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Egipto: Washington y Mubarak en rumbo de colisión

La decisión del presidente egipcio de seguir en el cargo abre las puertas de la confrontación con su aliado, Estados Unidos.

11 de febrero de 2011

El gobierno de Estados Unidos hizo en la noche de este jueves su más dura crítica al presidente de Egipto, Hosni Mubarak, luego de que en una nueva alocución este último insistió en permanecer en el poder hasta septiembre.

La Casa Blanca considera "ambiguo" el lenguaje usado por Mubarak y aseveró que la transferencia de poderes "debe ser explicada rápidamente".

La afirmación se refería al anuncio de Mubarak de transferir más poderes a su vicepresidente, Omar Suleiman.

Según el comunicado, el presidente Barack Obama cree que "al pueblo egipcio se le dijo que había una transición de autoridad, pero no está todavía claro si esta transición es inmediata, significativa o suficiente".

En su declaración, el mandatario estadounidense pidió por primera vez el levantamiento de la ley de estado de excepción que rige en Egipto desde hace 30 años, en una señal de que la Casa Blanca empieza a tomar distancia del que ha sido un aliado crucial en el Medio Oriente.

Ese enfrentamiento pareció empezar a dibujarse cuando desde El Cairo Mubarak advirtió que los poderes extranjeros no deben "dictar" a los egipcios qué es lo que deben hacer en el manejo de la crisis política iniciada hace ya 18 días.

Washington sube el tono

"Creo que el gobierno de Estados Unidos ha decidido que Mubarak tiene que irse", le dijo a la BBC Larry Korb, especialista en defensa del Centro para el Progreso Estadounidense, un instituto de diseño de políticas públicas de Washington.

Korb estima que tras los cambios que se han producido en la diplomacia estadounidense a lo largo de la crisis, Washington ve necesario "un Egipto democrático". "Estamos dispuestos a vivir con las consecuencias de lo que sea que los egipcios quieren".

En Estados Unidos parece no gustar la posibilidad de un golpe de estado en el que los militares asuman el poder.

Sin embargo, muchos reconocen que "lo que pase en Egipto parece estar cada vez más en manos de los militares", según le dijo a BBC Mundo, Ken Gude, también del Centro para el Progreso Estadounidense.

Palanca militar

Las fuerzas armadas son una a de las instituciones mas respetadas del país y aunque han estado tras todos los gobiernos fuertes que ha tenido la república egipcia desde 1952, son considerados como los garantes de la soberanía.

Los militares egipcios tienen lazos cercanos con el Pentágono -que les aporta US$1.300 millones anuales- por lo que muchos creen que podría presionar a El Cairo sin que se perciba que impulsa una salida militar o trata de manipular la eventual transición.

Pero el gobierno de Obama tampoco quiere dar la impresión de que es uno de los factores que mantiene oxigenado a Mubarak, un mandatario que cada vez luce más desconectado de sus conciudadanos.

"El trabajo de Obama se ha hecho todavía más difícil. Ellos han tratado de caminar en la cuerda floja de apoyar un viejo aliado en la región y claramente estar al lado de la población en el "lado correcto de la historia", dijo Gude a BBC Mundo.

Para Gude la volatilidad de la situación podría conducir a la violencia por parte de los manifestantes, frustrados por el empecinamiento de Mubarak, o por parte de las Fuerzas Armadas, si recibieran la orden de reprimir las manifestaciones".

Sin embargo, Gude estima que lo que pase en Egipto tendrá consecuencias fuera del país y podría afectar las relaciones de Washington con otros gobiernos.

Peleas entre aliados

Algunos no creen descabellado que a partir de ahora pueda empezar a verse un enfrentamiento directo entre Estados Unidos y Mubarak, alguien que hasta hace tres semanas era un aliado confiable y estable en la región.

Pero con su manejo de la coyuntura, Mubarak parece estar perdiendo respaldos no solo en la Casa Blanca, sino, quizá más importante aún, en el Congreso, donde se autorizan los fondos de ayuda que aportan los estadounidenses.

El senador republicano John McCain, presentó el jueves un comunicado criticando "el profundamente desafortunado y problemático anuncio del presidente Mubarak" y asegurando que los egipcios no esperan "una transferencia parcial del poder o ajustes menores al actual gobierno".

McCain, quien es miembro del Comité de Fuerzas Armadas del Senado, dijo apoyar totalmente las demandas populares y advirtió que "cada día que pasa sin que estas sean satisfechas crece la posibilidad de que este esperanzado llamado a cambios pueda ser explotado por elementos violentos o extremistas".

Washington "observador"

Los eventos en Egipto parecen haber dejado al gobierno estadounidense en el papel de simple "observador" de los acontecimientos, pese a esa palanca militar que algunos dicen que debería ejercer.

Este jueves, cuando se conoció la posibilidad de que Mubarak presentara su renuncia, el Director de la Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) Leon Panetta, hablaba en una comparecencia en el Congreso en la que inevitablemente se habló de la crisis egipcia.

"Yo tengo la misma información que ustedes tienen" dijo Panetta al Comité de Inteligencia y era que "hay una fuerte posibilidad" de que Mubarak renunciara en las próximas horas.

Las declaraciones de Panetta llevan a muchos a dudar de la capacidad de los servicios de inteligencia de prever el desarrollo de los problemas en Egipto y, en última instancia, de la capacidad real de Washington de influir en el rumbo de los acontecimientos.

Mucho se habla de la "palanca" que representaría la ayuda militar, pero esa herramienta ya se mostró poco efectiva cuando en el pasado la Casa Blanca pidió a Mubarak acometer reformas democráticas en su país.