron a los inversores a rehuir los activos más arriesgados.