Home

Mundo

Artículo

EL CASO DEL "VIGILANTE" DE NUEVA YORK

Dispara contra cuatro asaltantes y se convierte en héroe popular.

11 de febrero de 1985

Alto, huesudo, Bernhard Hugo Goetz es un ingeniero electrónico norteamericano de 37 años, de ésos que aparentan no ser capaces de matar una mosca. Hace unos días, este hombre estuvo a punto de ser asaltado, o mejor, estaba siendo asaltado por cuatro muchachos negros en un atestado vagón del temible subway de Nueva York. Con toda calma, el buen Goetz sacó de su chompa de invierno un reluciente revólver calibre 38 y lo disparó a placer contra los muchachos. Esperó entonces que el carro llegara a la estación y escapó. Poco después el ingeniero se entregó a la Policía de New Hampshire, ante la cual admitió haber sido el autor de los balazos a los jóvenes atracadores. "Ustedes no se imaginan lo que es ser una víctima", dijo en ese momento, visiblemente compungido.
Aunque los policías podían no saber cómo es eso de ser asaltado, mucha gente pronto dio muestras de que la cosa sí era con ellos. Cuando Goetz fue trasladado a Nueva York, irrumpieron manifestantes con pancartas que pedían la libertad del "vigilante" calificativo que de inmediato algunos diarios le dieron a Goetz. Esto fue sólo el preludio de una espontánea cascada de apoyo a la acción del tímido y temible ingeniero, por parte de miles de personas que aplaudían y glorificaban su acción. Miles de cartas pidiendo que le fueran retirados los cargos llegaron hasta los funcionarios que están al frente del caso. Otras personas emprendieron la creación de un fondo para costear los gastos de la defensa del "vigilante" y hasta un club de tiro de la ciudad nombró a Goetz su "ciudadano del año" y donó mil dólares para su defensa. Otro gesto de solidaridad con el hombre fue la aparición de un enorme graffiti, en una avenida de Manhattan,que dice: "Power to the vigilante !N.Y. loves ya!". (Poder al vigilante, Nueva York te ama).
Otro sector, con ideas diferentes al respecto, también comenzó a movilizarse. Preocupado por la acción de Goetz, Gene Russianoff, consejero legal de una organización que trata de hacer más seguro y limpio el subway de esa ciudad, dijo, por ejemplo: "Es muy malo tener atracadores y ladrones allá abajo, pero si cientos de ciudadanos comienzan a armarse podría ser algo realmente terrible. El subway no es un tinglado para "El Padrino" y la gente no debe actuar como si lo fuera".
Y así la polémica continúa en todas partes. En bares, restaurantes, oficinas, la gente no se pone de acuerdo aún si lo de Goetz fue un caso de "vigilantismo" (hacer justicia por propia mano con alegadas "buenas intenciones"), o uno de simple defensa personal. Los que critican la acción de Goetz señalan que él se excedió, pues bien pudo haberse dado cuenta, antes de disparar, que los jóvenes negros estaban desarmados. Otros responden a esto citando a los mismos asaltantes quienes admitieron (ninguno de ellos murió) que llevaban destornilladores afilados en el momento de abordar al ingeniero. Algunos insisten en que allí hubo "elementos de venganza" pues meses antes Goetz había sido asaltado en una ocasión.
El hombre al menos no parece estar tratando de ocultar sus verdaderas intenciones durante la balacera. Después de entregarse a la Policía, reveló que él no había sentido miedo físico inmediato antes de abrir fuego, que lo que hizo lo hizo a ciencia cierta y que lo realizó con tranquilidad. Indicó que el quiso no herir sino matar a los cuatro (dos de ellos recibieron impactos por la espalda) y que no dejó de disparar sino hasta cuando se le agotaron las balas.
Aunque sobrevivieron, las víctimas quedaron mal heridas. Una de ellas quedará paralizada de por vida, de la cintura para abajo. Esos jóvenes vivían en los sectores más pobres del Bronx, un sector tradicionalmente turbulento y peligroso. Todos tenían trayectorias delictivas. Trataron de justificar su acción declarando que sólo intentaron pedirle a Goetz cinco dólares "para ir a jugar en una pantalla de video". Lo que nadie explicó fue qué le hubiera pasado al ingeniero si hubiera estado desarmado. William Raspberry, un columnista del Washington Post se preguntaba en estos días si el "vigilantismo" es legítimo cuando no impera la ley, "La gente apoya la ley pues entiende que la sociedad no puede funcionar sin ella. Pero cuando la gente se convence de que la ley ya no es capaz de protegerlos a ellos sino que sólo protege a aquellos que la desafían -ya sea a los matones callejeros, a los asalta-bancos, o a los terroristas internacionales- el apoyo a la ley desaparece".
Nueva York es una ciudad con un promedio diario de cinco asesinatos y 220 robos a mano armada, y con un sistema de subway viejo, gigantesco y peligrosísimo. En 1984 solo hubo allí 8 asesinatos, 19 mujeres violadas, 209 hurtos, 838 asaltos, 5.458 robos, 5.565 grandes atracos y otros 794 delitos. La gente está hastiada de esa situación.
Por lo pronto el ingeniero electrónico de gatillo rapido ha sido llevado a una celda especial en Rikers Island, donde comparte muros con los más famosos asesinos de la ciudad, incluido Mark Chapman, el asesino de John Lennon, y con Christopher Thomas, quien está acusado de haber liquidado a 10 personas el año pasado en la masacre de Palm Sunday. Goetz no parece estar muy afanado por salir ya que rechazó el otro día la oferta de dos ciudadanos de pagar la fianza de 50 mil dólares que le han fijado los jueces. "Prefiero arreglar la cosa a mi manera". dijo él quien ha sido formalmente acusado de cuádruple intento de asesinato y de portar un arma de fuego sin licencia. Quienes iban a donar esa crecida suma son dos personas que han sido asaltadas, una en Nueva York y otra en Orlando.
Y mientras la gente sigue discutiendo si Goetz es un héroe o un villano, el caso de éste ha logrado deslizarse por todas partes y ha adoptado formas novedosas. En el "Cateway Inn", un bar elegante de Brooklyn, por 5 dólares usted puede tomarse un trago que se llama "El vigilante". Consiste en un coctel tipo Screwdriver (destornillador) con cuatro disparos de vodka. La mitad de las ganancias de ese drink irán a engrosar los fondos para la defensa del flaco ingeniero Goetz.