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Miles de manifestantes en El Cairo insisten en la dimisión del presidente Hosni Mubarak. | Foto: EFE

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Egipto: Mubarak, cada vez más solo

Decenas de miles de personas le exigen en las calles a Hosni Mubarak que abandone la presidencia de Egipto. Y sus viejos aliados también lo están presionando.

Alianza BBC
4 de febrero de 2011

Mientras miles de manifestantes piden en Egipto la salida inmediata del presidente Hosni Mubarak, algunos de sus más importantes aliados también presionan para un rápido cambio de gobierno.
 
Estados Unidos, que ha respaldado al mandatario egipcio durante sus 30 años en el poder y que contó con su apoyo en la Guerra del Golfo, se está preparando para un mundo después de Mubarak.
 
El jueves, la secretaria de Estado de EE.UU., Hilary Clinton, instó al gobierno egipcio a entrar "de inmediato en negociaciones serias sobre una transición pacífica y ordenada".
 
Y poco después, el diario estadounidense The New York Times reveló que el gobierno de Barack Obama estaba diseñando "una propuesta para que el presidente Hosni Mubarak dimita inmediatamente y pase el poder a un gobierno de transición encabezado por el vicepresidente Omar Suleiman con el apoyo del ejército egipcio".
 
Ni la Casa Blanca ni el Departamento de Estado han rechazado directamente la información.
 
"El presidente dijo que ahora es el momento de comenzar una transición pacífica, ordenada y significativa, con negociaciones creíbles e incluyentes", le dijo a la BBC el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU., Tommy Vietor.
 
"Hemos debatido con los egipcios una serie de vías para impulsar ese proceso, pero todas las decisiones las debe tomar el pueblo egipcio", añadió.
 
La Unión Europea y Rusia
 
Este viernes también tiene lugar en Bruselas, Bélgica, una cumbre de los líderes de la Unión Europea, y el tema de Egipto le ha restado prioridad a otros puntos de la agenda.
 
"Esperamos que las fuerzas de seguridad egipcias velen por que haya demostraciones libres y pacíficas en este viernes decisivo", dijo al llegar a la reunión la canciller alemana, Angela Merkel.
 
La mandataria añadió que los 27 jefes de estado y gobierno analizarán "cómo la Unión Europea puede contribuir a una transición ordenada, pacífica y democrática en Egipto, así como en Túnez".
 
Por su parte, el primer ministro británico, David Cameron, dijo que las medidas tomadas hasta ahora por el gobierno de Mubarak "no han satisfecho las expectativas del pueblo egipcio" e instó a los líderes de la UE a expresar su apoyo unánime a una "transición ordenada".
 
El premier italiano Silvio Berlusconi fue uno de los pocos que ofreció una opinión diferente. El mandatario italiano aseguró que es importante que Mubarak siga en el poder durante el período de transición.
 
"Mubarak ya anunció que ni él ni sus hijos se presentarán a las próximas elecciones y confío en que pueda haber una transición hacia un régimen más democrático sin una ruptura con un presidente como Mubarak, que siempre ha sido considerado en Occidente, con Estados Unidos a la cabeza, como el hombre más sabio y el punto de referencia preciso para todo Medio Oriente", dijo.
 
La víspera, el presidente de Rusia, Dimitri Medvedev, conversó con Mubarak por teléfono y le dijo que espera que la crisis se resuelva pacíficamente, dentro del marco de la ley y "con prontitud", según informó el Kremlin.
 
¿Qué pasará en el Medio Oriente?
 
En su primera entrevista desde que comenzaron las protestas, concedida a la cadena estadounidense ABC, Mubarak aseguró que le gustaría renunciar pero dijo que esa decisión podría desatar el "caos" en el país.
 
Según él, el grupo opositor Hermanos Musulmanes está detrás de la violencia de los últimos días.
 
Sin embargo, diversos analistas señalan que culpar a los Hermanos Musulmanes y decir que no hay otras alternativas viables a su gobierno ha sido una de las estrategias clave que le permitieron a Mubarak consolidar su poder durante tres décadas.
 
No obstante, Mubarak no es el único preocupado por lo que podría significar su eventual salida del poder.
 
El mandatario egipcio ha sido durante mucho tiempo el más importante aliado árabe de Israel.
 
El miércoles, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, le dijo al parlamento de su país que los disturbios en Egipto podrían desestabilizar al Medio Oriente "durante muchos años".
 
Según él, el resultado podría ser "una batalla" entre los demócratas y los islamistas radicales.
 
Este viernes, el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, un enemigo declarado de Israel, dijo que "los israelíes están más preocupados por estos acontecimientos que los propios funcionarios fugitivos de Túnez y Egipto".
 
Según él, los israelíes "saben que si Egipto abandona su alianza con ellos y encuentra su propia posición (en el mundo) tendrá lugar un gran fenómeno en la región. Las predicciones de nuestro imán (el ayatolá Jomeini) se harán realidad".
 
Jamenei -quien comparó las protestas con la revolución iraní liderada por Jomeini en 1979, a la que siguió la instauración de un régimen islámico- también advirtió que "el despertar del pueblo islámico egipcio es un movimiento de liberación islámico".
 
Por lo pronto, los líderes de otros países de la región, al ver las barbas de los mandatarios de Túnez y Egipto arder, han puesto las suyas en remojo y han prometido cambios radicales en sus países.