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El actor clave

La paz en Israel depende sobre todo de una organización que ha sido calificada de terrorista: Hamas.

7 de julio de 2003

La semana pasada el grupo radical palestino Hamas, responsable de los atentados terroristas más sangrientos de la Jihad palestina contra Israel, sorprendió al mundo cuando anunció la suspensión de sus actividades de lucha. Su decisión llegó en el marco de las negociaciones de la hoja de ruta para la paz en Oriente Medio, una estrategia impulsada por el presidente norteamericano George W. Bush para acabar con el enfrentamiento y que culminaría con la creación de un Estado palestino. Al poco tiempo del llamado a tregua de Hamas otros grupos, como la Jihad islámica y Fatah (brazo armado de la OLP de Yasser Arafat), convinieron a su vez un cese al fuego durante tres meses. Al poco tiempo empezó a hablarse del rápido avance de las negociaciones de paz. Las tropas israelíes abandonaron Belén y algunas ciudades de la franja de Gaza fueron ocupadas de nuevo por la policía de la Autoridad Palestina.

A pesar de ello los gobiernos israelí y estadounidense se mostraron desconfiados de la actitud de Hamas. Varios funcionarios y expertos advirtieron en el diario Yediot Aharonot que la tregua, o Hudna, era en realidad una victoria para Hamas. Que ésta le permitiría fortalecerse para futuros ataques y que, en cambio, le ataba las manos al ejército israelí, que ya no podría realizar actividades defensivas sin parecer un violador del cese al fuego. Por su parte la consejera para la seguridad nacional estadounidense, Condoleezza Rice, insistió durante una visita a la región en que Hamas debía ser desmantelada totalmente como condición para avanzar en el proceso de paz.

El problema es que el primer ministro palestino, Mahmoud Abbas, también conocido como Abu Mazen, acepta la hoja de ruta pero se niega reiteradamente a tomar medidas militares contra Hamas, que además de poderío militar tiene una enorme popularidad entre los palestinos. El prefiere negociar un acuerdo de todas las milicias palestinas alrededor de los puntos de la hoja de ruta. Este camino podría abrirle un espacio importante a Hamas dentro de un futuro Estado palestino.

Lo único claro del desacuerdo es que Hamas se ha convertido en un protagonista decisivo para el fracaso o la victoria de la hoja de ruta para la paz. ¿Cómo ocurrió esto? Para empezar, por la popularidad de que goza Hamas entre los palestinos. Si los demás grupos sólo se decidieron a aceptar la tregua que les proponía Abu Mazen hasta que Hamas lo hizo es porque hoy en día se trata del grupo con mayor favorabilidad entre la población palestina, un apoyo incluso mayor que el de la Autoridad Palestina. Según una encuesta del Centro palestino de investigaciones y encuestas el índice de favorabilidad de Abu Mazen no ha hecho más que descender desde que, en un discurso reciente, se refirió a la resistencia a la ocupación como "terrorismo" y no mencionó el tema del derecho al retorno de los refugiados palestinos. En cambio 68 por ciento de los encuestados dijeron que Hamas tenía el desempeño más positivo, seguido del líder de la autoridad palestina Yasser Arafat.

El apoyo a Hamas se debe en parte a que sus atentados responden a los deseos de venganza de muchos palestinos del común. "Hamas es un movimiento muy popular que es visto como patriótico y dispuesto a actuar en lugar de hablar", dijo a SEMANA Glenn Robinson, de la Rand Corporation. Pero, sobre todo, Hamas es popular porque su brazo político cumple con toda una serie de servicios sociales que le corresponderían al Estado. En efecto, la base de apoyo a Hamas se teje en sus mezquitas, en sus escuelas y, sobre todo, en las instituciones de beneficencia que cumplen funciones en que las que la Autoridad Palestina falla, como los servicios de salud.

Estas actividades son tan importantes que muchas veces están financiadas por países de la Unión Europea y vecinos árabes como Egipto. Recientemente el jefe de la Comisión Europea, Reiko Kemppinen, se negó a la presión estadounidense para declarar terrorista al brazo político de la organización y la Unión Europea rechazó el pedido de Estados Unidos de prohibir todas las actividades de Hamas en la región. Kemppinen explicó que Hamas mantiene programas sociales en territorios palestinos que merecen ser apoyados.

Pero por esta misma razón la aceptación de la hoja de ruta puede ser un arma de doble filo para la organización. Una vez el plan arranque y las condiciones de vida de los palestinos mejoren, gracias a una mayor inversión social en los aspectos en que la Autoridad Palestina fallaba, la popularidad de Abu Mazen podría despegar, mientras que el apoyo a Hamas probablemente decaería. En últimas es posible que el gobierno israelí tenga razón en desconfiar de una organización que tiene el poder de desestabilizar con un atentado cualquier proceso de paz.

Según explicó a SEMANA el cofundador de Judíos por la Paz en Palestina e Israel, Joshua Ruebner, Hamas ha desempeñado un papel crítico en el curso del proceso de paz desde los años 90. Así, durante la campaña electoral israelí de 1996, una cadena de atentados suicidas atribuidos a Hamas ayudó a voltear la opinión pública hacia el derechista Benyamin Netanyahu, cuyas políticas como primer ministro fueron desastrosas para el proceso de paz y para el pueblo palestino. "La habilidad de Hamas para descarrilar cualquier proceso de paz mediante actos de violencia hace que sea de vital importancia que tanto Israel como la Autoridad Palestina hagan todo lo posible para poner freno a sus actividades", dijo Ruebner.

No obstante en la aceptación de la tregua también puede verse un cambio en el movimiento. Dentro de Hamas podría estarse dando un distanciamiento de sus ideales de fundación, en los que se hablaba del deber religioso de luchar hasta que toda la Palestina histórica fuera liberada y de acabar hasta con el último judío escondido en la última piedra de la Tierra Santa. Cuando el mes pasado el movimiento condenó los atentados de Al Qaeda en Riad algunos analistas vieron síntomas de una nueva flexibilidad y moderación. Así mismo, el llamado a tregua parece el fruto de un reciente pragmatismo político esperanzador para la paz. Hamas sabe que no puede derrotar a Israel y que la hoja de ruta es vista con optimismo por su base de apoyo. Por eso podría estar usando su poder de negociación actual para ganarse un puesto en un futuro Estado palestino.